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Ivia Ugalde
Sábado, 8 de abril 2017, 01:16
Hace 25 semanas que A.G.A. tiene en su vida una nueva ilusión. La lleva en su vientre, a sus 43 años, después de casi doce meses de tratamiento para convertirse en madre por primera vez. El suyo, sin embargo, está lejos de estar ... siendo un camino de rosas. Trabaja como limpiadora para cuatro empresas y sólo las mutuas de dos le han concedido ya la baja por «riesgo durante el embarazo». Las otras «se niegan a hacerlo hasta la semana 26 y 30, respectivamente».
El caso ha sido elevado ya a la Inspección de Trabajo de Bizkaia de la mano de CC OO-Euskadi, para que el organismo emita un criterio que haga cambiar de postura a las mutuas. «Les da igual que tenga 43 años y pueda perder mi embarazo cargando sacos y usando productos químicos. Incluso les he mandado fotos de los pesos que tengo que levantar, les he explicado todo y no les ha importado», lamenta angustiada esta bilbaína que lleva un mes inmersa en una batalla de reclamaciones y prefiere dar sólo sus iniciales por posibles «represalias». «Tengo miedo de quedarme sin la criatura por hacer algún esfuerzo o coger un disgusto», confiesa.
A.G.A., que saca adelante el embarazo con el único apoyo de sus padres, lleva 15 años en el sector. Pertenecía a la empresa Sutegui, que cerró hace una década. Su jornada pasó entonces a ser subrogada por las cuatro compañías para las que trabaja ahora a tiempo parcial y en total suma 32 horas semanales. Pero a diferencia de las mutuas que le dieron la baja en la semana 23, las que se niegan a hacerlo hasta más tarde alegan -según A.G.A.- que el hecho de que sólo tenga que trabajar hora y media en cada una de las empresas correspondientes (los lunes, miércoles y viernes) hace que no exista tal riesgo ni para la salud de la empleada ni para el feto.
El argumento lo rebate Alfonso Ríos, responsable de salud laboral de CC OO-Euskadi. «Da igual que sea una u ocho horas. Está expuesta a malas condiciones», sostiene, al denunciar la situación de indefensión de la trabajadora, fruto «de la precariedad laboral». «Es la primera vez que vemos un caso tan grave, flagrante y escandaloso, con cuatro mutuas, cuatro empresas y que le coincida este problema en medio de un embarazo», sostiene Ríos. Lo más parecido que recuerda es la situación de otras personas que han realizado servicios en dos compañías «y una mutua concedía la baja y otra no».
«Brazos hinchados»
A.G.A. recalca que nunca ha estado de baja, pero ahora las circunstancias son diferentes. «Me levanto a las 6 de la mañana. Entro a trabajar a las 7 y al terminar a las 8 de la tarde tengo los brazos y las piernas hinchadas. Siento calambres y dolor. Tengo que estar largos ratos de pie, agachada, frotando, cargando pesos, usando productos fuertes, encima con una cierta edad y la tripa ya empieza a pesar», explica. La limpieza de las oficinas y talleres la realiza sola, de modo que tampoco tiene a nadie que la ayude con la tareas más engorrosas. «La mutua me dice que no coja pesos pero no puedo dejar dentro los sacos de basura», afirma.
Impotente, admite encontrarse «mal». «No sé qué hacer porque ahora no puedo coger ni la baja por la Seguridad Social ya que sería irregular. ¿Dejo de ir a trabajar y entonces me echan? Vivo de mi sueldo y no puedo quedarme sin ingresos», sostiene. Menos aún comprende la disparidad de criterios de las mutuas y que no le hayan examinado los especialistas. «El médico que me da la baja para la semana 30 está en Oviedo y ni siquiera me ha visto», asegura.
Ríos y A.G.A confían en que las dos mutuas adelanten las fechas fijadas. Aun así, el responsable de salud laboral de CC OO-Euskadi tiene claro que existe vulnerabilidad en los casos de riesgo durante el embarazo: «Cuando la mutua deniega la baja se hace una reclamación. Si lo vuelve a rechazar se lleva a juicio, que a veces se gana cuando el niño ha nacido, con lo cual es demasiado tarde a efectos de proteger la salud».
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