ANDER GARRIDO
Lunes, 19 de junio 2017, 01:00
Desde el inicio de la crisis y el estallido de los casos de corrupción, los ciudadanos españoles han visto mermada su confianza en el sector bancario hasta el punto de que, según datos recogidos en el Barómetro de Confianza Ciudadana en las Instituciones de 2016, ... sólo un 15% de la población se fía de los bancos, muy por debajo de las multinacionales (un 37%) o los sindicatos (el 23%). En ese contexto de escepticismo empiezan a popularizarse iniciativas como la banca ética, que busca un impacto y un rendimiento social positivo.
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Desde el pasado 1 de junio, Peru Sasia (Bilbao, 1961) es el presidente de la Federación Europea de Banca Ética y Alternativa (FEBEA), que engloba a 13 bancos y 10 cooperativas financieras de 17 países.
«La banca ética es el producto financiero de reflexionar sobre el derecho al crédito como bien social y lo que se entiende como consumo responsable en la entidad financiera», explica Sasia, quien destacó en el discurso de toma de posesión de su cargo, que cuentan con «una buena oportunidad» para impulsar un debate político que reconozca la especificidad de las finanzas éticas. Esta banca ofrece, «con ciertas limitaciones», prácticamente todo tipo de productos, «pero basándose en la transparencia, la limitación de salarios de los altos directivos que no superan la proporción de uno a seis entre el más bajo y el más alto o la promoción de las energías renovables y la soberanía alimentaria». Y todo esto, aclara Sasia, concediendo créditos a quienes para la banca convencional son «sospechosos habituales».
224 proyectos financiados
En Euskadi, los dos grandes de la banca ética son Fiare y Triodos, que desde su implantación han financiado 224 proyectos, la mayoría en Bizkaia. Uno de ellos es el Herbolario Veris de Barakaldo, que abrió sus puertas en 2015 gracias a la ayuda de una entidad de este tipo y que, en palabras de Mónica Salgado, su gerente, «ofrece condiciones parecidas o mejores que la banca común». Aunque admite que no era su primera opción operar con la banca ética y que también tiene sus inconvenientes. «No tiene una red amplia de cajeros y por eso tenemos que realizar pagos y transferencias a través de otro banco», señala Salgado.
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Sasia, licenciado en Química y doctor en Química Macromolecular por la Universidad de Salford, en Manchester, es miembro del Centro de Ética Aplicada en la Deusto Bussiness School, donde imparte clases. No pareció darle miedo el mundo de los negocios pese a no estar íntimamente relacionado con su formación. Empezó a interesarse por el surgimiento del movimiento de Responsabilidad Social Corporativa y la economía hace más de 20 años, «hasta llegar al concepto que hay detrás de todo esto que es la ética empresarial y comercial».
«Espectáculo bochornoso»
«Si te preocupas de analizar desde una perspectiva crítica los retos éticos en la esfera económica, la banca aparece en la primera página, por lo que hacerte preguntas sobre la ética y la banca es lo primero», explica Sasia, para quien el «espectáculo» ofrecido por el sistema financiero en los últimos años ha sido «un poco bochornoso». De ahí, y tras haber trabajado durante más de 15 años en la industria química en sectores como el medioambiental o el tratamiento del agua, todo fue rodado hasta llegar a FEBEA, en la que entró en 2004. También es en la actualidad consejero de Fiare, entidad que junto a otras como Triodos Bank o Coop 57 aglutina la oferta de banca ética en España y, además, desde 2005 imparte Ética Profesional, Deontología o Pensamiento Crítico en la Universidad de Deusto en diferentes grados y posgrados.
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«Creo que debemos incorporar la reflexión ética a nuestra vida diaria. La sociedad piensa que esto es algo que algunos hacemos en nuestro tiempo libre, pero es muy difícil ser un buen profesional si no se incorpora esa óptica ética a todos los aspectos cotidianos», asegura.
Desde su posición de docente intenta inculcar esa perspectiva que parece que la banca «ha desvirtuado». «Mis alumnos son permeables al discurso moral. Entienden lo que es la ética y las preguntas éticas que hay que hacerse, pero luego salen al mercado y es otro mundo muy diferente», aclara. La explicación para Sasia es sencilla: «El sistema económico es, sobre todo, un nicho cultural. Nos quieren consumidores, individualistas, temerosos... y todos tenemos esto muy interiorizado. Por eso la acción colectiva es tan importante».
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Ahora, como presidente de FEBEA, tiene como objetivo seguir con el trabajo realizado, «que nos ha convertido en un sujeto político que tiene relación con la Comisión Europea o con el Fondo Europeo de Inversiones».
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