Luis Calabor

«Nos han salvado los sacos terreros»

La Ría volvió a desbordarse ayer en Erandio y Zorrozaurre sin causar grandes incidencias y la bajamar dejó estampas sorprendentes en el centro de Bilbao

Jueves, 19 de septiembre 2024, 19:26

Las mareas vivas alcanzaron este jueves su máxima expresión, tal y como estaba previsto. Superaron en algunas zonas los 5.04 metros de altura, es decir, 6 centímetros más que la anterior jornada. La Ría se volvió a desbordar en Erandio y Zorrozaurre, donde varios autobuses de Bilbobus tuvieron dificultades para continuar su trayecto en algunos puntos. No hubo, sin embargo, grandes daños y la alerta lanzada por Euskalmet desde hace días se quedó en eso, una alerta pero poco más.

Publicidad

La jornada sí dejó estampas sorprendentes sobre todo durante la bajamar, donde, por ejemplo, el cauce del Nervión a su paso por San Antón y el Casco Viejo dejó al descubierto gran parte del lecho del río. Más que la Ría, aquello parecía un riachuelo. Todo un contraste cuando, ya por la tarde, el agua saltó a algunas calles en Erandio y Zorrozaurre, los puntos más expuestos. Los amantes de la fotografía tuvieron un día de contrastes para disfrutar de lo lindo.

El momento de mayor tensión llegó en torno a las 18.00 horas. Miguel Ángel Álvarez, vecino del barrio bilbaíno oteaba el horizonte con la tranquilidad propia de alguien que ya tiene mucha experiencia en estos asuntos. Siempre ha aprovechado las mareas vivas para pescar angulas. «Al vivir en un segundo piso, nunca he tenido inundaciones, pero disfruto de la pesca. Un año llegamos con tres kilos a casa», recuerda.

Mientras él relataba sus anécdotas, otros residentes y paseantes capturaban la estampa desde diferentes ángulos. «He venido aquí a verlo todo, pero he tenido que dar la vuelta, porque el agua no paraba de subir», decía María Victoria García. Bajo la misma situación de sorpresa se encontraba Irati Larrazabal, estudiante de As Fabrik, el campus de la Universidad de Mondragon. «Vivo en San Ignacio y siempre voy andando, pero no sé si voy a poder llegar», lamentaba.

En Erandio la expectación era similar. La Ría se volvió a desbordar, pero sin grandes incidencias. El agua se filtró a la altura de la calle Obieta y en la de San Ignacio. Las autoridades municipales intentaron evacuarla abriendo las alcantarillas. Mientras tanto, los vecinos, que permanecían atentos a la evolución, se felicitaron de que el blindaje de la obra del muelle haya impedido que salieran grandes cantidades de agua a la carretera.

Publicidad

«Erandio se salva de una inundación gracias a los sacos terreros», remarcaba Mikel González. «Sin esa protección, estaríamos contando otra historia», destacaban los vecinos. La suerte estuvo del lado de los comerciantes de la calle Jado, donde la tranquilidad reinó. La topografía de la vía impidió que la Ría se extendiera, y ni una sola gota llegó a tocar la casi decena de terrazas que permanecían operando con normalidad.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad