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La Policía Municipal de Bilbao ha recibido otras cuatro denuncias contra un inversor de Bilbao, identificado como J.I.R.P., de 48 años, por ... una supuesta estafa piramidal, por lo que se elevan ya a 10, según ha podido saber este periódico en fuentes cercanas al caso. En total, el montante defraudado superaría el millón de euros. Estos ciudadanos le acusan de prometerles beneficios de hasta un 20%, muy por encima del precio de mercado, por las cantidades que invertían. A cambio, les iba entregando de forma mensual una media de 2.000 euros en sobres en mano, hasta que el pasado verano dejó de pagarles. Los afectados aseguran que otras cuatro personas han anunciado su intención de acudir también a la guardia urbana, aunque hasta el momento todavía no lo han hecho.
El principal estafado, o al menos el que más tiempo llevaba, es un hostelero ya retirado del Casco Viejo bilbaíno, que le hizo una primera entrega de 120.000 euros en 2008, y una segunda de 360.000 euros, en marzo de 2024. Llegó a convencerle para que vendiera el piso familiar en la calle Navarra de la capital vizcaína y de esta manera contar con líquido para seguir invirtiendo. Todas estas operaciones se realizaron mediante transferencia bancaria. Ambos se conocieron en el local que él regentaba, del que el otro era cliente. Como esa primera experiencia le fue bien y recuperó el dinero invertido con creces, animó a su círculo de amistades e incluso a su propia familia a que siguieran sus pasos.
De hecho, además de sus dos hijos, estas últimas cuatro denuncias corresponden a una hermana del principal afectado y a una sobrina. El hombre se declara ahora «arruinado». Después de trabajar durante 50 años, ahora se ve obligado a irse a vivir a un piso de veraneo porque no puede pagar el alquiler en Bilbao. Además, se siente culpable por haber atraído a su familia y amigos a un negocio ruinoso.
Otras dos personas se han desplazado desde Madrid para formalizar el trámite ante la Policía local bilbaína. En estos casos, las cantidades supuestamente defraudadas se elevan a entre 20.000 y 40.000 euros. Además de una oficina en la Gran Vía bilbaína, el gestor cuenta también con otra sede en pleno centro de Madrid, adonde acudía varios días por semana. En total, asegura que maneja una cartera de cerca de un millar de clientes por todo el país.
Esta supuesta estafa piramidal está siendo investigada por agentes de la Unidad Criminalística de la guardia urbana bilbaína, bajo la instrucción del juzgado número 2 de Bilbao. Las seis primeras denuncias se interpusieron a finales del pasado mes de febrero, en la comisaría central de la Policía Municipal de Miribilla. La titular del órgano judicial ya ha empezado a citar a los denunciantes para tomarles declaración en las próximas semanas.
Los estafados han presentado como principal prueba del delito económico los contratos que firmaron con el inversionista, en los que se detalla el porcentaje de rentabilidad, entre un 4% y un 20%, según los casos, y los plazos para recuperar la cifra, a partir de los 24 meses o dentro del año o medio año, después de que el propietario lo requiriera. Además del hostelero, también han denunciado la estafa un policía municipal, un empresario y un transportista bilbaínos. En la lista de clientes se incluyen joyeros y otros comerciantes, periodistas y deportistas, aunque muchos no van a acudir a la Policía.
El acusado alegaba ante algunas de las personas que le habían prestado su dinero que el año pasado estuvo convaleciente por enfermedad, lo que le había dejado sin liquidez. Según dice, espera poder recuperarse y seguir con el negocio. Además, el pasado 24 de enero, el Banco de España emitió una resolución, que se hizo pública, por la que suspendía de manera temporal la «actividad de captación de depósitos y cualesquiera otros fondos reembolsables del público», realizada por J.I.R.P., en el marco de un expediente sancionador. El proceso está todavía en fase de investigación, pero le impide continuar con su actividad.
La Hacienda vizcaína está investigando al inversor y ha pedido a algunos de los afectados que remitan toda la documentación de que disponen relacionada con él. Semanas antes de la interposición de las denuncias, aparecieron pasquines por el centro de Bilbao con su imagen y la de su pareja, con sus nombres y apellidos y la frase: «Estafadores, pagar lo que debéis». El inversor se hace acompañar de dos individuos, policías ya jubilados, que según los afectados, le sirven de «guardaespaldas».
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