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La caída a la carretera de parte de un muro de las antiguas escuelas de Castrejana, entre Alonsotegi y Zorroza, dio a primera hora de este miércoles un buen susto a trabajadores y residentes, aunque a estos últimos no les sorprendió del todo. «Lo ... veíamos venir», señaló a mediodía la presidenta de la asociación de vecinos, Aurora Freijo, quien apuntó que llevan cinco años solicitando al Ayuntamiento de Bilbao que haga algo con este antiguo inmueble municipal.
Hace un mes colapsó parte del tejado, por lo que el Consistorio ya había iniciado los preparativos para un derribo que iba a arrancar a finales de esta semana. El desplome imprevisto del muro se produjo hacia las 9.40 horas y obligó a cortar la carretera en ambos sentidos hasta las 20.40 horas, cuando se ha dejado abierto uno de los dos carriles con paso alternativo regulado por semáforos. También hizo que la empresa responsable del mantenimiento de edificios del Consistorio bilbaíno, a cargo de la demolición, adelantara los trabajos.
Este miércoles, cinco operarios y dos excavadoras iniciaron el derribo controlado, empezando por la cara que da a la carretera, y continuarán en los próximos días con él. «Es un trabajo muy técnico que no requiere muchos medios humanos», señalaron los responsables, que explicaron que el personal estaba en el perímetro del edificio cuando el muro se vino abajo.
Algunos vecinos relataron que el hundimiento se produjo cuando se iba a retirar el andamio que desde hace tiempo protegía la fachada. «Estábamos en la calle y hemos escuchado bum, bum, bum… se ha levantado una polvareda y se ha ido la luz de las casas», describieron Roberto Fernández y Jonathan Jiménez. A mediodía volvió la corriente.
Hace un mes los dos vecinos habían presenciado la caída de parte del techo, que «llevaba tiempo combado». «Esta vez pensábamos que había pillado a alguien. Hemos visto a los trabajadores y estaban blancos», contaron. La empresa aclaró que se estaban preparando para desmontar el mecanotubo, pero aún no habían quitado nada.
Los vecinos celebraron la ausencia de heridos. «Ha sido un milagro que no pasara nadie. Por aquí circulan todo el rato coches y muchos ciclistas, y más con el atasco de este miércoles en la autopista. Yo misma me he metido por esta carretera para evitarlo», afirmó la presidenta de la asociación. Freijo añadió que en la misma zona hay una parada de autobús que utilizan los niños para ir al colegio. «Mi hija lo había pillado ahí mismo un poco antes» añadió Jiménez.
Cuando finalice el derribo, el Ayuntamiento tiene previsto habilitar una zona de esparcimiento. El colegio cerró hace cuatro décadas, y el Consistorio había mantenido varias reuniones con los vecinos para decidir su futuro. «Yo voy a cumplir 50 años y las escuelas las cerraron cuando tenía 8», recordó José Carvallo, un antiguo alumno. Con posterioridad, una trabajadora de la escuela vivió allí, sin hacer arreglos, hasta hace unos diez años.
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