Una mujer pasa delante de la academia de inglés. 'british''. L.G.
A los bilbaínos nos gusta que nos miren y te contamos por qué
El Bilbao de luis gómez ·
Hay alumnos que reciben clases de inglés a la vista de los transeúntes, algunos pegan las narices a los escaparates viendo como otros se ponen en forma practicando crossfit y muchos estudiantes repasan los apuntes a ras de calle
A los bilbaínos, admitámoslo o no, parece que nos gusta exhibirnos y exponernos al público. Vamos, que nos vean. Ya sea cuando estudiamos inglés, nos ponemos en forma o simplemente repasamos los apuntes. Es lo que pasa en la academia 'british' de Colón de ... Larreátegui esquina con Ercilla, en el gimnasio WAL CrossFit Deusto, de la calle Morgan, o como sucedía hasta hace poco en la sala de estudios de la Biblioteca Foral, con vistas a Rodríguez Arias. Uno puede hacer lo que quiera, pero que sepa que va a tener miles de ojos pendientes de él. ¿Es una sobreexposición que roza el exhibicionismo y de paso satisface las ansias de curiosidad de miles de personas? Puede que haya un poco de todo.
Dense una vuelta y lo comprobarán, aunque seguramente habrá más sitios donde es imposible escapar a las miradas ajenas. Cientos de transeúntes siguen a diario las lecciones de inglés que la academia de idiomas más pija de Bilbao –Number 16 School– imparte a pequeños, jóvenes y mayores. En el mismo local donde operó el Banco Espirito Santo, alumnos de lo más aplicados profundizan en la lengua de Shakespeare ante la atenta mirada no solo de sus profesores, que también, sino de cientos transeúntes que pasean a diario por una de las aceras más transitadas de Bilbao. Hay que decir que a los estudiantes en absoluto se les nota incómodos. Ellos van a los suyo, a aprender, sin fijarse en los demás.
Lo confirma la directora del centro, Leticia Álvarez: «Todas nuestras clases son de cristal. Queremos que el inglés atraviese las paredes. Es nuestra filosofía y esencia. Y que nuestra metodología, basada, sobre todo, en la conversación, se note desde la calle». El impacto, de momento, es solo visual, ya que en el exterior no se escucha nada de lo que hablan. «Nosotros, más allá de dar clases, vendemos una experiencia en torno al inglés. Queremos que se nos vea desde fuera», reconoce. Y vaya si se les ve.
Alumnos muy sonrientes
El profesor siempre está de pie, «de una manera muy enérgica dando la clase. Los alumnos, normalmente, son participativos y están muy sonrientes. Nos gusta que ese ambiente se perciba desde el exterior», insiste. Sin pupitres y pizarras, los docentes se dirigen desde un atril. Hay cuatro clases expuestas al público con nombres sugerentes: Amy Winehouse, William Shakespeare, Harry Potter, David Bowie... «Son las cuatro aulas que llamamos de escaparate». Las que tanto están dando que hablar en la ciudad. «La gente les observa, pero los alumnos ni se enteran. Y el profesor tampoco, porque las clases requiere tanta atención.... ¡Están tan metidos en la conversación que al alumno no le da tiempo a fijarse en lo que pasa fuera! De hecho, si se fijaran, una de dos, o el profe no lo estaría haciendo todo lo bien que debería al no captar la atención o el alumno estaría totalmente fuera de la clase».
«Estamos en la mitad de los móviles de Bilbao»
La expectación es tal que muchas personas entran incluso a la academia. «Creo que estamos en la mitad de los móviles de Bilbao», bromea Álvarez. «La gente nos hace fotos o entra a preguntarnos si somos un bar o un hotel. También se interesan por lo que valen las lámparas, ya que creen que somos una tienda de decoración». Otros pasan simplemente a darles la enhorabuena y recordarles el parecido de la academia con los antiguos clubes sociales ingleses.
Entrada del gimnasio Crossfit de Deusto.
L.G.
La misma sensación, pero por otra razones, experimentan los usuarios de Wal CrossFit Deusto, un gimnasio abierto hace año y medio en uno de los laterales de la clínica del IMQ. Salva Beltrán, entrenador y gestor del centro, está contento por la marcha del negocio. «El covid nos ha afectado, como a todo el mundo, pero menos que a los gimnasios normales», detalla. Basta echar un vistazo y ver la cantidad de gente que entrena y se pone en forma, mientras los curiosos pegan sus narices a la cristalera. «A veces, es un poco peligroso, porque no solo se queda mirando la gente que camina sino los que pasan en coche. En ocasiones ves cómo aminoran la marcha y se quedan mirando el escaparate y a la gente que anda levantando pesas dentro».
En el local de Morgan, los monitores dirigen entrenamientos funcionales en los que se prescinde del uso de máquinas. «Utilizamos el propio cuerpo. Y mucho peso libre: barras, discos, mancuernas… Hacemos entrenamiento trabajando todas las capacidades, tanto la fuerza como la resistencia», afirma Salva. Los clientes ya se han hecho a que muchos transeúntes fisguen sus ejercicios. «No creo que a nadie le incomode», relativiza Salva. «El espacio, cuanto más abierto y diáfano, mejor. Al crossfitero le da igual irse a un gimnasio de una nave industrial, pero a la gente que no conoce esta modalidad le da un poquito más de respeto meterse en el típico garaje clásico, sucio, cerrado y con tíos gritando sin camiseta. Por eso a nuestros clientes les da confianza verse tan expuestos», remarca.
L.G.
A Diego Barrull, un asturiano afincado desde hace años en Bilbao, tampoco le importaría. El martes a la tarde acercaba su cara a la fachada acristalada: «Es bonito ver a la gente hacer deporte. Yo siempre practico en casa. Si el gimnasio me pillara cerca, al lado de casa, también me apuntaría, pero me queda muy lejos. No me daría vergüenza hacer deporte de cara al público. Al contrario, animo a la gente a hacerlo, porque es sano para la salud».
A los que tampoco les daba vergüenza sentirse observados era a los miles de estudiantes que acostumbraban a repasar en la sala de estudios de la Biblioteca de la Diputación, situada en una especie de semisótano. Las ventanas dan a Rodríguez Arias y hasta hace poco estaban abiertas. Se veía desde fuera lo bien que empleaban el tiempo. Pero cartones y papeles de periódicos impiden ahora ver lo que se cuece dentro. No se sabe si estos estudiantes volverán otra vez a dejarse ver.
Límite de sesiones alcanzadas
El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a las vez.
Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Sesión cerrada
Al iniciar sesión desde un dispositivo distinto, por seguridad, se cerró la última sesión en este.
Para continuar disfrutando de su suscripción digital, inicie sesión en este dispositivo.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.