Extranjeras con alma bilbaína
Solidaridad ·
El Ayuntamiento celebró ayer la quinta edición de los premios que reconocen a las Mujeres MigrantesSolidaridad ·
El Ayuntamiento celebró ayer la quinta edición de los premios que reconocen a las Mujeres MigrantesHan contribuido de manera significativa a la vida social, económica y cultural de Bilbao. Así lo reconoció ayer el Ayuntamiento de la villa en la quinta edición de los premios al reconocimiento de las Mujeres Migrantes. Pero el objetivo de este galardón va más allá: ... se trata de promover el empoderamiento femenino, la creación de lazos de solidaridad, generar conexiones entre las integrantes y los ámbitos, e impulsar el proceso de inclusión y autonomía con mujeres referentes.
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Kateryna Kaminska llegó a Bilbao en 2014 huyendo de la invasión en Crimea. «Pese al pánico y el miedo, estamos ya acostumbrados a ver las armas y los tanques, pero ahora tenía un hijo y quería un lugar seguro para él». Una vez aquí, decidió ayudar a otras personas migrantes creando la organización UkraniaSos. «Empezamos ayudando a 15 personas y ya vamos por 4.000». Kaminska subraya que no quieren vivir de subvenciones, «queremos ser útiles, trabajar». «Una sola persona no puede cambiar las cosas, pero una comunidad sí», dice al agradecer el premio Mujer agente comunitaria.
Silvia Zúñiga lleva más de 15 años como activista lesbo-feminista. Vive en Bilbao desde 2018, villa que le ha otorgado el galardón a Mujer política: «Ojalá pudiera recibir este premio en Nicaragua, pero lamentablemente con la dictadura actual es imposible, y mujeres como yo nos hemos visto obligadas a exiliarnos». Su primera impresión de la ciudad no fue positiva: «La salida de mi país fue muy violenta, pero aquí tampoco hubo una acogida como la que te venden». Y por ello, Zúñiga se encarga ahora de acompañar a mujeres migrantes y de «acercar la realidad que vivimos y que está invisibilizada».
Graduada en Periodismo, Esther Ogunleye se propone abrir espacios para las personas negras. Nacida aquí, sus padres nigerianos no permitieron que perdiera su identidad: «Siempre me han dicho que mis raíces tienen que ir por delante y, por mucho que sea de Bilbao, soy una chica negra». Ogunleye, que además se dedica a diversas actividades de entretenimiento por la villa, es consciente de que a veces utilizan su imagen. «Cuando me llaman solo para tener una persona negra en la foto aprovecho para dejar mi granito de arena, para que cada vez sea más normal vernos en esos lugares».
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Oksana Demyanovych fue invitada a Bilbao por un familiar en 2004, y desde entonces decidió quedarse aquí. Fue en la villa donde se hizo voluntaria de las asociaciones de Chernobil, «donde aprendí mucho para crear mi propia entidad». Con la asociación Ucrania-Euskadi enseña a otros todos sus conocimientos y crea puentes entre ambas culturas. «Bilbao es una ciudad abierta, intercultural, un lugar donde hacer amigos». Demyanovych recibe también el premio a agente comunitaria recalcando el papel de las mujeres: «Ellas también están trabajando para sacar su país adelante, que no se nos olvide».
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