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Una decena de ayuntamientos de Bizkaia cuentan con alcaldes que no fueron los más votados en las elecciones del 26 de mayo. En estos casos, los pactos entre diferentes partidos han hecho posible que el candidato de la segunda opción preferida por la ciudadanía se ... haya hecho con el bastón de mando (en el curioso caso de Zaratamo, ha sido la tercera). Es la dialéctica y la aritmética de la democracia. Una opción legítima, pero que no siempre es comprendida por los votantes.
Las críticas suelen ser más duras y ácidas en aquellos pueblos pequeños, donde el concejal o concejales que han decantado la balanza y han dejado sin Alcaldía al partido que ganó los comicios tienen que hacer su vida cotidiana. Sin el relativo anonimato que proporcionan los grandes núcleos de población, se ven obligados a hacer la compra, recoger a sus hijos del colegio o tomarse las rabas del domingo en presencia de sus rivales políticos. La mayoría dicen sentirse apoyados e ilusionados, y restan hierro al asunto, aunque hay quien reconoce que ha tenido que aguantar «caras que son un poema» y miradas «de cierta inquina». Así lo han vivido los ediles que han cambiado el signo de las alcaldías de Durango, Galdakao y Zaratamo.
Alonsotegi
«Traidor, cobarde, chupóptero». Fueron algunos de los insultos que tuvo que soportar Balbino Álvarez, el único concejal socialista de Alonsotegi, cuyo voto fue decisivo para investir a Joseba Urbieta (PNV) como alcalde de una localidad sacudida por las sospechas de corrupción. Los tres antecesores de Urbieta, también jeltzales, están siendo investigados por delitos contra la Administración pública.
El ambiente en la localidad encartada se ha relajado esta semana. Balbino, que no ha querido participar en este reportaje, «trata de hacer vida normal», cuenta una persona de su entorno. «No recibe insultos» pero es abordado, de vez en cuando, por personas que le preguntan los motivos que le llevaron a votar a Urbieta.
Durango
La noche electoral del pasado 26 de mayo fue larga en el Casco Viejo de Durango. En tres calles casi adyacentes, en un radio de unas pocas decenas de metros, EH Bildu, PNV y Herriaren Eskubidea (la coalición entre Podemos y un grupo de independientes) seguían el escrutinio con gran interés. Cuando el ajustado recuento finalizó, la euforia se instaló en las sedes del partido morado y la izquierda abertzale. La decepción silenció el local jeltzale. Y, de pronto, la fiesta se trasladó a la vía pública, donde los líderes de Podemos y EH Bildu escenificaron con un abrazo lo que estaba por venir: un pacto de gobierno para desalojar a los nacionalistas del Ayuntamiento de la localidad después de 40 años.
«Fue algo espontáneo», cuenta Julián Rios, cabeza de lista de Herriaren Eskubidea, en alusión a aquel gesto fraternal. «Durante la campaña, y ya en el transcurso de la anterior legislatura, se visualizó que había dos bloques totalmente diferenciados: el PNV y los socialistas, por un lado; y Bildu y nosotros, por el otro», añade. «Los que abogaban por la continuidad y los que queríamos darle una vuelta al municipio», aclara su compañera Neskutz Rodríguez. «Unir nuestras fuerzas por el cambio ha sido algo tan natural... No teníamos dudas de que nos íbamos a entender».
Mandar al PNV a la oposición después de cuatro décadas ha puesto el foco sobre Podemos, más que sobre Bildu. «Es cierto que hay a quien no le ha gustado nuestro pacto, hay quien te mira de una manera un tanto extraña, pero no vemos fractura social porque la mayoría ha votado por el cambio y hay que asumirlo como algo normal y democrático», dice Julián. «Yo, en general, veo a la gente muy ilusionada. Me saludan muchos vecinos a los que no conocía. El día del pleno de elección del alcalde, el salón estaba abarrotado y hubo que poner un equipo de sonido para seguir la sesión en la plaza», apunta Neskutz.
Todo está siendo «muy positivo», aunque reconocen que «en las redes sociales nos están mirando ya con lupa y nos advierten de que a ver qué políticas hacemos ahora, que es fácil prometer, pero difícil cumplir».
Galdakao
En Galdakao, el voto de la plataforma vecinal Auzoak ha sido decisivo para desalojar al PNV de la Alcaldía. Un vuelco «histórico», celebran desde la agrupación independiente. Gobernará EH Bildu, pero Auzoak tendrá un peso específico. El pacto se cerró a última hora. «Fue el viernes», desvela el edil Miguel Ángel Martín. «Nos reunimos con todos, pero nos pareció que apoyar a la coalición abertzale nos iba a permitir dar cauce a nuestras reivindicaciones y nuestro programa. Ganarán todos los vecinos», asegura Mari Paz Losada, que encabezó la plancha de Auzoak y que durante 16 años ha liderado a los vecinos de Bengoetxe y ha pilotado el movimiento de descontento por el retraso en la llegada del metro a la localidad.
Miguel Ángel sostiene que se han ido «con el mejor postor, con aquel partido que nos ha demostrado que más va a hacer por los ciudadanos, porque el PNV ha mostrado mucha dejadez en las últimas legislaturas».
Los representantes de Auzoak quieren dejar claro que han dado el salto a la política para desarrollar una opción «transformadora» de Galdakao y sus barrios. «No tenemos ideología, no vamos a entrar en asuntos políticos, sólo nos interesa lo local».
Miguel Ángel celebra que, en las últimas semanas, han recibido «muchas» muestras de cariño y apoyo, pero también admite que han cosechado algunas críticas. En el supermercado, en las redes sociales, en la calle... «Hay gente del PNV que no lo ha entendido, que se ponen de lado cuando hablamos. Y también hay personas que nos critican que hayamos apoyado a Bildu por su pasado», dice. «Es verdad que hay heridas que aún no han cerrado, que no se van a olvidar, y este es un municipio que ha sufrido mucho. Pero el que realiza ese análisis con respecto a nosotros se equivoca. Estamos ante una oportunidad de mirar al futuro y de avanzar por el bien del pueblo al margen de asuntos políticos», añade.
«En Auzoak no tenemos ideología, nos guían otras inquietudes y eso es lo más importante y por lo que nos han elegido los vecinos», apostilla Losada.
Zaratamo
En el pequeño pueblo de Zaratamo (1.615 vecinos), la temperatura de la política local se toma en la carnicería del barrio de Arkotxa. Allí es donde acostumbra a comprar María del Mar López, exteniente de alcalde y edil de la agrupación independiente Gure Herria. A mediados de esta semana fue a adquirir algo de comida y encontró en el establecimiento «respeto» y «comprensión» entre la clientela por la decisión que su grupo había adoptado hacía sólo unos días.
El colectivo que había gobernado Zaratamo durante los últimos ocho años apoyó la investidura como alcalde del candidato de EH Bildu, pese a que fue el partido menos votado de los tres que obtuvieron representación en las elecciones de mayo. Una medida que causó «malestar» y «caras largas» en el PNV, la plancha con más apoyos, y que, asegura María del Mar, ha sido entendida por los propios votantes de Gure Herria.
«Nuestra gente se lo ha tomado muy bien. No era fácil, pero ha comprendido que era lo mejor para el pueblo. Hay proyectos en nuestro programa que coincidían con los de la coalición abertzale y que permitían acabar con la labor de transformación que habíamos empezado cuando dimos el salto al Ayuntamiento», dice María del Mar. «Me estoy refiriendo al plan para construir en Gurutzalde o la mejora del acceso a Arkotxa, por ejemplo», aclara. «Y nosotros estamos en esto para mejorar Zaratamo no para acaparar poder, así que si cediendo la Alcaldía avanzábamos en obras e iniciativas que son vitales para los vecinos, pues perfecto», asegura.
María del Mar destaca el ajustado resultado que depararon los comicios. «Han sido solo 36 votos de diferencia entre el PNV y EH Bildu, con nosotros por en medio a sólo 24 sufragios de los jeltzales». Con este panorama, «no queda otra que remar juntos y entendernos». Gure Herria estará en el gobierno, aunque aún no se ha cerrado su composición. Lo que sí tiene claro es que sólo debatirán de asuntos que afecten a Zaratamo. «No tenemos ideología y estamos para representar a los vecinos, no vamos a ir más allá», afirma en referencia a aquellos que han criticado su alianza con Bildu.
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