Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Este lunes reabrieron sus puertas la mayoría de los 568 centros comerciales que hay en España con una serie de condiciones y con unos protocolos propios: la limitación del 30% del aforo de sus zonas comunes y del 40% en sus tiendas y establecimientos es ... la principal restricción. También está prohibida la utilización de las zonas recreativas (zonas infantiles y áreas de descanso). El uso de aseos familiares y salas de lactancia se restringe a una única familia.
El personal de cada centro presta especial atención a las zonas de escaleras mecánicas y a los ascensores (para uso individual o por unidad familiar). Se han habilitado recorridos de sentido único por los pasillos, además de un sinfín de pegatinas, flechas y todo tipo de llamativas indicaciones para que ningún cliente se despiste. Y en el aparcamiento, en general, estacionamientos alternos: uno sí, uno no.
Colas podían verse a primera hora en los accesos de El Corte Inglés de Bilbao, con un aforo ahora reducido a 4.016 personas, incluidos los trabajadores. Una persona provista de una tablet contaba uno por uno los clientes que entraban y salían para saber en tiempo real la ocupación. «Si se excede, se procede al cierre de los accesos», explicó Carmelo Lezana, director de Comunicación y Relaciones Institucionales de El Corte Inglés en Euskadi. En el suelo, a la entrada, grandes flechas rojas indicaban el sentido de la entrada y otras azules, el de la salida.
Y si alguien entraba sin mascarilla, se le interceptaba e impedía el paso. «Los probadores se limpian antes y después de su uso y las prendas que se prueban y se devuelven están sometidas a un proceso doble de desinfección, el planchado a vapor y la exposición a luz ultravioleta», detalló Lezana.
El trajín fue constante durante toda la mañana. «Hemos recibido a cinco clientes, poquitos, y sólo dos han hecho compra. La mayoría se dirigen hacia las escaleras, a la zona de moda. Una clienta nos ha pedido que le atendiéramos rápido porque se estaba agobiando al ver tanta gente en un sitio cerrado. Es un proceso que hay que pasar», indica Jennifer Gutiérrez, dermoconsejera en la firma Kielh's. Las hermanas Loli y Mari Carmen Rey evitaron la zona de la ropa y fueron «directas» a la sección de Juguetería. «Hemos comprado una muñeca Belly para mi nieta. Su cumpleaños fue el día 22 y no había podido cogérsela. Estábamos un poco angustiadas por si iba a haber aglomeraciones pero no las hemos sentido en ningún momento», comentan.
Julene y Esther, dos amigas de Zeanuri y Las Arenas, que también se acercaron a comprar «ropa y comida» después de haber estado en Zara. «Tenía que venir al dermatólogo y de paso he aprovechado para acortar una pulsera y coger una colonia, algo que no he podido hacer durante el confinamiento», señala la segunda. Se mostraron sorprendidas por la «cantidad de gente que lleva mascarilla».
En el Centro Comercial Zubiarte, las puertas de los accesos estaban abiertas de par en par para que los usuarios evitasen tocar marcos, barandillas, pomos y manillas. Ainhoa Berriatua, del equipo de limpieza, se encargaba de adecentar «todos y cada uno de los rincones», mientras que Ana, en el punto de información, atendía sobre todo preguntas sobre «qué comercios están abiertos y qué horario tienen». «Vengo con cierto respeto, la verdad, y veo que hay cierto control, si es que esto se puede controlar», advierte Cruz, vecina de la zona.
Raquel Conejo, gerente de Zubiarte, supervisaba la cartelería. «Es muy colorida, grandes arcoíris con mensajes optimistas»: 'Te echábamos de menos', 'Por el bien de todos de uno en uno', 'Se puede estar cerca estando lejos', para recordar la distancia social de dos metros...
Rebeca Antón, otra clienta, reconocía cierta tensión a la hora de comprar una prenda. «No sabía si hablar con las dependientas o no, tampoco sabía si tocar o no la ropa», explica en la salida de una tienda de Inditex y volviendo sobre sus pasos para volver a echarse gel en las manos.
Javi, dependiente en Pull & Bear, temía, por su parte, la «locura» que pudiera formarse por la tarde con los «niños y adolescentes sin clase». «Estamos cuatro personas para atender todos los puestos: entrada, caja, probadores y tienda. No vamos a dar abasto. El aforo es de 81 personas y clicamos cada vez que entra alguien», declara.
También Ikea Barakaldo volvió este lunes a recibir clientes. Leyre Sáez y Cristian García fueron de los primeros. «Hemos visto que ya no hay que usar la típica bolsa amarilla para meter lo que cojamos, sino que hay que utilizar el carrito o la bolsa azul, que nos llevamos a casa. En las cajas parecen conductores de autobús metidos en sus cabinas», describen.
El aforo permitido en este establecimiento es del 40%, que apremia a los clientes a tocar «solo aquellos artículos que tengan intención de comprar». Esta semana y la que viene la compañía de origen sueco facilitará mascarillas a la clientela, además de gel hidroalcohólico y guantes. Y a los empleados y conductores de los camiones se les tomará la temperatura cada día.
Sin aglomeraciones. Así transcurrió la jornada de este lunes en el centro comercial Artea. Un día «muy tranquilo y con naturalidad», según su gerente, Enrique Echeverría. Sólo a primera hora hubo algunas colas para entrar, pero «por la costumbre de que se abriera una hora antes» durante el confinamiento, tiempo en el que sólo funcionó el hipermercado de Eroski.
Con los garajes subterráneos cerrados a causa de las obras, la afluencia fue constante. Se notó más el impacto en algunos establecimientos de moda como Pull&Bear, donde empleadas contabilizaban el número de clientes. A su juicio, algunas costumbres parecen hacer cambiado con la pandemia. «Ahora es más un goteo continuo de gente; no como antes, que había más clientes a horas determinadas».
La misma sensación tenían Cristina Rubio y Basilio Bujedo, trabajadores de una tienda de surf de las galerías, donde este lunes unos pocos establecimientos optaron por no abrir. «Ha habido gente, pero ha sido un goteo. Se han hecho ventas. Sobre todo necesarias, como chavales que se les ha quedado la ropa pequeña o regalos», aseguran. Patricia Urrestarazu se mostraba por la tarde satisfecha en el establecimiento de complementos en que trabaja. «No ha estado mal. Ha sido igual que un lunes normal».
Artea ha reforzado la seguridad para controlar los aforos y ha incluido un tratamiento con ozono durante la noche para limpiar el ambiente y la nebulización desinfectante en las entradas.
Max Center retomó este lunes su actividad con siete de cada diez locales abiertos, y el resto «lo irá haciendo» en los próximos días. Según detalló la directora del centro, Blanca Uriarte, las medidas de seguridad sanitaria que han adoptado incluyen la colocación de dispensadores de gel desinfectante en todas las entradas y en los lugares de mayor afluencia, reforzar los equipos de limpieza de la galería, intensificar la higienización de los sistemas de ventilación, controlar los accesos al centro para garantizar el uso de mascarillas e implantar un nuevo sistema de señalización que informe a los visitantes sobre las buenas prácticas que deben adoptarse. Asimismo se difundirán mensajes por megafonía con estas medidas, como mantener los dos metros de distanciamiento.
También controlará que lo aforos en la hostelería no excedan el 50% y ofrecerá equipos de protección personal, como guantes y máscaras, a todos los proveedores de servicios.
«¡Qué bien volver a levantar las persianas!», celebró este lunes Óscar Soria, el responsable de la tienda de muebles Maisons Du Monde del parque comercial Megapark, al reabrir junto a sus trabajadores las puertas que quedaron selladas el 14 de marzo. La suya fue una de las pocas tiendas de gran tamaño, las llamadas medianas, que no abrieron parcialmente durante la fase 1. «Queremos recuperar la normalidad en la medida que se pueda, pero hoy es un día para estar alegre», manifiesta Soria.
También hubo sonrisas de felicidad en Decathlon, aunque allí ya tenían abierto la pasada semana un espacio de 400 metros cuadrados, principalmente para la recogida de productos de venta on line. «Ya ha llegado el último bloque de empleados y estamos encantados», admite sonriente uno de los responsables del local, Gorka Cosgaya.
La gerente del Megapark, Estíbaliz Amilibia, señaló que el 85% de las tiendas ya estaban operativas y el resto lo harán a lo largo de esta misma semana. La directora del centro explicó que unos medidores a las entradas de las zonas comunes llevan un registro de los accesos para alertar al personal de seguridad en casi de que se acerque al 30% de su aforo máximo, unas 3.000 personas.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Estos son los mejores colegios de Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.