José Luis Galende
Domingo, 9 de abril 2017, 00:57
Los planes privados de pensiones mostraron el pasado año una moderada tendencia al crecimiento tanto en Euskadi como en el conjunto de España, aunque sostenidos por los planes individuales, que mostraron una sólida tendencia al alza, frente a la debilidad de los denominados de empleo ( ... ligados al puesto de trabajo). Estos últimos acusaron las consecuencias de la situación de ajuste de las administraciones públicas y la falta de dinamismo en la creación o potenciación de estos instrumentos en las empresas y sectores.
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En lo que a Euskadi se refiere, el sistema de previsión privada para las pensiones, bajo la fórmula vasca de Entidades de Previsión Social Voluntaria (EPSV), arrojó un importante crecimiento de su patrimonio, que rebasó por primera vez los 24.000 millones de euros, tras crecer en 1.350 millones.
Esta cifra representa algo más de un tercio del Producto Interior Bruto (PIB) vasco y está muy por encima del casi 10% que acumulan los fondos de pensiones a nivel nacional y muy cerca de la media de la UE (34,5%). No obstante, hay países que alcanzan cifras mucho más elevadas, aunque la mayoría de ellos tienen sistemas de pensiones de capitalizaciónss o mixtos.
Los fondos de pensiones -sean individuales, de empleo o asociados- están llamados a jugar un papel mucho más importante que en la actualidad en el futuro, en una época en que el envejecimiento de la población va a poner a prueba la generosidad de los sistemas públicos. España, como el resto de los países, ha puesto en marcha una dura reforma que recortará a largo plazo drásticamente la cuantía de la pensión con respecto al último salario cotizado.
Por ese motivo, y pese a la crisis, sorprende que los fondos de empleo, aquellos que están ligados al puesto de trabajo, no hayan tenido apenas desarrollo en los últimos cuatro años, tiempo que lleva aplicándose la reforma de las pensiones. Los gestores de fondos piden una legislación más adecuada e incentivos para su extensión y, aunque son parte interesada en el desarrollo de un producto que ellos van a gestionar, no deja de ser una idea compartida por los poderes públicos y diversos sectores económicos y sociales.
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EPSV: un sistema 'maduro'
En lo que a Euskadi se refiere, las EPSV de empleo recortaron el año pasado su número de socios (bajaron de 446.486 a 443.729) y el de aportaciones de las empresas y de los trabajadores- de los casi 374 millones de 2015 a cerca de 364, según datos de la Federación de EPSV de Euskadi. Lejos de crecer en socios y cuotas (sí lo hizo en patrimonio acumulado, sin duda por los rendimientos del capital), la fórmula presenta a estas alturas las características de un sistema maduro, en el que las cuotas aportadas por los socios son inferiores a las prestaciones realizadas a los socios, que totalizaron el año pasado más de 477 millones de euros.
Es de esperar que en la medida que las instituciones públicas regularicen la aportación de sus cuotas a las EPSV de sus empleados, recortadas o suspendidas en los años de crisis, la situación tenderá a mejorar.
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En el conjunto de España ha sucedido algo similar con los fondos de empleo, donde pese a crecer ligeramente en número de socios llegan al 11% de la población ocupada, según datos de Inverco- perdieron algo de patrimonio y las cuotas fueron inferiores a las prestaciones.
Mayor dinamismo muestran los fondos de pensiones y EPSV individuales. En el caso vasco, aunque en 2016 bajó el número de cuentas abiertas una persona puede tener dos o más por lo que es difícil calcular cuántos partícipes hay realmente- hasta las 689.000, creció la cifra de aportaciones hasta los 391 millones anuales, casi 16 más que el año 2015. Las prestaciones, por el contrario, bajaron de 435 millones a 396, favorecidas sin duda por la mejor situación económica y laboral que evita los rescates anticipados del patrimonio acumulado por los suscriptores.
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También en el resto de España va mejor esta fórmula y, aunque desciende la cifra de suscriptores en un 0,60%, suben con nitidez el patrimonio acumulado y las aportaciones. En ese ámbito hay unos 107.000 millones de euros acumulados por los fondos individuales, con unas aportaciones globales de casi 5.000 millones y 9,9 millones de partícipes.
Geroa y Baskepensiones
El grueso del pastel de los fondos de pensiones en Euskadi se lo reparten entre un puñado de entidades gestoras y organismos. Así, en las EPSV de empleo destaca por el número de socios Geroa, que agrupa a los trabajadores de la mayoría de las empresas guipuzcoanas y que alcanzó el año pasado los 255.000 partícipes. Le siguen Itzarri la EPSV del Gobierno vasco-, con unos 91.000 asociados; Lagun Aro, del grupo Mondragón, con más de 41.000, y Elkarkidetza de las entidades locales vascas- con más de 27.000.
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En el sistema individual, el grueso de titulares pertenece a Baskepensiones, de la BBK, con casi 272.000 cuentas; Laboral Kutxa ostenta casi 91.000 clientes en este ámbito, agrupados en Euskadiko Pensioak; Gerocaixa, 74.000; Norpensión (BBVA) 65.000, y Santander EPSV (58.000).
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