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Al principio, uno siente algo de apuro al preguntar a los vecinos de la comarca vizcaína de Uribe por 'eso del cielo rosa'. ¡A ver si no tienen ni idea del fenómeno y nos toman por locos! Pero pronto queda claro que por aquí no ... queda nadie que no esté enterado de esa singularidad que tanto intriga a los espectadores desprevenidos: en estas semanas previas a la primavera, la noche se suele teñir de un rosa intenso, irreal, misterioso. Y las imágenes y el desconcierto se difunden a toda velocidad por las redes.
«La primera vez que lo vi fue hace un año o así. ¡Ahí va la hostia, que se ve el cielo rojo!, dije. Mi mujer hasta sacó una foto. Lo primero que pensé fue que se estaba quemando algo en Arrieta», evoca Jesús, residente en Gamiz, que destaca también «los amaneceres rojos, rojos». En el vecino Fruiz también están al cabo de la calle: «La verdad es que no sé cuánto tiempo lleva, yo no hace mucho que lo vi. Me pareció bonito, precioso, y entonces no sabía lo que era», apunta una trabajadora del Ayuntamiento, que también destaca que se trata de una cosa «de Arrieta». En aquellos primeros momentos de sorpresa, hubo quien pensó en auroras boreales e incluso, cómo no, en ovnis a lo 'Expediente X'.
Pero la explicación es mucho más prosaica, claro: se trata del reflejo de las luces 'led' empleadas en unos invernaderos para el cultivo de tomates. «Es una manera de adelantar un poquitín, de hacerles pensar que estamos ya en mayo o junio cuando seguimos en febrero o marzo», aclara un agricultor. Arrieta comparte cielos rosas con pueblos de todo el mundo (de Canadá a Australia) donde se emplea esta misma tecnología, e incluso hay un fotógrafo alemán que se dedica a tomar imágenes aéreas de estas instalaciones iluminadas.
«No siempre es igual de llamativo: cuando hay niebla, por ejemplo, el efecto es mucho mayor», precisa Aitor Agirre, el alcalde de Arrieta, que ya se ha acostumbrado a que le pregunten por esto. ¿Cómo se lo tomó la gente cuando empezó? «Hay un poco de todo. Hubo quien lo vio como cosa normal y otros se sorprendieron. Hay gente encantada y otros que vinieron a preguntar, preocupados por el efecto en los insectos o las aves. Está generando turismo, porque ha venido gente de otros pueblos para verlo», sonríe el regidor. Con ocasión del último partido de Copa en San Mamés, muchos del pueblo compartieron la imagen del estadio envuelto en luz rosada: «En Bilbao han puesto un invernadero como los de Arrieta», bromeaban.
En el único bar de la localidad, lo que más les choca es la curiosidad de los forasteros: «¡La peña flipa mucho! -exclama el encargado, Aitor-. Aquí ha sorprendido que los demás se sorprendan».
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