El obispo Iceta durante una celebración horas antes del confinamiento. jordi alemany

«Ahora tenemos que esmerarnos en cuidar a nuestros mayores lo mejor que podamos»

Mario Iceta | Obispo de Bilbao ·

Censura el planteamiento «utilitarista» de algunos países europeos para atender en esta pandemia a los octogenarios en los hospitales

Viernes, 10 de abril 2020, 01:24

Mario Iceta preside estos días los más atípicos oficios de Semana Santa que se recuerdan. Sin procesiones, sin gente en las calles, con las iglesias vacías, pero manteniendo la esencia de la liturgia mientras la sociedad vizcaína, con el corazón encogido, busca referencias éticas a ... las que aferrarse en este tiempo oscuro. El obispo de Bilbao, que además es médico, habla del debate sobre la atención a los ancianos en los hospitales, del papel de la Iglesia y sus instituciones en un momento en que toda ayuda es poca y del precio, también personal, que un clero envejecido está pagando por servir a la sociedad.

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- ¿Qué supone para la Iglesia que este año no haya procesiones ni oficios con fieles?

- Los oficios se van a celebrar, pero no públicamente, sino de modo privado muy restringido y gracias a los medios de comunicación y redes sociales podrán ser participados de un modo diferente por los fieles desde sus casas. De este modo también podemos vivenciar lo que muchas veces decimos, que la familia es una Iglesia doméstica donde se hace presente el Señor.

- Una forma verdaderamente insólita de celebración.

- Ciertamente lo es, pero las circunstancias actuales y las disposiciones para evitar los contagios necesitan actuar de modo responsable. Con respecto a las procesiones, siguiendo la misma actitud responsable, no será posible celebrarlas sacando los pasos a la calle lo que muestra solidaridad y consonancia con ese vacío callejero que observamos estos días debido al confinamiento y el sacrificio de tantas familias que lo están cumpliendo admirablemente.

- En algunos lugares se están planteando trasladar las procesiones a otoño. ¿Tiene sentido?

- Cada cofradía tiene en sus estatutos los días y modos de celebrar sus estaciones de penitencia y pueden solicitar a la autoridad diocesana el permiso. La fecha sugerida por la Santa Sede hace referencia a dos fiestas que se celebran en septiembre: la exaltación de la Santa Cruz y la Virgen de los Dolores.

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- Para eso falta medio año.

- Pienso que la procesión de estos días consiste fundamentalmente en atender a los más desfavorecidos, servir y dar compañía de alguna forma a los que viven solos, colaborar en iniciativas de ayuda a los empobrecidos y a los enfermos, orar por los que sufren, por los enfermos y difuntos, mostrar afecto y consuelo a sus familias…

- La pandemia ha abierto un debate sobre el uso de los recursos sanitarios. ¿Es ético negar a alguien, normalmente ancianos, el acceso a la UCI con el argumento de que tienen pocas posibilidades de sobrevivir?

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- En primer lugar, quisiera mostrar mi agradecimiento a todos los profesionales de la salud, así como a las personas e instituciones que colaboran con ellos. Su labor entregada y altamente cualificada es impagable. En cuanto a la pregunta, y como nos recordaba estos días la Pontificia Academia para la vida, la edad no puede ser considerada como el único y automático criterio de elección, ya que si fuera así se podría caer en un comportamiento discriminatorio hacia los ancianos y los más frágiles. En el mismo sentido se ha expresado el Comité de Bioética de España.

- ¿Vale más una vida a la que queda recorrido probable de años que otra que, razonablemente, tiene menos futuro?

- Aquí también quisiera una palabra de agradecimiento a quienes cuidan de las personas mayores, al personal de las residencias y mi afecto, reconocimiento y ánimo a los ancianos, residentes y sus familiares. No os dejéis robar la esperanza, como dice el Papa Francisco. Pienso que a nuestros mayores les debemos todo lo que somos y tenemos. Sus vidas han sido un testimonio de amor y ahora tenemos que esmerarnos en cuidarlos lo mejor que podamos y devolver tanta entrega y sacrificio por nosotros.

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- ¿Eso significa que no deben ser automáticamente relegados en el acceso a los recursos en caso de que no haya para todos?

- En el mismo documento al que hacía referencia antes, la Pontificia Academia para la vida nos recuerda que las decisiones en la práctica médica no se pueden basar en una diferencia en el valor de la vida humana y la dignidad de cada persona, que siempre son iguales y valiosísimas. Las decisiones, partiendo de la igual dignidad de todas las personas, deben tomarse procurando siempre responder a las necesidades concretas del enfermo.

Ética reducida «a un cálculo»

- En Holanda han abanderado ese 'abandono' de los ancianos. ¿Tiene la Iglesia algo que decir?

- Esto tiene que ver con una concepción pragmático-utilitarista de la Medicina, donde la ética es reducida a un cálculo técnico de efectos beneficiosos tolerables o no en proporción a los efectos negativos o indeseables.

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- Es por lo menos singular que ese criterio se manifieste en un país que ha sido abanderado de derechos sociales.

- Pero es algo que ha calado muy profundamente si vemos, por ejemplo, la deriva que allí ha tenido el modo de tratar a los enfermos terminales o a las personas con enfermedades altamente discapacitantes. Para minimizar el impacto emocional que tal pensamiento utilitarista produce, se han introducido términos que pretenden disimular la evidente falta de humanidad que subyace en este planteamiento.

- ¿A qué se refiere?

- A que se habla por ejemplo de 'reglas de equidad', 'ampliación social de la utilidad', 'cálculo de felicidad social', 'mínimo ético', 'optimización distributiva de beneficios/costes'... construyendo un ropaje técnico que tapa importantes carencias éticas.

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- ¿El rechazo que esas medidas han producido entre nosotros se debe más a razones éticas, morales y religiosas o a un concepto de la familia que en el sur de Europa es mucho más profundo?

- La tradición cristiana ha dejado profundamente su huella en nuestra cultura. Nuestra tradición del sur de Europa es personalista más que utilitarista. La persona es un fin en sí mismo y por eso es valiosa con independencia de su estado de salud, sexo, edad, religión o cualquier otro condicionamiento. Los grandes principios humanistas de la tradición cristiana siguen vivos, pero como digo, de modo secular: la fraternidad, solidaridad, generosidad, igualdad, justicia, entrega, sacrificio, magnanimidad…

- Las cifras de audiencia de la misa en televisión muestran un fuerte aumento desde el confinamiento. ¿Han detectado que hay más personas que se están volviendo hacia Dios, que necesitan creer y recibir consuelo?

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- Quienes están en primera línea me comunican la gran demanda no solo de ayuda en cuestiones familiares, relacionales, económicas, sanitarias, de atención social, sino también una gran demanda de espiritualidad, de oración, de trascendencia, de meditación orante de la Palabra de Dios, de los sacramentos. La gente echa muchísimo de menos la celebración de la Eucaristía.

- ¿No hay otras razones vinculadas al consuelo, la búsqueda de una paz interior, una vuelta a las creencias quizás olvidadas?

- También se demanda mucho la unción de los enfermos, la oración y la bendición sobre los enfermos, la atención espiritual a familias que han perdido sus seres queridos y a ancianos y personas que viven solas. Y se percibe una mayor búsqueda de sentido trascendente por parte de jóvenes y de personas que han estado un tanto retiradas de las cuestiones espirituales y que esta situación les hace replantearse muchas cosas y el sentido profundo de la existencia.

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- ¿Qué puede ofrecer la Iglesia a esa gente que se dirige a ella?

- Nosotros no tenemos pastillas o recetas. Ofrecemos lo que somos y tenemos. Ofrecemos el testimonio de un Dios que es misericordia y está junto a nosotros en estos momentos difíciles y que sostiene la esperanza y nos fortalece para hacer frente a estos desafíos. Un Dios que ha tomado nuestra carne y se ha hecho uno con nosotros para ser fuente de vida, amor y esperanza. Nos hemos reinventado para seguir cuidando espiritualmente a los fieles y acercarnos a quienes dudan.

Disponibilidad

- ¿Ayuda espiritual o también algún tipo de ayuda material, no necesariamente económica?

- Queremos mostrar disponibilidad para con todos. Los sacerdotes y laicos de pastoral de la salud están desbordados en los hospitales y residencias. Colaboramos con nuestros recursos humanos y materiales en aliviar las necesidades de los empobrecidos. Seguimos atendiendo los comedores sociales con fiambreras. Hemos acogido en la casa de espiritualidad de Begoña a personas sin techo. Hemos ofrecido otros inmuebles para acoger a personas contagiadas o en cuarentena. Las siervas de María han ofrecido un edificio completo a las autoridades. Las congregaciones religiosas siguen a tope ayudando a familias, enfermos, sin techo, inmigrantes, excluidos.

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- ¿Todas las instituciones que dependen de la Iglesia siguen funcionando?

- La Fundación Gizakia sigue atendiendo a las personas con adicciones. El centro diocesano de familia Lagungo sigue acompañando a familias en crisis y sus servicios psicológicos atienden a personas con ansiedad y angustia. Los centros educativos siguen con su labor vía telemática. La pastoral penitenciaria refuerza su atención a los encarcelados ante la dificultad de visitas por parte de sus familiares…

- Estos días se habla mucho de los sanitarios, del personal de servicios esenciales que se arriesga para la atención de los enfermos y para que el país no se colapse. Pero se habla poco de la actuación de la Iglesia.

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- Cáritas y otras instituciones diocesanas han multiplicado su actividad. Me consta que la delegación diocesana de medios de comunicación sigue enviando noticias diariamente de todas estas iniciativas. Pero si se habla poco de ello, como usted dice, no está en nuestras manos, sino en todo caso en que los medios de comunicación den a conocer lo que se hace y que, además, ofrezcan la posibilidad de colaborar con todo lo que se está haciendo.

- Muchos sacerdotes están pagando además un precio en contagios. ¿Cree que la sociedad vizcaína, como la vasca o la española, es consciente de esa tarea?

- Como le decía, si no se da a conocer la ingente labor que se realiza, difícilmente se puede ser consciente de lo que se hace. Es una pena que se dedique atención a noticias de Iglesia que no dejan de ser secundarias, incluso me atrevería a decir anecdóticas, y en cambio no se reflejen los auténticos dramas humanos que están siendo atendidos eficazmente por las instituciones eclesiales.

- ¿Dispone de datos sobre sacerdotes contagiados o muertos?

- El miércoles falleció en Valladolid el padre Basilio, que fue párroco de Sopuerta durante diez años y hasta hace dos. Aquí no ha habido más muertes en el clero diocesano, gracias a Dios. Pero también han fallecido ocho hermanos menesianos en la comunidad que tienen en Santutxu. Con respecto a los contagios, confirmados ha habido cinco entre sacerdotes diocesanos.

- Con un clero muy envejecido, el riesgo que asumen es mucho mayor. ¿Ha hablado con muchos sacerdotes estos días? ¿Qué le transmiten?

- He podido hablar telefónicamente, ya que estamos confinados en casa. Me transmiten serenidad, esperanza, ganas de ayudar, ideas para poder hacerlo con las restricciones actuales, dolor por situaciones angustiosas y tristes a las que acompañan. Su comportamiento está siendo ejemplar y a mí me edifica y me emociona. Me suscita un sentimiento enorme de agradecimiento y ánimo.

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- ¿Qué valores pueden ser más relevantes cuando esto acabe?

- La pandemia no solo está afectando gravemente a la salud de tantas personas. También ha alterado profundamente nuestras vidas durante estas semanas en aras a impedir el contagio. Además, las consecuencias en el tejido familiar, social, laboral y económico las tenemos ya aquí. Estos días hemos visto grandes testimonios de generosidad y servicio, con fortaleza y paciencia actuando con responsabilidad y buscando el bien común. También hemos intentado sostener la esperanza con la conciencia de que entre todos podemos superar este desafío. Pienso que estos valores serán necesarios de modo particular cuando comencemos a retomar nuestra vida cotidiana.

Las frases

  • Afectados en bizkaia «Hay 5 sacerdotes contagiados y han muerto 8 hermanos menesianos»

  • Ayuda en la crisis «Colaboramos con todos nuestros recursos humanos y materiales»

  • El debate sobre las ucis «No se puede prestar atención médica a partir de diferencias de valor de la vida»

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