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Jesús L. Ortega
Lunes, 9 de enero 2017, 01:42
Si durante el lustro negro que discurrió entre 2009 y 2013 la consigna de empresas y trabajadores fue resistir, con la mejora de la economía que comenzó a experimentarse a partir de 2014, su consolidación en 2015 y sobre todo su expansión en el recién ... acabado 2016, el objetivo ha sido recuperar. Para las compañías, recuperar producción, facturación y beneficios dejados por el tortuoso camino de la recesión; para los asalariados, recuperar sueldos recortados o congelados y algunas condiciones laborales a las que, llegado el momento, se renunció en pos de un bien superior: conservar el empleo.
Un resarcimiento que se ha hecho patente para, al menos, los trabajadores de varias de las mayores y más emblemáticas empresas vascas que, además, tienen en común pertenecer al sector industrial. Se trata de Mercedes, con 5.000 trabajadores en Vitoria; Michelin, con 3.200 en la capital alavesa y más de 500 en Lasarte; Sidenor, con 1.500 empleados entre sus instalaciones de Basauri, Vitoria, Legutiano, Azkoitia, Soraluce y Legazpi; y Guardian, con 400 en Llodio.
En ellas, sus direcciones han logrado pactar con buena parte de sus representantes sindicales -aunque en los tres primeros casos con la oposición frontal de ELA y LAB e importantes conflictos entre las centrales- convenios colectivos que contemplan, entre otras mejoras, significativas subidas salariales, además de primas y retribuciones variables por resultados, y conversiones de trabajadores temporales en fijos o, al menos, compromisos de estabilidad para sus plantillas.
Una senda por la que sería deseable que transitasen otras muchas empresas vascas, dada la devaluación de sueldos y condiciones laborales que sufrieron los trabajadores de la comunidad autónoma a lo largo de la crisis. En este sentido, según el último índice confeccionado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), los salarios en Euskadi subieron una media del 3,6% entre 2008 y 2014, lo que supone más de seis puntos por debajo del IPC, que se incrementó un 9,8% en el mismo periodo.
Por ello, dirigentes sindicales como Unai Sordo, secretario general de CC OO-Euskadi, consideran que ante la mejora de la economía este 2017 «tiene que ser el año que se comience a recuperar el poder adquisitivo de los salarios que se ha perdido a lo largo de estos años de crisis» y, para ello, su central llevará a la negociación colectiva incrementos de entre un 1,8% y un 3%. También su homólogo de UGT en el País Vasco, Raúl Arza, afirma que «ha llegado el momento de recuperar salarios». Y puntualiza que la subida debe ser «cuando menos, un 1,8% ó un 2%».
Subidas de hasta el 10%
El propio presidente de la patronal vasca Confebask, Roberto Larrañaga, admitía en una entrevista concedida recientemente a este periódico que «hay que subir los salarios», si bien matizaba que aunque «nadie está en contra, hay que analizar la situación empresa por empresa». Larrañaga señalaba que incluso conocía empresas -que no mencionó- «que han aprobado subidas del 10% después de haber estado años con congelación salarial como consecuencia de la crisis». Y como ejemplo de una sustancial mejora en las retribuciones ponía a la propia Mercedes, que en su nuevo convenio ha firmado un aumento salarial del 1,8% anual desde 2016 hasta 2020.
Tanto la citada planta automovilística alavesa, como Michelin, Sidenor y Guardian Llodio han acordado con sus trabajadores incrementos salariales sensiblemente superiores a la subida media negociada en los 261 convenios registrados hasta noviembre del pasado año en la comunidad autónoma, que según el último informe del Consejo de Relaciones Laborales de Euskadi (CRL), correspondiente a dicho mes, fue del 1,1%. Así, al 1,8% de aumento anual pactado en Mercedes se suman los del 2% para 2017 y 2018 -más el 1,5% con carácter retroactivo para 2015 y 2016- en Michelin, la subida media del 1,7% en Sidenor para éste y los próximos cuatro años, y el incremento del IPC -según el indicador adelantado del INE en 2016 se habría situado en el 1,5%- más un 0,5% en Guardian Llodio para el trienio 2016-2018. Además, en las cuatro empresas se contemplan diferentes retribuciones variables: 1.450 euros extra en el caso de Mercedes, otras ligadas a resultados tanto en el fabricante de neumáticos como en la siderúrgica e incremento de algunos pluses, como el de antigüedad, en la vidriera llodiana.
Y no menos importante es en esos convenios el capítulo dedicado al empleo. Mercedes se ha comprometido a hacer fijos a 1.000 de sus trabajadores temporales -500 ya han firmado sus nuevos contratos y el resto lo harán a razón de 125 cada uno de los próximos cuatro años-, Sidenor convertirá en indefinidas a unas 20 personas -el 15% de sus actuales temporales- y Michelin ha aceptado una cláusula para mantener estable el empleo de la compañía. Por su parte, en Guardian los sindicatos aseguran que el convenio firmado contiene garantías de blindaje frente a la última reforma laboral.
Pero no todo ha salido gratis et amore. Aunque de las concesiones de la parte social ni sindicatos ni empresas hablan mucho, se sabe, no obstante, que en Sidenor los trabajadores han aceptado aumentar las jornadas laborales (210 para este año, 211 para los tres siguientes y 212 en 2021) y un Expediente de Regulación Temporal de Empleo durante 2017-18 para dotar de mayor flexibilidad a la empresa y adaptarse a sus necesidades de producción.
Precisamente, estas concesiones en materia de jornada, flexibilidad y otras condiciones laborales son las esgrimidas por el sindicato ELA para haberse negado a suscribir los convenios en Sidenor, Mercedes y Michelin. «Además de la parte económica, en un convenio hay otras cuestiones ha tener en cuenta y, por ejemplo, en Sidenor, hay un fortísimo incremento de jornada acompañado incluso de un ERTE que permite enviar a los trabajadores al paro y que estos consuman prestaciones de desempleo, lo que nos parece imposible de tragar», declara Unai Martínez, responsale del Metal de ELA. «También hay que tener en cuenta que en 2012, el 5% de su salario se convirtió en variable en función de unos objetivos y los trabajadores acabaron perdiendo ese dinero, por lo que en 2019 van a cobrar lo mismo que en 2012 pero trabajando muchas más horas».
354.000 sin convenio
En cuanto a Mercedes y Michelin, Martínez, además de denunciar situaciones de precariedad en el empleo y eventualidades «que rozan lo escandaloso», señala que sus incrementos salariales son insuficientes. «Para ELA es imprescindible y primordial referenciar los sueldos al IPC para no perder poder adquisitivo, como hemos hecho en Guardian. Teniendo en cuenta que los precios han subido ya el 1,5%, que aumenten un 1,8% en Mercedes en un año histórico de producción de furgonetas nos parece muy poco. Y peor aún que eso se mantenga en los próximos años, cuando el IPC puede subir aún más».
Como contraste a las condiciones pactadas por las empresas mencionadas, cabe recordar que según el CRL, a fecha de noviembre pasado aún quedaban en Euskadi 354.000 trabajadores (el 64,5% del total) con sus convenios pendientes de renovar. Y de ellos, casi 110.000 con sus pactos laborales ya decaídos hace más de un año.
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