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La comunidad escolar de la escuela Maestro García Rivero, en el bilbaíno barrio de Atxuri, ha convocado mañana una movilización para exigir mejoras que hagan ... más amable el entorno y, sobre todo, garanticen la seguridad y la salud de los alumnos. Su reivindicación más inmediata pasa por ampliar la acera de la calle Atxuri, ganando un carril al tráfico (hay dos en sentido Miraflores y uno hacia el centro) y plantar varios árboles, de manera que formen una especie de muro verde que proteja a los alumnos del ruido y la contaminación de los vehículos cuando juegan en el patio.
Cada día, a la hora de entrada y salida de clase, los padres y madres de los estudiantes se organizan para cortar una de las calles laterales, por la que transitan tres líneas de autobús que tienen la cochera en el colindante muelle de Ibeni. Es la manera que han encontrado para garantizar la seguridad de los menores. Por el lateral derecho de la escuela discurre, a su vez, el trazado del tranvía. A ello hay que sumar el «peligroso» cruce de la esquina de Atxuri con Camino del Bosque por el tráfico de automóviles. Todo ello genera inquietud en los padres de este centro que acoge unos 450 niños y niñas de entre 2 y 12 años.
«Se supone que los vehículos deberían circular a 30 kilómetros por hora, pero no es verdad. Hemos pedido que se instalen radares para controlar la velocidad», explica a este periódico Aitziber Sagarminaga, miembro del AMPA. También pone el foco en la contaminación.
Las familias, de hecho, han encargado un estudio a técnicos de la UPV/EHU, Biogipuzkoa y Tecnalia para medir la calidad del aire que respiran sus hijos y el profesorado. En nueve de cada diez días analizados, las partículas dañinas superaban las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. Algo similar sucede con el ruido. «La burbuja de ruido y contaminación que rodea la escuela tiene una afección a nivel cognitivo de los alumnos, además de causar posibles problemas respiratorios», abunda esta ama.
Con este panorama, la comunidad escolar ha convocado para mañana una concentración en la que exigirán medidas urgentes que permitan a los críos disfrutar de un entorno más amable. Se trata de la segunda movilización en estos términos, después de la que convocaron el pasado año.
Eso, de puertas afuera. Porque también hay problemas en el interior del edificio, que data de 1923. Las ventanas, por ejemplo, «nunca» se han renovado y el patio trasero, que da a la Ría, está deteriorado. Al no contar tampoco con un espacio cubierto, los días de lluvia los chavales se agolpan en el hall del edificio, lo que genera un nivel de ruido considerable. Además, la sala de usos múltiples tiene «un problema de sobrecarga», lo que impide organizar actividades y extraescolares que impliquen carreras o saltos. Todo esto lo viene denunciando la escuela desde hace ya cinco años.
En este tiempo, han presentado varios informes tanto al Ayuntamiento de Bilbao como al Departamento de Educación. La obra más acuciante, la ampliación de la acera, depende del Consistorio bilbaíno. Fuentes municipales rechazaron ayer realizar declaraciones y se limitaron a señalar que están en contacto «permanente» con la comunidad de García Rivero para dar una solución a los problemas que plantean.
Las reivindicaciones
Exterior. Ampliación de la acera y colocación de arbolado para amortiguar el ruido y la contaminación. También piden utilizar el patio del centro de FP, la parte baja del parque y la estación que hay en el barrio.
Interior. Renovación de ventanas, arreglo del patio trasero, renovación de algunas aulas...
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