«Que la enfermera antivacunas vuelva a ejercer es un evidente riesgo para la sociedad»

Por medio de un comunicado han mostrado su malestar, y han instado a Osakidetza «a evitar» que vuelva a ejercer su profesión, recordando que el caso sigue abierto en el juzgado de instrucción de Barakaldo, «y más cuando recientemente la Audiencia Provincial de Bizkaia ha rechazado los recursos planteados por la representante de la investigada».

Es por ello por lo que estas 42 familias, que se unieron para denunciar a la sanitaria, a la que acusan de «falsificación documental» por anotar vacunas no inoculadas en su historial clínico, de «malversación de caudales» por desperdiciar los sueros y de un delito contra la salud pública, no conciben que pueda volver a atender a pacientes en un centro sanitario.

«Consideramos que es un riesgo que esta persona pueda volver a ejercer», aseguraron, mostrándose «muy preocupadas» por los padres y madres de los menores a los que pueda atender. «Su vuelta supondría un riesgo para la salud pública, un evidente riesgo para la sociedad», remarcaron. Esta postura la manifestarán tanto ante el Juzgado de Instrucción como ante el Servicio Vasco de Salud.

La baja de esta enfermera, por estrés, fue concedida a finales de 2022, poco después de estallar el caso. Unas semanas antes varias familias que llevaban a sus hijos al centro de salud de Kabiezes presentaron quejas en Osakidetza por las actitudes «extrañas» de esta mujer. Algunos decían que les hacía comentarios en relación a los alimentos y los tratamientos «naturales», pero lo que realmente levantó sus sospechas fue que la sanitaria hacía el gesto de la vacunación de forma «muy rápida» y luego arrojaba de forma precipitada la jeringuilla a la basura. En su turno de trabajo, la mujer era la encargada de suministrar a unos 400 niños de la zona las inmunizaciones previstas en el calendario infantil. Entre ellas, las tres dosis de la hexavalente, una inyección contra seis virus y bacterias, la del meningococo y la triple vírica.

Salud abrió una investigación interna y se realizaron análisis serológicos a varios niños en los que se comprobó que algunos no tenían las defensas frente a los patógenos que debían tener por las vacunas. La investigación se amplió a más menores y se llevó al juzgado, donde todavía se encuentra. En una conversación con EL CORREO esta enfermera negó las acusaciones pero afirmó que las vacunas sobran. «Les puse lo que tenía que ponerles», aseguró.