E. C.
Sábado, 9 de junio 2018, 00:38
Han pasado unos días desde el fallecimiento de Álvaro cuando se dirigía a su trabajo en la comisaría de Hernani. Fue hacia las 4.30 de la mañana y a las 6 ya estábamos informados.
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Ha sido una semana de mucha emoción para toda su ... familia, con muchas lágrimas, desesperanza e incredulidad. Su hermano, su madre, su padre, situados en el centro de esta locura, hemos intentado mantener la entereza en lo posible estando arropados por la familia, que nos ha acompañado intensamente, no dejándonos solos, compartiendo nuestro dolor.
Estamos muy agradecidos a todas las innumerables personas que se acercaron a despedirle, amigas y amigos que había ido haciendo desde niño hasta sus casi 30 años. Como nos decía una amiga, «hemos visto a nuestro hijo a través de los ojos de los demás».
Agradecidos también a los compañeros de la comisaría de Tolosa y de Hernani que se acercaron a saludarnos, a la consejera de Interior y a la directora de la Academia de Arkaute, así como a otros mandos que nos mostraron su faceta más humana y respetuosa con nosotros. También agradecidos a las compañeras y compañeros de mi mujer de los hospitales de Laredo, San Eloy y Urduliz donde ha trabajado sucesivamente. A mis compañeras y compañeros de Gaude, una asociación de padres en la que trabajamos en la atención de personas con discapacidad y sus familias en la zona de Uribe Kosta.
Gracias a nuestros amigos, a los amigos de su hermano. Todos nos arropan y reconfortan.
La ilusión de Álvaro había sido la de llegar a ser ertzaina y cuando se marcaba un objetivo se volcaba para conseguirlo. Como decía una amiga: «Él hacía que todo fuera posible». Ha trabajado en lo que más le gustaba, en las comisarías de Laguardia, Tolosa y Hernani. Los medios de comunicación han hablado de él y de nuestra familia, haciéndolo de una manera acertada y muy respetuosa, lo que agradecemos.
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La Ertzaintza está en contacto con nosotros por lo que les quedamos muy agradecidos. Estamos muy orgullosos de nuestro hijo y del trabajo que desempeñaba.
Los padres y el hermano de Álvaro estamos muy unidos y nos repetimos con frecuencia que tenemos que ser fuertes.
Él, siempre emprendedor y decidido, hubiera dicho: «¡Bueno, eso ya ha pasado! Ahora hay que tirar para adelante, ¿no?».
Si, hijo mío, cariño, así lo haremos.
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