Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
H. Rodríguez
Domingo, 15 de octubre 2023
En el Gorbea pastan 10 rebaños de ovejas. Cuatro, en el lado alavés, cinco en el vizcaíno y el último anda por la zona denominada Gorbea Txiki. «Hace 20 años había 48, y hace tres lustros éramos 24. Esto se acaba». La negra predicción la ... hace Asier Urien, un pastor de 45 años de Zigoita. Cuida de 650 cabezas de latxa. El año pasado perdió una veintena por la acción del lobo. «Este año aún no me ha tocado pero a otros compañeros sí y sé que cualquier día será a mí», asume. Entre el cánido y su ganado están 10 mastines y 180 gps que le ayudan a tenerlo localizado. También muchas horas de vigilancia in situ. «Subo todas las mañanas y todas la tardes. Las cuento, las junto con ayuda de los mastines y vuelvo a casa. Aquí no hay horarios, ni derechos laborales y los costes son cada vez más altos», cuenta. Gasoil, comida, cuidados veterinarios de los mastines (unos 3 euros cada uno al día), los geolocalizadores o el pienso que da a las que que tiene bajo techo, hacen que sea complicado sacar beneficios. «Dicen que el lobo está en extinción, pero son las latxas y los ganaderos los que lo estamos. Esto es la ruina».
En Carranza, José Pérez charla con otros ganaderos. «Esta noche han matado 3 ovejas aquí al lado del pueblo», anuncia antes de desvelar que lo peor fue en verano. «Los ataques eran diarios. No sirven ni perros, –a una de las mías le destrozaron las orejas una noche– ni que las traigamos a las fincas de cerca de las casas. Es una sangría constante», relata. En poco tiempo su otrora abundante rebaño ha menguado considerablemente. «Antes atacaban, se hacía una batida y listo. Pero ahora con las normas esas que han aprobado no se les puede tocar. Ellos, en cambio, sí que pueden dejar a mis ovejas con las tripas colgando. ¿Dónde está ahí la ley de bienestar animal?», se pregunta con simple y llana lógica. De fondo sus compañeros claman contra una situación que califican de «venganza». «Quieren acabar con nosotros, que en los pueblos solo quede mierda. Hay sitio para lobos, jabalíes, venados y maleza, pero no para nosotros o nuestros rebaños. Cuando no estemos a ver qué leche beben y qué queso comen en las ciudades», augura Pérez.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.