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Unir las dos márgenes de la ría mediante una gran infraestructura no es algo nuevo. Es una idea recurrente de la que se ha hablado ... en varias ocasiones a lo largo de las últimas tres décadas. Se han barajado diversos proyectos: puentes móviles, un cajón subterráneo, una pasarela para el tranvía... La primera noticia ya concreta que se tiene del subfluvial de Lamiako se remonta a mediados de 2018. En estos últimos cuatro años, los responsables de la Diputación han ido desgranando algunos detalles sobre el proyecto. Pese a ello, el anuncio del pasado miércoles de Unai Rementeria, desvelando la incorporación de un ferrocarril a la futura galería para coches, generó cierta sorpresa.
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En gran medida porque el diputado general avanzó que esa lanzadera ferroviaria unirá las líneas 1 y 2 del metro, a través de las estaciones de Las Arenas y Sestao. Un planteamiento que se había dejado caer en alguna ocasión pero siempre de una forma imprecisa. En un discurso que sonó a despedida y legado (Rementeria no optará a la reelección), el máximo responsable foral calculó un coste final de 600 millones de euros, casi 200 más de lo que se había dejado entrever hasta ahora desde el Palacio foral.
Pese a esta elevada suma de dinero, la Diputación está convencida de las ventajas y de la mejora en la calidad de vida que supondrá este proyecto para los vizcaínos. Aporta una serie de argumentos y datos. En resumen y como veremos más adelante, presenta el subfluvial como un remedio infalible contra la congestión, no solo de Rontegi, sino de toda la red viaria del Bilbao metropolitano. Y plantea, además, que se optimizarán los recorridos y los tiempos de viaje (lo que supondrá una reducción de las emisiones contaminantes) e, incluso, se sacarán hasta 500 coches al día de la carretera.
Carlos Alzaga
Decano ingenieros
Las reacciones al anuncio no se han hecho esperar. Hay voces, como la de los ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, que aprueban el proyecto sin fisuras. Lo califican de «excelente» noticia. Una oportunidad. Otros expertos no lo ven tan claro. No dudan de que la infraestructura mitigará los embotellamientos y mejorará en parte los tiempos de viaje. Por ahí no van las objeciones. Las críticas, en realidad, se centran más en la concepción misma de la idea. Creen que «más carreteras llaman a más coches» y que el gran beneficiado será el vehículo privado, en un contexto en el que las políticas públicas «deberían centrarse en la descarbonización, en robustecer el transporte público y limitar el uso del automóvil». En definitiva: que es una fórmula del pasado, dicen.
El consultor Oier Martínez Violet lo sintetiza de la siguiente forma: «Una fotografía en blanco y negro habría sido perfecta para presentar este proyecto porque es muy de los 90. Creo que ahora hacen falta otro tipo de políticas». El otro aspecto que se pone en cuestión es su rentabilidad social. 600 millones darían para construir varias líneas de metro, por ejemplo, en un momento de dificultad económica y crisis energética, apuntan.
Oier Martínez Violet
Profesor de Movilidad
Entrando al detalle, la Diputación asegura que horadar el subfluvial es una necesidad imperiosa. En palabras de Imanol Pradales, responsable foral de Infraestructuras: «Urge una alternativa a Rontegi, porque es el punto más vulnerable de la red viaria vizcaína». Por el puente que enlaza Barakaldo y Erandio circulan a diario 150.000 coches. El nuevo proyecto prevé desviar 51.000. Muchos de estos vehículos podrán recorrer menor distancia para llegar a su destino y lo harán, además, en menos tiempo. En sólo 3 minutos cruzarían la ría, cuando ahora se tardan unos 15, si no hay tráfico.
El decano de los ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Euskadi, Carlos Alzaga, hace hincapié en el aspecto del tiempo ahorrado. «Puede parecer que son solo un puñado de minutos por conductor. Pero en realidad hay que multiplicar esos minutos por el número total de usuarios, lo que da una asombrosa cifra de tiempo con la que aumentar la productividad y generar un impacto muy positivo para la economía y la sociedad», sostiene. Alzaga también destaca que lo que va a hacer la Diputación es «una inversión y no un gasto», porque «hay toda una industria detrás de la construcción de una carretera» y muchos empleos generados.
Imanol Pradales
Diputado de Infraestructuras
Iosu Ramírez es socio director de la consultora especializada en movilidad Leber, que ha asesorado, por ejemplo, al Ayuntamiento de Bilbao a la hora de tomar decisiones como reducir la velocidad a 30 kilómetros por hora en la ciudad. Este ingeniero informático mantiene el discurso con el que lleva avisando a los políticos desde hace varios años: «Haz una carretera nueva y se te llenará de coches». Ramírez cree que el tráfico solo se reducirá si se incomoda a los conductores. «Fortalecer el transporte público por sí solo no basta», alerta. «Sólo tomando medidas que desincentiven el coche, que muchas veces serán impopulares, se podrá avanzar hacia otro tipo de movilidad». Y, en ese contexto, cree que el subfluvial empuja en sentido contrario. «El tiempo lo dirá pero puede haber un efecto llamada».
Martínez Violet es todavía más rotundo. «El subfluvial es una oda al coche, en un momento en el que deberíamos pensar en todo lo contrario», sostiene este profesor de Movilidad en el Centro Superior de Diseño de Cataluña. Martínez Violet cuestiona incluso la introducción de la lanzadera en el proyecto. «Es un 'greenwashing' (lavado de imagen ambiental) porque el número de personas que se beneficiará (en 2019 hubo 7.601 desplazamientos diarios en suburbano entre ambas márgenes) parece reducido y ya cuenta con metro». A su juicio, se podrían hacer proyectos «más rentables socialmente» con esos 600 millones, como rematar la Línea 4, por ejemplo.
David Hoyos
Profesor UPV
David Hoyos, profesor de la Facultad de Economía y Empresa de la UPV/EHU, cree que construir el subfluvial es «apagar un fuego con gasolina» porque, en primer lugar, «es necesario tener en cuenta las importantes emisiones asociadas a la construcción del túnel y, en segundo término, porque la emergencia climática obliga a trasvasar masivamente viajeros y mercancías de la carretera al transporte público y al ferrocarril y esta obra contribuirá no a disminuir sino a aumentar el tráfico global de Bizkaia». Y añade que la inclusión de la lanzadera ferroviaria puede responder únicamente a una estrategia para acceder a fondos europeos. «Estamos hablando de ayudas Next Generation para afrontar los retos de las transiciones ecológica y digital. Y claro, invertir en una carretera convencional para aumentar el tráfico de vehículos y camiones tiene poco de transición ecológica».
51.000coches prevé captar el futuro subfluvial. Además, la lanzadera de tren podría beneficiar a unas 5.000 personas al unir directamente las estaciones de Las Arenas y Sestao.
48meses de trabajo serán necesarios para construir el túnel bajo la ría.
3minutos es lo que se tardaría en cruzar la ría por el subfluvial en coche y 4 en tren.
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