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Todo huele a nuevo en la última aventura empresarial de Luis Ángel Rodríguez. Se asemeja a un paseo, entre retro y futurista, bajo un manto de tintes psicodélicos. Muy al estilo Stanley Kubrick. En tonos rosa chicle, azul flúor y morados, el propietario de la ... discoteca Moma nos adentra en nuevos territorios por la mañana, la tarde, la noche... y la madrugada, cuando la pandemia deje de ser una pesadilla. Si el coronavirus ha obligado a los empresarios nocturnos a reinventarse con nuevas propuestas de ocio, Rodríguez marca un antes y un después con un local para todos los públicos y edades, con distintos horarios y ambientes diferentes. En tres palabras: food, drinks&music.
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Luis Gómez
El nuevo garito se llama Shock Bilbao. Toma el relevo de la Cervecería Cruz Blanca, aunque evidentemente no guarda ningún parecido con su predecesora, de aires muy andaluces. Situado enfrente de los Jesuitas de Indautxu, el establecimiento abrió ayer sus puertas, sin ningún tipo de inauguración. Recuerda a las boîtes de los años 70. Con sus pufs, mesitas bajas, sofás de terciopelo, paredes fluorescentes y sillas de rejillla de inequívoco aire vintage, pero tamizadas por la ley del diseño. Todo muy fashion. «Va a ser completamente distinto a todo lo que hay ahora mismo en Bilbao», se felicita Rodríguez. «No queríamos ser como los demás, porque entonces seríamos uno más. Bilbao es una ciudad importante y los turistas no tienen un sitio donde ir», asegura.
Shock Bilbao es un 360 grados en todos los sentidos. Se le ven las hechuras futuristas pero va provisto de una especie de retrovisor que permite echar la vista atrás a los reservados. Como los de antes. Y recupera esas viejas y a la vez modernas estanterías donde reposan las mejores botellas de champán, ginebra y también... ¡los botellines de bebidas energéticas! Energía, que tanta falta hace en estos tiempos.
Shock es la apuesta más transgresora que irrumpe en Bilbao y trata de dar respuestas a una nueva realidad de ocio constreñidas por todo tipo de limitaciones. Con las discotecas fuera de circulación hasta que las autoridades sanitarias permitan su reapertura, a los amos de la noche no les queda otra alternativa que buscar nuevas vías de ingreso. Renovarse o morir. La ecuación es sencilla y al cliente, tan amigo de estar de pie, ahora, porque no queda otra, se le encuentra acomodo para guardar las necesarias distancias de seguridad.
En esta dicotomía, algunos hosteleros apuestan por 'hacerse un 360', que vienen a ser esa clase de negocios en donde cabe de todo y se hace sitio a todo el mundo. Todo depende de a la hora y día en que uno caiga por el lugar. En realidad, es un multiusos que a primeras horas de la mañana arrancará como cafetería y que al mediodía cambiará de cara para regar la barra y las mesas de las terrazas tirando buenas cañas y exquisitos vinos y txakolis y sirviendo vermús. Pero no hablamos de combinados cualquiera, sino de un vermú preparado y acompañado de un tapeo con, por ejemplo, las gildas de toda la vida, aceitunas.... Esta etapa, todo hay que decirlo, se abre con estilo y primando la calidad y el detalle.
Al Bilbao donde cabían todo tipo de bares, «y este no es de batalla», Shock contrapone el mimo. Por las tardes servirán copas tranquilas con picoteo fino y «algo de raciones», incluidas hamburguesas, pero «de calidad, elaboradas con carne de chuletón», y alitas de pollo. «Todo casero y nada congelado», resume Luis Ángel Rodríguez. Este servicio funcionará hasta las 8 de la noche y, a partir de esta hora, los fogones se dedicarán a las cenas. Pero para ello habrá que esperar a que la pandemia sea un mal recuerdo.
Mientras llega ese momento, este gastropub dispondrá de una pantalla de televisión gigante para que el público pueda seguir partidos de fútbol. Con casi 250 metros cuadrados, una música ambiental a bajo volumen recorrerá todas las dependencias. «Pero tampoco es un bar de música», aclara Rodríguez. No de música al uso, pero sí camaleónico, porque cambiará de color «en función de las horas y el día», explica su promotor, que confía en dar un nuevo pelotazo. «Shock Bilbao recuerda a locales de Nueva York y nos ayudará a ingresar algún dinero. Hay que hacer algo o estamos muertos, porque muchísimos hosteleros, entre hipotecas, ERTE y seguros, no ganan para disgustos». Están en shock, pero este Shock nace con todas las de ganar.
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