Los precios de los pisos se están disparando, pero los sueldos de la gente que necesita esos pisos no lo hacen. Así que el mercado de la vivienda se está poniendo imposible. Una constante y periódica sucesión de estudios y estadísticas da cuenta con machacona ... tozudez de que el asunto no se está logrando reconducir. Así que desde hace meses los expertos del Gobierno vasco admiten que estamos, otra vez, en pleno boom inmobiliario. Y «va a ir a más», lamentaban ya el pasado septiembre en estas páginas. Ahora, el Departamento de Vivienda ha hecho públicos los datos sobre demanda de alquileres protegidos. Se ha disparado. Algo que es consecuencia directa de cómo está la situación en el mercado libre.
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El análisis del área liderada por el socialista Denis Itxaso se refiere a lo ocurrido en el último año y medio, desde enero de 2023 a junio de 2024. Al inicio de ese periodo había en Bizkaia 29.360 personas inscritas en Etxebide con el fin de acceder a un piso en régimen de alquiler. Y al final de ese periodo se habían sumado otras 13.577. Es decir, ha habido un incremento «del 46,2%», concluyen en Lakua. El problema es generalizado y la subida es similar en el conjunto de Euskadi. «Se trata de un crecimiento extraordinario que responde al tensionamiento del mercado residencial y que lleva a los nuevos demandantes a solicitar una vivienda en alquiler». Confirma así que estamos en un «contexto de incremento de precios y contención de salarios» que aboca a parte de la ciudadanía a pedir auxilio a la Administración.
Deja clara esta evolución la estadística sobre el mercado del alquiler (EMAL), que se elabora en base a las fianzas que se depositan ante el Gobierno vasco cuando se regularizan los contratos. En Bizkaia, en 2016, la renta media mensual era de 650 euros. Y ahora (concretamente en el segundo trimestre de 2024, que es el último dato disponible) ya está en 802. Es una subida superior al 23%. Esto, en todo el territorio. Porque en los municipios mayores la cifra es bastante superior. En Bilbao, por ejemplo, supera holgadamente los 900 euros.
Hay que considerar que todo lo anterior son datos oficiales. Y las cosas pintan peor aún si nos fijamos en los portales web donde se concentra la mayor parte de los anuncios, porque ahí el precio medio por metro cuadrado en la capital roza los quince euros tras subir más de un 8% sólo en los últimos doce meses.
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El panorama es preocupante pero no inesperado. El viceconsejero de Vivienda, Miguel de los Toyos, ha señalado que «este informe confirma las previsiones del Gobierno, y sirve tanto como radiografía de la situación, como de guía para optimizar y ampliar las políticas públicas del Departamento». Se refiere a que en el estudio también se hace una radiografía del perfil y situación de los inscritos en Etxebide. En concreto, se ha fijado en una cosa: el 53% de quienes están en la lista de espera no recibe ningún tipo de ayuda pública, «en parte por desconocimiento». Asunto este en el que «hay margen de mejora». Es decir, el ánimo es divulgar de un modo más eficiente las subvenciones que están disponibles (prestación complementaria de vivienda, Gaztelagun, Emantzipa, AES, ayudas municipales para el alquiler...). Así que se va a tener «una actitud más pedagógica hacia la ciudadanía», lo que lógicamente también incrementará la tensión sobre los Presupuestos del Gobierno vasco, que deberá hacer frente a más gasto.
En cualquier caso, el problema de fondo es que el mercado libre «está expulsando hacia una precariedad habitacional inaceptable no sólo a personas vulnerables, sino también a las clases medias», reconoce De los Toyos. Las causas son conocidas: desde la falta de nuevas promociones que den respuesta a la demanda (que crece porque cada vez hay más gente que vive sola), hasta el aumento de uso de pisos para alquiler turístico en vez de para vivienda.
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De cara a dar soluciones, desde el Gobierno vasco aseguran que la declaración de zonas tensionadas ayudará a limitar los precios de los arrendamientos (si bien desde el sector inmobiliario contraponen que está sacando pisos del mercado). Pero, sobre todo, el Gobierno vasco pretende «recrecer» la oferta de vivienda pública como mecanismo de presión a la baja en el mercado. Para ello no sólo tiene planeado construir miles de viviendas hasta llegar a 50.000 en 2036, sino otras iniciativas como incentivar a particulares a movilizar pisos vacíos o instar a otras administraciones a facilitar las segregaciones de vivienda o el uso residencial de lonjas.
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