Josu Beraza y Agurtzane Uriarte, padres de Iurgi, el niño de 11 años fallecido al chocar su bici y un coche en mayo de 2020 en Aulesti. manu cecilio

«Que nos escuchen. Esto no es una pierna rota sino un niño muerto»

Los padres de un menor de 11 años fallecido al chocar su bici y un coche en Aulesti en pleno confinamiento recurren el archivo del caso

Lunes, 13 de diciembre 2021, 01:14

Era el «primer día que Iurgi (11 años) sacaba la bici» después de dos meses de confinamiento forzoso. «No es porque fuera nuestro hijo, pero era muy hábil, también con el patinete, y había aprendido a andar en esa barriada», explican sus padres, Agurtzane Uriarte ... y Josu Beraza. El pequeño sufrió un terrible accidente aquel 21 de mayo de 2020, justo cuando empezaba a permitirse a los ciudadanos salir del domicilio por tramos horarios, a hacer deporte o pasear. La bicicleta del crío chocó en una curva en pendiente de una pista forestal con un coche, un 'Seat Ibiza' gris, de un vecino de un barrio cercano que se estaba saltando el confinamiento. Ocurrió a las 20.38 horas en el barrio Zubero de Aulesti, a unos 150 metros de su caserío. Sólo el conductor del vehículo sabe cómo sucedió porque el niño no puede contarlo; murió a los pocos días en el hospital a causa del brutal golpe que sufrió en la cabeza al impactar contra la parte derecha de la luna del turismo.

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El hombre, de unos 50 años, cogió al pequeño «en volandas» y le llevó corriendo donde los padres con el ánimo de que le auxiliaran cuanto antes, aunque todos los manuales aconsejan llamar al 112 y no cambiar de posición al herido hasta que llegue la ambulancia. También movió la bicicleta del crío y su coche. Lo aparcó a 21 metros del punto del siniestro, aunque él asegura que del disgusto el coche se le fue marcha atrás.

El atestado de la Ertzaintza concluye que se trató de una «fatal desgracia» pese a reconocer que «no se pudo determinar la posición final de todos los intervinientes» porque había sido «variado todo el escenario» por lo «traumático del accidente y por la celeridad de socorrer al niño». Según el informe policial, en la inspección ocular realizada en el barrio Zubero «se analizó la anchura del pavimento y su estado, la situación del vierteaguas transversal y la vegetación de los bordes de la vía, entre otros, así como los desperfectos encontrados en los vehículos intervinientes». Según los padres de Iurgi, que ven «contradicciones y cosas raras», el vierteaguas y la maleza en la cuneta están donde el conductor aparcó no en el lugar de la colisión.

«No fue algo intencionado»

Agurtzane y Josu escucharon unos chillidos desde el caserío y salieron a ver lo que ocurría. «Lagundu, mesedez! (ayuda, por favor)». «Traía a Iurgi sobre el hombro. ¡Aita, es el niño!», le gritó Agurtzane a su marido. Y Josu salió «zumbando». «Tenía la cara desfigurada. Se veía que estaba muy mal». El conductor se lo entregó al padre en los brazos y colocaron al pequeño en una repisa, donde Josu le intentó reanimar. «Yo ya no veía otra cosa que no fuera mi hijo. No supimos ni cómo había sido el accidente. Entramos en estado de shock».

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El conductor se arrodilló delante de la madre. «Parkatu, Agurtzane! No he podido hacer nada», se justificó.

Dudas

«Él dice que circulaba a 10 o 20 por hora, pero a esa velocidad en cuesta se te cala el coche»

Los progenitores tienen claro que «no fue algo intencionado», aunque creen que se produjo «por su mala cabeza, porque no sabe ir despacio». «Siempre estaba haciendo trompos, siempre en la cuerda floja», lamentan. Han encargado a un perito un informe sobre el siniestro, que contradice el atestado de la Ertzaintza. El tramo está limitado a 20 km/h. En su declaración, el conductor asegura que circulaba a «10 o 20 por hora». «A esa velocidad en pendiente se te cala el coche», advierten los denunciantes.

El pequeño realizó tres frenadas con su bici antes de impactar contra una rueda del coche y salir despedido. Según el peritaje, que ha estudiado las estrías que se produjeron en el cristal delantero del coche al golpear el cuerpo del niño, en el momento del impacto el 'Seat Ibiza' circulaba al menos a 25 km/h y para entonces «ya tenía que haber frenado».

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El juzgado de Instrucción número 4 de Gernika ha archivado el caso, pero los padres de Iurgi, apoyados por la asociación vasca Stop Violencia Vial, han recurrido ante la Audiencia vizcaína con la «esperanza» de que «se investigue». «Sólo pedimos que nos escuchen. Con todas las dudas e incongruencias que hay no entendemos que no haya nadie que diga vamos a mirar aquí. Que confronten el atestado con nuestro perito. Esto no es una pierna rota, sino un niño muerto».

Al de pocos días del siniestro mortal, el conductor ya había reparado el coche y «ha seguido pasando con él por el barrio durante once meses». Se han cruzado con él cinco veces y «cada vez que le veo me da un cólico de riñón», dice Josu. El único consuelo que les queda es que «varios niños viven gracias a Iurgi y otros dos pueden ver». El dolor no les impidió donar sus órganos.

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