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La Ertzaintza baraja como una hipótesis probable que, además de las cuatro muertes de hombres que habían contactado con el sospechoso por redes de citas ... entre homosexuales, haya otros fallecimientos que podrían estar relacionados. Según algunas fuentes, se ha llegado a estimar que haya cuatro posibles casos más. En concreto, los investigadores están realizando un rastreo de atestados de los dos años anteriores al último homicidio, registrado en el Casco Viejo de Bilbao en octubre de 2021, cuando se sabe que el individuo se movía por la capital vizcaína.
Por el momento, sin embargo sólo se han judicializado cuatro muertes, como adelantó este periódico el pasado viernes. Hasta la fecha, en una de ellas, la que dio origen a esta investigación, una de las más complejas a las que se ha enfrentado la Policía autonómica, se han encontrado en el cadáver dosis de éxtasis líquido o GHB, que apuntan a un crimen por intoxicación.
En los otros tres casos, considerados inicialmente como muertes naturales al no encontrarse signos de criminalidad, se ha procedido ya a descongelar las muestras de sangre recogidas durante las autopsias. Estas se ultracongelan en una nevera a 80 grados bajo cero para ser utilizadas en ulteriores pruebas de paternidad o ADN, por ejemplo, si fuera necesario.
Con las mismas se va a realizar un cribado en busca de presencia de las conocidas como drogas de sumisión, entre ellas el éxtasis líquido. Este tipo de estudio sólo se encarga por ejemplo en las agresiones sexuales en las que se sospecha que las víctimas no eran dueñas de su voluntad por la ingesta de alcohol o de otras sustancias. Por protocolo, ante una muerte sin explicación, únicamente se completa un 'screening' de drogas de abuso, como la cocaína, el cannabis o las anfetaminas, entre otras de las más habituales. Tampoco se descarta que el resultado no resulte concluyente, ya que una de las características del éxtasis líquido, muy utilizado por delincuentes y en violaciones en Latinoamérica, es que se elimina de manera muy rápida, en cuestión de horas, del organismo. Cuando alguien se encuentra sedado con una de estas drogas, si se le taparan las vías respiratorias con un cojín o se le apretara la traquea, la muerte se produciría con más rapidez, lo que explicaría que no quedaran marcas de violencia.
Han pasado seis meses y medio desde que el pasado 18 de octubre de 2021 varios allegados localizaron el cuerpo sin vida de un hombre de 43 años en su domicilio del Casco Viejo bilbaíno. Los forenses del Instituto vasco de Medicina Legal no encontraron en el cadáver signos de violencia y los análisis de tóxicos dieron negativo, por lo que fue considerada una muerte natural. No es raro que un individuo de mediana edad pueda sufrir una muerte súbita por una cardiopatía no detectada, por lo que tampoco entonces saltaron las alarmas.
Días después, el 23 de octubre, sin embargo, un hermano de la víctima denunció ante la Ertzaintza que alguien había extraído distintas cantidades de dinero de la cuenta bancaria de su familiar después de la muerte, lo que apuntaba claramente a un robo. Fue entonces cuando se realizaron nuevas pruebas forenses que revelaron que podía tratarse de un homicidio por intoxicación de GHB. Los ertzainas averiguaron, además, que este hombre había quedado ese día en su domicilio con un individuo al que conoció a través de la web de citas Wapo.
Las primeras pesquisas realizadas por el Servicio de Investigación Territorial Criminal de Bizkaia (SICTB) destaparon inquietantes conexiones con otros tres fallecimientos registrados entre septiembre y octubre de ese mismo año, esto es, en sólo dos meses. Todos ellos eran hombres, homosexuales, según sus familias, y habían utilizado aplicaciones de contactos entre gays. En algunos, además, se habían detectado movimientos en las cuentas bancarias o transferencias de dinero cuando el titular ya estaba muerto.
Los investigadores se encuentran ahora frente al reto de encontrar pruebas que expliquen cómo murieron estos hombres, cómo les saquearon sus ahorros y, sobre todo, quién está detrás de estos hechos. Su misión pasa por localizarle y poner fin a su escalada delincuencial cuyos límites, por ahora, se desconocen. Y dar respuesta a las familias, que lloran la pérdida irreparable de sus seres queridos sin saber realmente qué les ocurrió.
Los ertzainas cuentan ya con un sospechoso, que arrastra otros antecedentes por estafas con tarjetas de crédito a parejas y exparejas. Esta persona ha dejado rastro de su paso en la capital madrileña y en localidades del Levante en los últimos años. Podría haber sustraído varios miles de euros a sus víctimas. Estas muertes y lo que pueden esconder han conmocionado a la comunidad homosexual, un colectivo muy vulnerable y que sufre continuos ataques en los últimos tiempos, y a la sociedad en general.
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