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alba cárcamo
Miércoles, 15 de junio 2016, 14:40
La cita era a las 10.45 en la sede de EL CORREO. Quince minutos antes de la hora fijada como inicio del debate. Para ese instante, el plató ya estaba preparado para recibir a los seis principales candidatos vascos a las elecciones del 26-J ... . Un escenario cómodo. Seis sillas y un par de mesas bajas que permitieran a los contertulios mantener cierta proximidad. Les enfocaban tres cámaras. Detrás de ellas, un espacio destinado a sus asesores, que durante días habían negociado la organización del debate.
Los aspirantes de Ciudadanos, Podemos, PSE, PP, EH Bildu y PNV han ido llegando con cuentagotas a la Redacción acompañados de sus más estrechos colaboradores. Rodrigo Zamora, del partido naranja, ha sido el primero en cruzar el umbral de esta casa. Con mucha antelación, el político alavés, que nunca había estado en Bolueta, barrio de Bilbao que acoge la sede de EL CORREO, incluso ha tenido tiempo de perderse antes de encontrar el lugar en el que ha confrontado su programa con el del resto de cabezas de lista.
A las 10.30 ya aguardaba en la entrada, satisfecho porque, después de los «buenos resultados» del 20-D, ahora los medios de comunicación cuentan con él para debatir. No conocía ni a Oskar Matute (EH Bildu) ni a Eduardo Maura (Podemos), aunque ha podido hacerlo cinco minutos después, cuando ha llegado el representante de la coalición soberanista. Andando, el parlamentario vasco venía de la 'sede', la casa de su responsable de prensa, donde han cerrado esta misma mañana los últimos flecos. Inmediatamente después se ha dejado caer el aspirante vizcaíno de Podemos, que se ha bajado del taxi junto con el responsable de discurso a nivel estatal, Jorge Moruno.
El saludo entre Maura y Matute ha sido de todo menos frío. El efusivo abrazo ha tenido continuidad y, en esa casi media hora previa a la puesta en escena, en la que se ha podido apreciar cierta camaradería, han incluido a Zamora en un improvisado corrillo a pie de calle mientras el fotógrafo capturaba esos instantes.
Todavía faltaban los rivales más duros, forjados en décadas de debates en parlamentos y ayuntamientos. A las 10.48, el número uno del PSE por Bizkaia, Patxi López, se ha bajado del coche. No ha venido de muy lejos ya que acababa de celebrar un acto de campaña en Txurdinaga. Al primero que ha saludado ha sido a Eduardo Maura y, tras una distendida charla con los otros candidatos y con los periodistas, los cuatro han accedido al plató, donde se han sentado en sus asientos, cuya distribución respondía al acuerdo alcanzado entre los partidos.
Dentro han podido seguir con la conversación, a la que en torno a las 10.56 se ha unido el candidato del PP por Álava, Alfonso Alonso, que ha ocupado su silla después de darles la mano a todos ellos, aunque con algo más de intensidad a López, con el que posteriormente ha protagonizado algunos de los momentos más acalorados del debate.
In extremis, un minuto antes del horario previsto para la emisión, el coche de Aitor Esteban ha aparcado en el garaje de EL CORREO. Los políticos sospechaban que en algún momento las intervenciones podían subir de tono, así que Maura ha propuesto a las moderadoras que si alguno cometía «cinco faltas personales» quedara «fuera». Los demás asentían, pero no se trataba de un partido de baloncesto. El candidato de Podemos y Matute - el único que no tenía papeles y notas- han optado por vaqueros y camisa informal; Zamora, Esteban y López se han calzado la americana; y Alonso ha apostado por traje y corbata.
Las casi dos horas de intervenciones también han sido intensas entre bambalinas, donde los responsables de prensa de los partidos tuiteaban cada dardo certero de su candidato. Las interrupciones entre los aspirantes, además de llevar a Maura a pedir paso en más de una ocasión, han obligado a los realizadores a cambiar constantemente de plano hasta que a las 12.45 se ha bajado el telón. La discusión se ha alargado y los asesores de Alonso han mirado en la recta final la hora más de una vez. Y es que no llegaban al aeropuerto, donde el ministro de Sanidad tenían que tomar un avión. Tras las últimas -y rápidas- fotos casi todos, forzados por su apretada agenda, han salido veloces y el escenario ha vuelto a ser el del principio, con Matute y Maura protagonizando una charla tranquila.
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