«Esperé a que muriese mi amama para salir del armario y no decepcionarla»

- ¿Cuántas veces le llamaron marica en el colegio?

- No tengo el recuerdo de haber sufrido ese tipo de agresiones, quizá alguna vez sí, pero no porque tuviese un comportamiento más feminizado.

- ¿No tenía pluma?

- No soy consciente de haberla tenido, quizá tenga más ahora.

- ¿Sufrió bullying?

- Tampoco. Sí que es verdad que de pequeño sentía que no cumplía la norma al no atraerme las chicas. A mí no me 'llamaban'.

- ¿Cuándo supo que le gustaban los chicos?

- Hubo una etapa de mi vida en la adolescencia que me lo negué incluso a mí mismo. Buscaba seguramente excusas para no abordar mi condición sexual.

- ¿No quería ser gay?

- No es que no quisiera ser gay. Es que entonces carecía de referentes que me explicasen por qué no me podían gustar los chicos. De hecho, salí bastante tarde del armario.

- ¿Por qué?

- Me costó mucho. Soy hijo único y tenía mucho apego a mi amama, sobre todo a la ama de mi aita. Vivíamos al lado y ella me crio. Quería que no supiese mi condición sexual para no decepcionarla.

- ¿Qué le llevó a pensar así?

- No sé si consciente o inconscientemente confesé mi homosexualidad cuando ella murió.

- ¿Qué pensaría hoy su amama?

- Me seguiría queriendo igual y lo hubiese asimilado.

- ¿Cuándo se lo contó a sus padres?

- A los 21 años. Fue muy gracioso porque yo me fui a estudiar Ciencias Políticas a Madrid. Había tenido algunas experiencias con chicos, pero fui a Madrid a romper esa coraza. Me sentía enjaulado, como en una cárcel.

- ¿Lo logró?

- En mi cuadrilla ya lo sabían, pero temía que en Villar de Torre (La Rioja), pueblo donde veraneaba, se enterasen porque corrían en las redes sociales fotos mías en Chueca.

- ¿Qué temía?

- Mi mayor miedo era que alguien en las fiestas del pueblo se lo contase a mis padres y no se enterasen por mí. Tuve mucho más miedo a la reacción de mi aita que a la de mi ama.

- ¿Por qué?

- Supongo que los hombres somos menos emocionales y le veía más frío. Pensé que no le iba a gustar. Sin embargo, la reacción que tuve con él fue todo lo contrario de lo que esperaba.

- ¿Qué le dijo?

- Que no era lo que esperaba, pero que si a mí me gustaban los chicos, que adelante.

- ¿Y su madre?

- Se molestó muchísimo de no haberse enterado la primera y, sobre todo, de que en el pueblo ya lo supiesen. Le dije 'ama, siempre sois las últimas en enteraros'.

- ¿No se lo imaginaban?

- Nunca me dijeron nada. Ahora mi ama es mi mayor fan. Cuando no cumples la norma es muy complicado saber cómo va a reaccionar el resto. Al ser hijo único siempre me pesó la responsabilidad de tener descendencia. Se suele dar por hecho cuando se tiene un hijo que será heterosexual. Y no siempre es así. De joven solo me planteaba que con un chico nunca podría tener un hijo, al menos, biológicamente. Afortunadamente, ahora hay más formas .

- ¿Le gustaría ser padre?

- ¡Me encantaría ser aita!

- ¿Lo ha hablado con su pareja?

- Todavía no. Llevamos muy poquito juntos. Salimos desde hace un año o año y medio y estamos conociéndonos.

- ¿Es Bilbao una ciudad 'friendly'?

- Para mí es una ciudad amable con el colectivo LGTB. Vivimos, afortunadamente, en un entorno seguro.

- ¿Tiene miedo de posibles situaciones de odio, acoso o discriminación?

- Yo no diría miedo, pero sí que hemos tenido situaciones de homofobia no hace mucho. Me sorprendió que una jueza, por ejemplo, no incluyese el agravante de homofobia cuando un joven al que no le dimos un cigarro, nos llamó maricones a mí y a mis amigos y después me apretó fuertemente el brazo. ¡Eso también es una agresión!

- ¿Llegará el día en que no haya que celebrar el Día del Orgullo?

- Me gustaría. Seguramente el Orgullo se pueda seguir celebrando pero me preocupa el contexto internacional en el que nos movemos.

- ¿A qué se refiere?

- Estamos con un Milei (presidente de Argentina) diciendo lo que dice y con una Francia e Italia donde triunfa la ultraderecha. La institucionalización de ese discurso alienta y da alas a las agresiones homófobas.