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L. González / F. Montero
Domingo, 20 de agosto 2023, 00:26
La Ertzaintza mantiene abierta una investigación después de que en la madrugada de ayer se encontrara un cadáver en Artxanda. El Departamento de Seguridad corroboró ... que el cuerpo presentaba «evidentes signos de violencia». Según ha podido saber este periódico, todo apunta a que se trataría de los restos de un hombre descuartizado que se encontraban dentro de una maleta que había sido quemada en el edificio abandonado en el que durante décadas se ubicó el conocido restaurante Miramar. El inmueble se halla ahora lleno de escombros y pintadas y se ha convertido en un recurso habitual para personas sin techo y delincuentes que buscan algo de intimidad y que deambulan por este barrio alto de la capital vizcaína.
Fuentes policiales aseguran que los cuerpos de seguridad recibieron una llamada hacia la 1.30 horas advirtiendo de que se había desatado un pequeño incendio en la zona donde se encontraba el salón que durante mucho tiempo fue un hervidero de bodas, comuniones y bautizos, además de otras celebraciones familiares. Al parecer, en ese momento no se desplegaron efectivos hasta la zona por falta de patrullas, según las mismas fuentes. Desde la comisaría de Miribilla se oteó la zona y comprobó que las llamas no iban a más. Los vecinos aseguran que no es extraño que quienes se adentran en el inmueble abandonado hagan fuego. Los Bomberos han acudido más de una vez a la zona, explican.
La alerta se reactivó cuatro horas más tarde. A las 5.30 horas SOS Deiak recibió una llamada en la que un transeúnte aseguraba haber encontrado una maleta quemada en la que había un cadáver descuartizado. Patrullas se desplazaron al lugar, acordonaron la zona y comenzaron a revisar el inmueble. El caso quedó, en un primer momento, en manos de agentes de la comisaría de Erandio, que es a la que le corresponde cubrir ese enclave.
Miembros de la Policía Científica acudieron también a la escena del crimen y tomaron durante horas muestras del suelo y paredes. Hacia las tres de la tarde habían registrado ya más de cuarenta evidencias, aunque dado que es una estructura por la que pasan muchas personas sin recursos, no se puede determinar si todas tendrán que ver con este caso. El cadáver, después de que una jueza acudiera al lugar y levantara acta, fue finalmente trasladado hacia las once de la mañana hasta el Instituto Vasco de Medicina Legal, donde se le practicará la autopsia para tratar de averiguar las causas de la muerte, cuándo se cometió el asesinato e intentar identificar el cuerpo.
Agentes de policía, mientras tanto, tomaron declaración a los turistas que habían pasado la noche acampados en sus autocaravanas y a los pocos vecinos que residen en los alrededores. «Nos han preguntado si hemos oído algún tipo de ruido por la noche. Yo solo escuché una moto, sobre la una y media de la noche, pero unos chicos han comentado que oyeron una fuerte discusión y muchas voces más tarde», aseguró Esteban Algar, quien había dormido en su caravana con su familia.
El restaurante Miramar, en el que ayer se encontró un cadáver con signos de violencia, cerró por sorpresa hace cuatro años. Aquel edificio orgulloso y pensado para los días felices continúa en pie, pero es algo así como un espectro o el resto desfigurado de un naufragio.
Los vecinos de la zona explican que desde que este se vació, fue tomado por personas sin hogar. «Las peleas y las broncas por entrar en él son habituales, aunque en los últimos meses la situación se había relajado», aseguraba ayer un vecino que vive en una de las casas colindantes con el restaurante. Según cuenta, desde que el restaurante dejó de estar activo, la zona ha perdido «mucho atractivo». «De la noche a la mañana pasamos de tener familias celebrando sus días importantes a pasar miedo por volver a casa», aseguraban.
«No me sorprende que haya sucedido algo así. Todos los vecinos de Artxanda sabíamos que las condiciones en las que vivían en el Miramar eran infrahumanas», contaba María Gil, una de las vecinas. «Al final, un inmueble descuidado en una zona en la que la presencia policial es escasa solo puede derivar en que se reproduzcan este tipo de situaciones», lamentaba, mientras aseguraba «haber sentido miedo» al enterarse de la noticia.
En la zona en la que está el restaurante habitúan a instalarse varias autocaravanas de turistas para pasar la noche. El desconcierto cuando se encontraron la zona acordonada era total. «¿Cómo que un muerto? ¿Aquí? Nosotros nos dormimos y no nos dimos cuenta de nada», contaba Jordi Gómez, un catalán que pernoctó cerca junto a su familia.
Vecinos de Artxanda relataban asimismo cómo desde el cierre del restaurante Marimar en 2019, el edificio abandonado se ha convertido en lugar de paso para personas sin techo e inmigrantes. El inmueble ya fue saqueado hace un par de años. De hecho, este barrio alto se ha convertido en una zona de contrastes. Mientras los turistas abarrotan su parque y el mirador que ofrece espectaculares vistas de la capital, el cierre de muchos de los locales hosteleros da una imagen de abandono del resto del barrio.
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