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«Tengo varios nombres en la cabeza para candidata a diputada general de Bizkaia y a lehendakari. Y espero verlo». La reflexión la ha hecho, esta misma semana, en vísperas de la movilización feminista del 8-M, la mujer con más poder del PNV, Itxaso Atutxa ... , presidenta del 'aparato' vizcaíno. Y viene a cuento porque, en una de las comunidades autónomas con un discurso público más avanzado sobre igualdad de género y más escorada al centro izquierda en el eje ideológico -por no hablar del ancestral matriarcado vasco-, las mujeres han brillado por su ausencia en los principales cargos institucionales de Euskadi. Y no es de ahora, sino que -atención al dato-, desde la instauración de la democracia en 1979 ni una sola fémina ha tenido en sus manos el bastón de mando ni en Ajuria Enea, ni en ninguna de las tres diputaciones ni en los ayuntamientos de las capitales vascas.
En cuarenta años ha habido en Euskadi seis lehendakaris -contando al presidente del preautonómico Consejo General Vasco, Ramón Rubial-, cinco diputados generales de Bizkaia, ocho de Gipuzkoa, nueve de Álava, ocho alcaldes de Bilbao, seis de San Sebastián y cinco de Vitoria. En total, 47 cargos ejecutivos de primera fila desde que Euskadi dejó atrás la Transición. Todos hombres. Paradójicamente, la última mujer que voló tan alto fue Pilar Careaga, alcaldesa de Bilbao... en el franquismo.
Aunque la masculinización de los cargos públicos de mayor relumbrón no es un fenómeno vasco -tampoco ha habido ninguna presidenta del Gobierno-, son pocos los casos similares a Euskadi en el panorama autonómico. Solo Murcia y Asturias no han visto en cuarenta años ni presidentas ni alcaldesas de capital de provincia. En Cantabria tampoco hasta muy reciente fecha, pero la marcha de Iñigo Gómez de la Serna al extinto Gobierno de Rajoy dio entrada a la primera mujer con vara de mando en Santander, Gema Igual.
La cuestión ha sido diferente en el Legislativo vasco, donde, sobre todo a raíz de la aprobación en 2005 de la Ley de Igualdad -auténtico buque insignia de los mandatos de Ibarretxe- y la obligatoria paridad en las listas, las mujeres han tenido mayor visibilidad. De los 75 parlamentarios actuales, solo 35 son hombres y, además, la Presidencia del Parlamento vasco, que han ostentado siete personas diferentes, ha estado en manos de mujeres desde 2005. Izaskun Bilbao, Arantza Quiroga y Bakartxo Tejeria han sido las tres últimas presidentas de la institución y, por lo tanto, segunda autoridad del país. También ha habido mujeres al frente de las mesas de las Juntas Generales en los tres territorios. En la actualidad, tanto en Bizkaia (Ana Otadui) como en Gipuzkoa (Eider Mendoza) son mujeres las que dirigen los debates.
El panorama no tiene visos de dar un vuelco a medio plazo porque los candidatos con más opciones de repetir al frente de las principales instituciones son hombres. Es cierto que, si se echa un vistazo a las candidaturas de los cinco partidos con representación parlamentaria para el 26-M, Euskadi sí late al ritmo de los tiempos. De los treinta aspirantes que encabezan las planchas a las tres Juntas Generales y a Bilbao, Vitoria y San Sebastián, diecinueve son mujeres, entre ellos una transexual, la 'número uno' de la lista de Podemos en la capital guipuzcoana, Aitzole Araneta.
Pero quienes más opciones tienen de renovar sus respectivos mandatos son los actuales alcaldes y diputados generales. Su partido, el PNV, lo explica porque todos ellos han completado una sola legislatura (aunque Markel Olano ya había sido diputado general entre 2007 y 2011) y su buen rendimiento electoral aconsejaba que volvieran a encabezar la lista. Lo mismo sucede con el lehendakari Urkullu, un seguro para el PNV, que tiene muchas opciones de repetir como cabeza de cartel en las autonómicas de 2020.
Los partidos lo explican por el sesgo masculino de los usos y costumbres de la política vasca -horarios y lugares de reunión incluidos-, por las dificultades que encuentran para incorporar a mujeres en puestos 'de salida' ante las dificultades para conciliar, pero también por el machismo latente que, en muchos casos, reconocen en sus propias organizaciones, libres de establecer o no sistemas de cuotas o listas cremallera.
El dato es sorprendente en una comunidad autónoma que aspira a ocupar los primeros puestos del ránking europeo de igualdad de género y donde las instituciones, con el Gobierno vasco a la cabeza, promueven iniciativas potentes para reducir, por ejemplo, la brecha salarial. En el último informe del Eustat sobre el Índice de Igualdad de Género (IIG), -de 2018 sobre datos de 2015-, Euskadi seguía a la cabeza de Europa, solo por detrás de Holanda y los países nórdicos, aunque las mayores desigualdades se observaban en el indicador 'poder', donde, si 100 es la igualdad completa, Euskadi se situaba en 52,9 puntos. Acotado al 'poder político', el dato era algo mejor (80,4), aunque la brecha de género se agrandaba al analizar la representación gubernamental.
La nula presencia de mujeres en los principales cargos institucionales vascos en cuarenta años de democracia tiene su contrapunto en las direcciones de los partidos vascos, donde, aun siendo espacios fuertemente masculinizados, la visibilidad femenina es mucho mayor. En la actualidad, la única líder de entre las cinco formaciones vascas con representación parlamentaria es la secretaria general del PSE, Idoia Mendia , la primera mujer en ocupar el cargo en un partido que hunde sus raíces en la lucha obrera desde hace más de un siglo y, por lo tanto, de tradición eminentemente masculina. Los socialistas vascos sitúan a otra mujer al frente de su ejecutiva alavesa, Cristina González .
Mendia no es, sin embargo, la primera fémina al frente de un partido en Euskadi. La pionera fue Begoña Errazti, que accedió a la presidencia de EA en 1999. De hecho, la historiadora, nacida en Barakaldo, fue la primera mujer en liderar un partido con representación en el Congreso de los Diputados. Siguió su estela la donostiarra María San Gil , que permaneció al frente del PP vasco entre 1999 y 2002, un puesto en el que su sucesora fue otra mujer, Arantza Quiroga.
Podemos sí ha contado con liderazgo femenino en Euskadi - la anterior secretaria general del partido morado, Nagua Alba- a diferencia de la izquierda abertzale. Tampoco el PNV, aunque desde 2013 la presidencia de la organización territorial más potente por influencia política y número de afiliados, la vizcaína, es Itxaso Atutxa.
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