Estupor en el equipo femenino de fútbol de Erandio que entrenó el detenido por dos violaciones

La llave para esclarecer estos ataques fue precisamente la denuncia del padre de una jugadora del Betiko, de unos 14 años, que aseguró ante los agentes que su entrenador le había sometido a tocamientos y que le mandaba mensajes a través de las redes sociales. Por este motivo, los policías le investigaron y detuvieron en una primera ocasión el 17 de junio. Mientras permanecía en comisaría, uno de los ertzainas se percató de que el sujeto se parecía al retrato robot del supuesto agresor sexual de varias jóvenes de Leioa, al que buscaban desde hacía siete años. Por este motivo, se le pidió que aportara material genético (ADN), a lo que el varón accedió de forma voluntaria en presencia de un abogado.

Al cotejar el perfil con las muestras de semen que se conservaban desde 2015 y 2017 se encendieron las alarmas. Eran del mismo individuo. Este martes la Ertzaintza volvió a por él y, poco después, un juez de Getxo decretó su ingreso en prisión. La noticia cayó ayer como una bomba en la comunidad de padres, jugadoras, técnicos y directivos del Betiko Neskak. Es una entidad pequeña. Una «piña» de unos 100-120 miembros. Cuenta con siete escuadras, con futbolistas de entre 8 y 30 años. Y nadie sospechaba nada, aunque una madre confesó ayer a este periódico que «al final de temporada el ambiente estaba raro; había cierto nerviosismo pero nadie se esperaba esto, desde luego».

La directiva del club intentó ayer desvincular el nombre de la entidad de todo lo sucedido. Emitió un comunicado en el que aseguraba que, por una reestructuración interna tras la entrada de otro director deportivo, decidió prescindir de sus servicios el 11 de junio -«antes de los hechos» relatados por el padre de una jugadora-. Y sostuvo que los hechos denunciados «no se produjeron en el trancurso de ningún entrenamiento ni dentro de las instalaciones» del campo de San Lorenzo.

Es más, en la nota la directiva mantuvo que «no ha habido ni una sola queja ni se ha visto nada anormal en el comportamiento de dicha persona durante sus horas de dedicación al club, ya que de haberla recibido o haber visto algo anormal hubiera sido apartado desde el primer momento». Esta afirmación contrasta con lo que apuntan fuentes de la investigación, que manifiestan que el club decidió prescindir del técnico al haber detectado una actitud cuanto menos sospechosa.

El Betiko Neskak condenó enérgicamente los hechos y consideró que «personas de este tipo no tienen cabida dentro del club ya que consideramos que son una lacra para la sociedad y para el deporte». Por último, informó de que el arrestado sólo pasó una temporada en Astrabudua: desde «finales de septiembre hasta el 11 de junio» y que para tramitar su ficha de entrenador presentó un certificado de penales sin ningún antecedente por delitos sexuales. Este es un requisito obligatorio para todos aquellos profesionales que van a trabajar en actividades formativas con menores.