Luis López
Lunes, 22 de febrero 2016, 14:13
Esta crisis de la que estamos saliendo ha ocurrido en un momento de la historia muy particular, cuando la esperanza de vida está disparada y la natalidad desplomada. Así que habrá que tener esto en cuenta para pronosticar el futuro. El Departamento de Estudios de ... Laboral Kutxa lo ha hecho en su informe Perspectivas Sectoriales del Empleo en la Economía Vasca, presentado esta misma mañana en Bilbao.
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Tal y como están las cosas, las llaves de la próxima década están en las personas mayores por dos razones. En primer lugar, porque «el envejecimiento constituirá una oportunidad para el empleo, ya que se reducirá el número de personas en edad de trabajar», dice el informe liderado por Joseba Madariaga. Según las estimaciones que maneja, de aquí a 2025 habrá 266.000 puestos de trabajo que quedarán vacantes por jubilación; mientras, sólo surgirán 36.000 de nueva creación. Un vaticinio que promete una economía poco expansiva.
En segundo lugar, buena parte de los sectores que serán pujantes tendrán mucho que ver, precisamente, con la asistencia a toda esa masa de población envejecida. El informe de Laboral Kutxa habla de «un aumento del empleo en el sector de servicios a la persona, que se beneficia de unas tendencias demográficas y sociales generadoras de demanda». La atención domiciliaria, los servicios vinculados a la salud, el deporte... son algunos ejemplos de yacimientos.
Estado «vulnerable»
Con estos mimbres, la industria parece condenada a perder peso. Al menos, en lo referido a ocupación. En estos momentos, el sector presenta un estado «vulnerable» después de que la actividad industrial haya perdido 65.000 empleos entre 2008 y 2014, según explicó Madariaga. De ese modo, «la economía presenta claros signos de terciarización». A su juicio, «son notorios los declives de sectores como el calzado, la madera, las artes gráficas y las actividad metalúrgicas», mientras los servicios «han resistido mejor la crisis en términos de empleo, sobre todo en los campos de la educación, la sanidad y los servicios sociales».
Otro problema que deberá encarar Euskadi en la próxima década es el de la sobrecualificación, un «problema estructural agudizado por la crisis». Porque si ya había miles de universitarios con pocas posibilidades de colocación, durante estos años esos jóvenes, además, se han dedicado a coleccionar postgrados. Y eso se une a que «la población ocupada» ya muestra «un alto nivel de cualificación». Lo que ahora hace falta en el País Vasco, dice el estudio de Laboral Kutxa, son personas con «cualificación intermedia». Para solucionar el asunto es necesaria la «mejora en los procesos de orientación profesional», de tal modo que se anticipen «las necesidades de las empresas» y se prevengan así «los desajustes entre la oferta y la demanda de empleo».
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