Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Manuela Díaz | mirari artime | sergio llamas | Luis Gómez
Viernes, 19 de junio 2020, 08:11
..
«Estaba deseando que se confirmara», reconoce rotunda la ondarresa Maider Ortiz, que no oculta su pasión por Cantabria. «Me encanta, voy siempre que puedo, durante los últimos cinco años se ha convertido en mi destino preferido», señala la joven hostelera de ... la localidad costera.
Desde que escuchó que hoy estaría permitido cruzar la muga a la comunidad vecina, no lo dudó un segundo y decidió preparar las maletas y viajar hasta San Vicente de la Barquera con su hija Noa.
Tiene claro que quiere evitar las caranavas. «Me desespero y prefiero aguantar un poco para no encontrarme con todo el mogollón», detalla. «Esperaré a mañana y regresaré el domingo a la mañana de manera que así puedo compaginarlo con el trabajo del bar», apunta la joven.
Durante el confinamiento y la posterior desescalada, Maider no ha perdido el contacto con sus amigos de San Vicente. Todo lo contrario. Se han sentido unidos más que nunca. «En el grupo de whatsapp hemos comentado infinidad de veces que en cuanto abran la muga nos reunimos y aunque se ha hecho un poco largo por fin ha llegado el momento», indica Ortiz, que también acude de manera regular a Laredo, otro de sus destinos predilectos.
Al ser hostelera, Maider Ortiz ha vivido en primera persona la incidencia de la pandemia y las medidas fijadas para frenar su expansión. «Nos tenemos que acostumbrar y además creo que se pueden hacer las dos cosas a la vez; estar con los amigos a los que no veo desde hace mucho tiempo y mantener la seguridad», indica tras comprobar que las previsiones meteorológicas para este fin de semana también están de su parte.
Las maletas estaban preparadas desde ayer en casa de Iker Mancisidor y Ainhoa Gaubeka, en Ermua. A pesar de las ganas que tienen de poder coger el coche y viajar hasta Loredo, donde tienen su segunda residencia, han preferido esperar al menos unas horas. En lugar de hoys, viendo las previsiones de buen tiempo y el aluvión de vizcaínos con casa en Cantabria, no lo harán hasta mañana para evitar atascos. «Preferimos darnos el madrugón», explica Ainhoa. El despertador ya está puesto para el toque de diana a las seis en punto: «No nos importa madrugar, las niñas irán medio dormidas todo el camino y nos evitamos las retenciones».
Las puertas de su casa en Loredo nunca han estado tanto tiempo vacías desde que hace un par de años la compraron para poder disfrutar los fines de semana y las vacaciones a poco más de una hora de viaje desde Ermua. Ainhoa es consciente del «abandono» en el que se encuentra su vivienda. «No nos han robado, pero podían haberlo hecho», admite recordando los últimos casos de okupas en Bizkaia.
Será un fin de semana redondo. Buen tiempo y el inicio de vacaciones escolares después de tres meses de curso on-line en casa, confinamiento y mucho trabajo. De momento solo irán el fin de semana porque les toca trabajar el lunes a los dos, pero están deseando dar una vuelta por Loredo, por sus terrazas y su kilométrica playa, tomar algo con la cuadrilla que durante años ya han forjado en tierras cántabras o simplemente relajarse en su jardín.
Casimiro Velasco. Bilbao
Casimiro Velasco llevaba tres meses esperando a que se pudiera cruzar a Cantabria para llevar su coche a un taller de confianza en Mioño. «He ido allí toda la vida, así que me he esperado hasta que se pudiera abrir», señala. Para el viaje de regreso le acompaña, en otro coche, Ramiro Velasco –a pesar de la coincidencia de apellido, no son hermanos, sino antiguos compañeros de trabajo–. «Quiero tener el coche listo para este verano y vamos pronto por miedo a encontrar tráfico», detalla el hombre.
Alberto Ruiz y Elvira Loza. Bilbao
Los bilbaínos Alberto Ruiz y Elvira Loza van a pasar el día a Noja. «Vamos de excursión, a la noche volveremos», detallan tras parar en la estación de Ugaldebieta (Abanto). Ellos también han decidido ir pronto para aprovechar mejor el día. «Hay que salir todo lo que se pueda antes de que nos vuelvan a encerrar», aseguran.
Agustín Calera. Bilbao
El bilbaíno Agustín Calera ha aprovechado que ya se puede ir a Cantabria para acercarse a su casa de Guriezo, donde tiene una huerta que estos días ha estado atendiendo su hermano, residente en Castro Urdiales. «Confío en que allí estará medio vacío porque toda la gente suele ir a Castro, Noja... Tengo vecinos que ya están locos por ir», ha asegurado.
Aitor Ansotegi. Bilbao
Aitor Ansotegi se ha subido hoy a la moto para ir a visitar a una amiga en Castro Urdiales. Él vive en Bilbao y trabaja en la hostelería, donde ha oído a muchos clientes que ya estaban preparándolo todo para irse unos días con la familia. «He visto que ha estado Urkullu con Revilla y que ya dejan pasar, así que hay que aprovechar. Desde luego todo el que tenga una casa por allí va a ir aunque sólo sea para ventilarla», ha explicado.
Basilio Ruiz Fernández. Portugalete
Basilio Ruiz Fernández veranea en Villarcayo, donde tiene la casa de sus padres, pero hasta el domingo no abren la frontera para poder ir allí. Por eso este portugalujo hoy ha aprovechado para ir hasta la casa de su hija en Santullán. «Por el trabajo ella ha pasado la cuarentena con nosotros, así que voy a ver cómo está aquello y a dejársela bien, que también tiene un poco de jardín y estará algo descuidado», ha señalado el hombre.
Mariano Iglesias y Markel Martin. Trapagaran
Ha sido comenzar a llegar los vizcainos y salir el sol en Castro, como no se recordaba desde el pasado mayo. El buen tiempo comienza a animar los bares. Las rabas y los vermús empiezan a merodear por las terrazas, como en la del Riomar, junto a la playa de Brazomar. Pero Mariano Iglesias ha optado por tomar un café junto a su hijo, Markel Martin. Desde el 8 de marzo no le veía. El padre se quedó en Trapagaran a trabajar y el chaval, con su madre, Diana Martín. «He seguido tu evolución por teléfono», le ha confesado. «¡Cómo has crecido! Te dejé pequeño y mira cómo estás», se emocionaba ante el chaval, de 13 años y estudiante de Segundo de ESO. «Cuánto te he echado de falta», comentaba en la reunión familiar mientras daban cuenta de un café, infusión y un pastelito.
Eva Robredo y José Luis Rajo. Alonsotegi
Eva Robredo y José Luis Rajo, de Alonsotegi, no perdieron el tiempo. Llegaron poco después de la medianoche a su vivienda de Cotolino. «A esas horas ya se veían muchos coches. Veníamos en fila, pero bien», han comentado. Veranean desde hace 13 años en Castro. «Teníamos ganas de salir del 'agujero' y ver a nuestra hija y el yerno», han confesado. Hacía tres meses que no los veían. Al matrimonio se le ve contento. «Si no cambia nada, estaremos aquí hasta octubre. Nos gusta mucho esto», explicaban desde la terraza del Milenio, mientras degustaban una cerveza, un vermú y una ración de pulpo, especialidad de la casa.
A Valentin Arroyo, dueño del bar, también se le ve con otro ánimo: «¿Que si se nota la llegada de los vizcaínos? ¡Vaya si se nota! Reabrí hace 15 días, pero esto estaba muy parado. Y esta mañana hay mucho movimiento», se ha felicitado.
Conchi y José Miguel. Bilbao
Conchi y José Miguel han llegado de Bilbao con hambre. Han deshecho pronto las maletas y se acaban de pegar un buen almuerzo en la espaciosa terraza del Bitácora, con espectaculares vistas a la principal playa de Castro. Pulpo a la brasa y «una ensaladita de tomate del país y cebolla», han pedido. No han dejado ni las migajas. Este matrimonio bilbaíno se pasa la mayor parte del año en la localidad cántabra, donde están de lunes hasta la mañana del domingo. Vuelven a la capital vizcaína y el martes ya están de nuevo en Castro: «Se vive muy bien aquí». Tenían ganas de respirar «la brisa de aquí. Lo echábamos mucho en falta, y ahora, con el buen tiempo, mucho más. Hemos venido pronto porque nos imaginamos que a las tres de la tarde será imposible. A nosotros nos ha ido de maravilla sin caravanas».
Sergio, el dueño del restaurante, reconoce que el buen tiempo está animando mucho el negocio. «No sé si influye más el sol que la llegada de turistas».
Gorka Alcalde y Laura Gómez, Trapagaran
Lo que pase a la tarde será otro cantar pero la mañana castreña está transcurriendo con absoluta tranquilidad. La playa de Brazomar registra un aforo bajo, según el servicio de Vigilancia y Salvamento del Ayuntamiento cántabro, y de ella disfrutan Gorka Alcalde y Laura Gómez, de Trapagaran. Saborean el primer baño de sol y mar de la temporada. «El agua está un poco fresquita, pero bastante buena», agradecen.
La pareja tenía ganas de veranito y se lo han tomado con calma. Han llegado a las once de la mañana y se irán sobre las cuatro. «Queremos hacer lo contrario que el resto de la gente y aprovechar la tarde para hacer otras cosas. No se puede estar mejor con tan poca gente», afirma Laura. Toda la playa para ellos: «Venimos con muchas ganas. Castro, todo el pueblo en general. es una maravilla. Nos encanta venir aquí a pasear y solo temíamos que hubiese mucho jaleo». No ha sido el caso, pero es que solo son las tres de la tarde.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Estos son los mejores colegios de Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.