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El lugar donde se han encontrado los restos. Ignacio Pérez

La Ertzaintza encuentra restos óseos de una persona en el vertedero de Zaldibar

Los forenses cotejarán el ADN de la tibia hallada en la zona de la báscula con muestras de Alberto y Joaquín, pero podrían tardar hasta una semana en tener los resultados

Domingo, 16 de agosto 2020

Entre tres días y una semana será el tiempo que se tardará en identificar a quién pertenece la tibia hallada este domingo en el vertedero de Zaldibar. Así lo ha confirmado el viceconsejero de Seguridad del Gobierno Vasco, Josu Zubiaga, en una entrevista en Radio ... Euskadi.

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La búsqueda de los restos de Alberto Sololuze y Joaquín Beltrán tuvo que ser detenida la pasada jornada por el hallazgo de «un hueso humano», aunque a primera hora del lunes se ha reiniciado. El equipo que excava y criba los residuos en la zona en la que se encontraba la báscula de la instalación localizó el resto óseo, una tibia, envuelto en un trozo de ropa.

El hallazgo se produjo hacia las cinco de la tarde y obligó a parar el trabajo para que pudiera intervenir a la Unidad de Policía Científica de la Ertzaintza, según explicaron el viceconsejero de Seguridad, Josu Zubiaga, y el director de Patrimonio Natural y Cambio Climático, Aitor Zulueta, en una rueda de prensa de urgencia celebrada pasadas las ocho de la tarde y que iniciaron «con un recuerdo para las familias, que llevan más de seis meses sufriendo la desaparición de sus seres queridos», informa Ainhoa Lasuen.

Ambos explicaron que ahora el siguiente paso es determinar mediante análisis de ADN si el resto encontrado corresponde a Beltrán o a Sololuze. «Se necesitarán varios días para obtener muestras del hueso y cotejarlas con muestras de origen de los dos desaparecidos para conocer los resultados y saber si pertenece a alguno de ellos», avanzaron. Los más de seis meses de excavación «han dado por fin un resultado visible», dijo Zubiaga. «En los análisis preliminares de la Policía científica y los forenses se ha determinado que lo encontrado es el resto óseo de una persona», explicó. Para encontrarlo, «ha habido que excavar más de 23 metros», el equivalente a la altura de «un edificio de 8 pisos», hasta alcanzar la báscula, debajo de cuya plancha ha aparecido.

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Las labores de búsqueda se reanudarán este lunes en la misma zona, «aunque de una manera más quirúrgica, con más cuidado, no como una excavación de obra como hasta ahora». Zulueta definió esta nueva fase como «arqueológica».

El hallazgo ha ocurrido cuando el área de búsqueda se ha reducido a una sola de las cuatro que se establecieron al principio, hace seis meses, cuando se barajaban diferentes posibilidades sobre dónde podrían encontrarse los dos operarios en el momento en que el vertedero colapsó, la tarde del 6 de febrero. Aquel día, miles de toneladas de residuos cayeron ladera abajo en dos direcciones. La menor de las lenguas de basura desembocó en la autopista, mientras que la mayor fluyó hacia un caserío cercano.

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Una zona difícil

Según todos los indicios, Joaquín Beltrán se percató de lo que iba a ocurrir, tuvo tiempo de avisar por teléfono a su sobrino, a su hijo y a otros trabajadores, y trató de alcanzar la báscula para alertar a Alberto Sololuze, que trabajaba allí. Por ello, este punto fue considerado como prioritario para la búsqueda desde un principio.

Pero también era el más difícil para acceder. El derrumbe había transformado el vertedero en una gran masa inestable que era necesario consolidar. Entrar directamente con las máquinas en la zona de la báscula suponía arriesgarse a desencadenar una avalancha de los restos que quedaban en la parte alta de la escombrera sobre los rescatadores.

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Por otra parte, los residuos habían sepultado los accesos y vías internas de la instalación, por lo que hubo que abrir unos nuevos que fuesen seguros. Existía también la posibilidad de que el alud de basura hubiera desplazado a las víctimas, y a la propia báscula, ladera abajo. Además se consideró que Beltrán podría haber sido alcanzado por el derrumbe antes de llegar a la báscula, cayendo hacia el lado del caserío. Esa ladera se convirtió en la zona de búsqueda 4.

La otra riada de basuras fue dividida en tres sectores, 3, 2 y 1, desde la autopista a la báscula, que han sido excavados en este orden a medida que se iba consolidando el terreno y se habilitaban nuevos accesos y caminos. Los trabajos se convirtieron en un progresivo acercamiento a la zona 1, la «zona caliente», la que más probabilidades tenía de albergar los cuerpos pero la más difícil.

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Las zonas 4, 3 y 2 se vaciaron sin resultados en cuanto al rescate de los cuerpos. El 6 de abril se dio a conocer que había sido encontrado el coche de Alberto Sololuze. Fue un hallazgo que hizo «recuperar la esperanza», según dijo en aquel momento un familiar de Beltrán. Desde entonces no ha habido nada más hasta este domingo, con el descubrimiento de esta tibia en la zona B1, bajo los restos de la báscula, la que ofrecía más posibilidades. «Y así ha sido», señaló Zulueta. El hallazgo parece confirmar que la búsqueda está llegando a su deseado final, la recuperación de los restos de Joaquín y Alberto.

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