Ander Gurrutxaga y Auxkin Galarraga.

Consecuencias de los tiempos modernos

Los sociólogos Ander Gurrutxaga y Auxkin Galarraga, junto a un grupo multidisciplinar, investigan cómo las fábricas del futuro están generando cambios estructurales en la sociedad

leticia sánchez-serrano

Viernes, 20 de enero 2017, 11:45

La película 'Tiempos modernos' de Chaplin contaba la historia de un empleado de una fábrica de metalurgia que trabajaba sin respiro en una cadena de montaje. El estrés de no perder ningún paso del proceso le hacía perder la cabeza. Este sistema ya es prácticamente ... historia. Los avances tecnológicos hace tiempo que llegaron a la industria, pero la revolución digital, la automatización y la robótica suponen un cambio aún más profundo que caracterizan a las denominadas fábricas del futuro. Este proceso de transformación conlleva unas consecuencias «a las que debemos prestar atención».

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En esta línea trabajan el catedrático de Sociología e investigador principal del Grupo de Investigación Innolab, Ander Gurrutxaga, y el profesor adjunto de Sociología y miembro de Innolab, Auxkin Galarraga, junto a un grupo multidisciplinar formado por estudiosos y profesionales de diferentes sectores. Este equipo estudia y analiza cómo el paso de la sociedad industrial clásica a la del conocimiento está generando importantes cambios en aspectos fundamentales. Para ellos, las fábricas del futuro más que un concepto tangible «son una metáfora que hace referencia a los grandes cambios de transformación que tienen lugar en todos los aspectos productivos de nuestras sociedades», señala Gurrutxaga. Este grupo de estudiosos destaca, sobre todo, las consecuencias que conllevan estos cambios, fundamentalmente sobre la idea del trabajo que hemos manejado hasta ahora. «Creemos que la forma que teníamos de ver el empleo no tiene sentido en estos tiempos», apunta.

Una de las consecuencias sobre la que trabajan, tiene que ver con la pérdida de empleos que está generando la introducción de la automatización y robótica en la industria. Como explica el catedrático de Sociología, «no es infrecuente hablar con personas que te dicen, 'hemos invertido en nuevas tecnologías que nos permiten incrementar competitividad y productividad por lo que vamos a estar bien situados de cara a la internacionalización de nuestros productos pero al mismo tiempo vemos que la mitad de la plantilla que teníamos antes de la automatización nos sobra'». Ante esta situación, estos investigadores se preguntan, ¿qué se puede hacer con este grupo de trabajadores que se quedan sin empleo en su sector? Por ahora, y como señala Gurrutxaga, «estamos en una situación en la que vemos el problema pero nadie ha sido aún capaz de buscarle solución».

Para este catedrático y sus colegas, la sociedad del conocimiento también genera «nuevas pautas de desigualdad enormes». Según detalla, estos cambios estructurales provocan transformaciones en el tipo de trabajo que se trasladan a los salarios. Además, «no podemos olvidar que el mundo social industrial anterior generaba cierta seguridad en el mercado laboral. Había cierta idea de futuro y ahora no es así porque por muy cualificado que uno esté, a la velocidad a la que cambia esta industria, puede que dentro de unos años su puesto haya desaparecido». Explica que todos estos cambios e inseguridades afectan directamente al ciclo vital de vida de los trabajadores, lo que crea desigualdad. «La propia estructura demográfica actual te está diciendo que algo está pasando en el interior de nuestra sociedad».

Falta de relevo generacional

Otra de las consecuencias que señalan, tienen que ver con el tema del relevo generacional, donde hacen referencia a que, tal y como está planteada la sociedad, hay gente joven con una carrera universitaria a la que probablemente su formación no le sea suficiente para alcanzar el estatus profesional que necesita para tener un buen nivel de vida. «En esta línea, la duda que surge es ¿qué va a pasar con estas generaciones, ¿quién nos va a sustituir?», se preguntan.

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Sobre la responsabilidad de las administraciones y el trabajo que realizan para evitar dichas consecuencias, Gurrutxaga señala que el marco institucional «está cumpliendo con el objetivo de incrementar la competitividad y la productividad favoreciendo a las empresas en este nuevo sistema. El problema es que lo hacen de una manera limitada porque vivimos en una época de globalización y al final lo que ocurre es que los países no pueden tomar las decisiones con la autonomía suficiente».

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