Las bodegas de Marqués de Riscal, en Elciego (Álava) son punto de referencia en el turismo enogastronómico.

A la caza del turista 'gourmet'

Euskadi intensifica su apuesta por atraer visitantes de alto poder adquisitivo dispuestos a gastar su dinero en restaurantes y rutas enogastronómicas. Casi uno de cada tres que llega de vacaciones al País Vasco lo hace atraído por sus encantos culinarios

Jorge Murcia

Viernes, 26 de mayo 2017, 18:49

Los turistas internacionales que visitaron Euskadi en 2016 pasaron una media de 5,4 días de estancia. En ese tiempo gastaron 872 euros por barba, por lo que el desembolso medio ascendió a 162 euros (el segundo más alto de toda España tras Madrid, y ... un euro por encima de Cataluña). Y aunque no está cuantificado, se sabe que buena parte de ese dinero lo gastaron en bares, restaurantes y rutas gastronómicas. Una conclusión a la que se llega por el simple hecho de que casi uno de cada tres visitantes que llegan al País Vasco lo hacen atraídos por su atractivo culinario, porcentaje sensiblemente superior al del conjunto de España (aproximadamente un 15%). Además, según las encuestas que maneja el Gobierno vasco, la gastronomía y los vinos son el segundo motivo por el que los turistas de ocio recalan en Euskadi, por detrás de las visitas a las ciudades. Incluso, entre estos, más de la mitad admiten hacerlo para disfrutar de su oferta enogastronómica.

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Lo cierto es que, en buena parte gracias al panorama de estabilidad sociopolítica que ha sucedido al fin de ETA, cada vez más turistas -sea por el motivo que sea- visitan Euskadi. Y el Gobierno vasco ha intensificado su apuesta por atraer al visitante de calidad. Es decir, al de un poder adquisitivo medio-alto, interesado en algo más que sol y playa. Y en ese perfil encaja como un guante el turista enogastronómico. No se trata, únicamente, de que el visitante descuelgue el teléfono para reservar en el Akelarre de Arzak o el Azurmendi de Atxa. Instituciones públicas, asociaciones hosteleras y otros agentes del sector aúnan sus esfuerzos para conformar «un producto gastronómico global de Euskadi, del que formen parte las comarcas, ciudades, productos temáticos, los grandes referentes de la gastronomía y la enología», asegura la viceconsejera de Turismo, Isabel Muela.

En este producto, llamado Euskadi Gastronomika, se incluyen -además, claro está, de la potente oferta de restaurantes- una amplia gama de experiencias relacionadas con la enogastronomía, o la red de museos (seis en este momento) dedicados a productos con label vasco como el vino, el txakoli, la sal, el queso o la sidra. Se trata, en fin, de aprovechar «el prilegiado posicionamiento mundial que tiene Euskadi», subraya Kino Martínez, secretario general de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Gipuzkoa.

«La oferta de nuestros restaurantes es de gran nivel, con una gran concentración de estrellas Michelín 'per capita'. Pero todo lo que rodea al turismo gastronómico se produce, al menos en Gipuzkoa, en un círculo de 30-40 kilómetros. El mismo turista que quiere conocer nuestra gastronomía comiendo donde Arzak o Berasategi, a 20 kilómetros tiene una lonja de pescado en Getaria, a 40 kilómetros una quesería o una huerta. Y eso, en otros destinos que también tienen grandes restaurantes, como San Francisco, o Tokio, es imposible», destaca.

Ser pastor o elaborar pintxos

Según Isabel Muela, el turismo experiencial «es algo cada vez más demandado por quienes nos visitan. Ya no buscan sólo conocer un lugar, sino vivir una experiencia en ese lugar. Que su viaje se convierta en un aprendizaje, en algo diferente». Ser pastor por un día y aprender cómo se produce un queso, elaborar pinchos en una sociedad gastronómica, visitar bodegas son opciones que ya se contemplan en la oferta de Basquetour, la agencia vasca del turismo, y que se quieren potencia. «Son experiencias que funcionan muy bien. De hecho, dentro del denominado turismo de experiencia en Euskadi la enogastronomía tiene un peso aproximado del 40%», destacan fuentes de la viceconsejería de Turismo.

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Ese auge del turismo en general, y del gastronómico en particular, requiere de una estrategia conjunta que implique no sólo a instituciones públicas y asociaciones hosteleras, sino también al mundo de la formación y la enseñanza. Esa bandera la enarbola el Basque Culinary Centre, del que acaba de salir la primera hornada de estudiantes del máster en turismo gastronómico. Una veintena de profesionales formados en «las competencias necesarias para gestionar empresas y organizaciones vinculadas al sector del turismo gastronómico, tanto del ámbito público como privado, de forma eficiente y con un enfoque estratégico, adecuado a la realidad del sector y a las tendencias más innovadoras», según se explica en la web del centro formativo.

Su director general, Joxe Mari Aizega, se felicita por el «éxito» de esta primera promoción del máster, «y de las muchas solicitudes que para cursarlo hemos recibido». Nuevos profesionales «de los que no hay en el mercado laboral, porque saben mucho de turismo, pero también de gastronomía. Y que sin duda van a activar mucho las propuestas y la oferta para el turismo gastronómico».

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«Se trata de gente que se ha formado para crear experiencias en el ámbito del turismo gastronómico. Por un lado, de contenidos relacionados con la cultural, la biología, el conocimiento de los productos, su manipulado, su conservación Pero también, por ejemplo, con la planificación de las visitas. Se trata de una fuente de empleo. Tiene que haber nuevas profesiones relacionados con lo que es un día de turismo gastronómico. Que además de hablar idiomas, sepan de todas estas cosas de las que hemos hablado», dice Kino Martínez. «Habrá nuevos empleos que den un valor añadido al sector. Porque tratamos con un turista más culto, y necesitas a gente preparada para atenderla», añade Aizega.

Sector en crecimiento

El turismo es un sector económico aún incipiente en Euskadi, pero su crecimiento es innegable. A finales del pasado año había casi 100.000 afiliados a la Seguridad Social en actividades turísticas (el 10,8% del total), lo que representa un aumento del 2,7% interanual. Un crecimiento mayor que el de la economía vasca en su conjunto, donde las afiliaciones aumentaron en un 1,8%. «Es evidente la importancia que está adquiriendo la gastronomía en nuestro país, lo que desde luego repercute en la buena marcha de los negocios», admite Héctor Sánchez, gerente de la Asociación de Hostelería de Bizkaia. «Por eso, es de agradecer la estrategia del Gobierno vasco que potenciar el turismo gastronómico», añade.

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¿Y de dónde viene mayormente ese visitante interesado por los atractivos culinarios vascos? En España, proceden sobre todo de Madrid y Cataluña. Aunque es el turista internacional sobre el que está puesta la lupa. Y, especialmente, el anglosajón. Al menos, en el caso de Gipuzkoa. «Quienes mejor valoran la experiencia gastronómica de nuestro territorio eran amaricanos, canadienses, ingleses, australianos y rusos. Y algo menos los italianos, franceses y españoles. Yo creo que donde debemos incidir es en los anglosajones. Entre otras cosas, porque su cultura gastronómica está mucho menos pegada a la tierra que la de franceses, italianos o españoles», considera el secretario general de los hosteleros guipuzcoanos.

La estrategia de Basquetour en este sentido se centra en atraer al turista clasificado como «cultural-vacacional»: aquel que busca relajarse y desconectar; interesado en el entorno natural y paisajístico y la cultura del lugar. Que disfruta de la gastronomía y de las compras, y que además visita museos. También al «cosmopolita», que es otra variante de turista 'premium', al que le atraen el turismo urbano, la gastronomía, y que también consume arte y cultura.

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En cuanto a su procedencia, los países considerados «estratégicos» son Francia, Alemania y Gran Bretaña, mientras que las «oportunidades a desarrollar» se sitúan en Italia, Estados Unidos, los países escandinavos, y Benelux.

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