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José Antonio Bravo
Lunes, 19 de junio 2017, 01:02
La tercera semana de huelga en los puertos se inició este lunes con noticia, al acusarse por vez primera un seguimiento más reducido debido a los primeros acuerdos de carácter local entre algunas concesionarias de la estiba y los trabajadores. De hecho, en Barcelona, la ... tercera mayor instalación portuaria del país, cinco de ellas lograron trabajar prácticamente con normalidad.
A diferencia del seguimiento de los paros anteriores, que se aproximó al 99%, esta vez cayó 10 puntos hasta el 89%. Yel motivo no fue solo el descenso sensible en Barcelona, donde solo seis de cada 10 estibadores llamados a trabajador decidieron no hacerlo. En otros puertos de menor tamaño, como Marín-Pontevedra (47%) y Ferrol (21%), el impacto fue «mínimo», e incluso en Cartagena fue prácticamente el 0%. En contraste, en Algeciras el mayor de la red resultó de casi el 100%.
Así lo apuntaron desde el Ministerio de Fomento tras recabar datos de las autoridades de los 46 puertos de interés general, que como en anteriores movilizaciones constataron que los servicios mínimos se cumplieron «con carácter general». No hubo, asimismo, más incidencias reseñables que una cola de camiones en el puerto de Barcelona ante la reactivación imprevista del trabajo y la anulación de la entrada de dos buques, pues no estaban registrados en alguna de las cinco terminales que operaron casi al 100%.
Este huelga de carácter «selectivo», como la calificaron las autoridades, había sido contemplada desde la patronal Anesco como una posibilidad. Las empresas ya advirtieron a los sindicatos de la estiba que cualquier acuerdo nacional debía considerar antes las necesidades de los operadores locales. Eso es lo que ha ocurrido en Barcelona, al comprometerse algunas de las concesionarias de sus terminales de carga y descarga a negociar la subrogación de plantillas a cambio de medidas para mejorar la competitividad en el puerto.
Por su parte, el ministro de Fomento, Iñigo de la Serna, advirtió este lunes que la principal amenaza para el empleo es la huelga sostenida. En este sentido señaló que hay puestos de trabajo que se podrían estar generando, pero eso no pasa porque se están desviando movimientos de mercancías a otros puertos fuera del país. Por ello, emplazó a los agentes sociales del sector a que vuelvan a retomar el diálogo y se sienten a negociar lo antes posible.
Tras rechazar el viernes el último plan presentado por los sindicatos, al considerar que al considerar que podría infringir la ley por una doble vía -de un lado, «posibles infracciones» de la normativa de defensa de la competencia y, por otro, del decreto aprobado el 18 de mayo que liberaliza el sector como demandaba la UE-, la Asociación Nacional de Empresas Estibadoras y Consignatarias de Buques (Anesco) tiene previsto presentar este martes su contrapropuesta, al tiempo que insiste en su llamamiento a la «responsabilidad» de los representantes de los trabajadores para anular mientras las huelgas y "permitir un marzo razonable de diálogo".
Los sindicatos de la estiba, que mantienen el calendario de paros hasta la primera semana de julio -incluidos cuatro de 48 horas consecutivas-, ofrecen adelantar una rebaja del 5% del salario, mientras que otro 5% lo harían al finalizar la negociación del convenio colectivo. También se comprometen a que hubiera paz social hasta el 30 de septiembre si en este tiempo las empresas aceptan la subrogación de las plantillas actuales, lo que éstas vinculan a que antes se produzcan prejubilaciones y salidas voluntarias.
Otro punto conflictivo es la adscripción de las concesionarias de los servicios de estiba a los nuevos centros portuarios de empleo, lo que en la práctica podría suponer una continuación del modelo anterior que fue liberalizado vía decreto a mediados de mayo. Gracias a esa reforma legislativa, reclamada por las autoridades europeas, se logró evitar una segunda multa de Bruselas.
La huelga de los servicios de carga y descarga de mercancías en los puertos ya ha pasado una factura de 146 millones de euros a la economía, según el Ministerio de Fomento, que suma para ello costes directos e inducidos que, en este caso, resultan algo mayores. Solo entre el miércoles y el viernes, tras el primer paro de 48 horas, el impacto negativo ha ascendido a 110 millones, lo que supone casi cuadruplicar las pérdidas de la semana pasada, que supusieron 36 millones en tres días de movilizaciones en horas alternas (a una media de 12 millones por jornada).
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