Lo posible y lo complejo
Ignacio Marco-Gardoqui
Miércoles, 11 de enero 2017, 00:44
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Ignacio Marco-Gardoqui
Miércoles, 11 de enero 2017, 00:44
Aunque no se ha alcanzado un acuerdo definitivo, las posturas se han acercado mucho y, tras la reunión celebrada ayer en el CRL, parece poco arriesgado apostar por que llegará en fechas próximas. Según contaron los participantes en la misma, las posiciones están próximas cuando ... se trata de priorizar en los convenios el ámbito vasco sobre el estatal, y más alejadas en el desbloqueo de la negociación colectiva. Precisamente por ello han acordado reunirse de nuevo para centrarse en lo que parece posible y despojarlo de añadidos más complejos, cuya solución quedaría para más adelante.
Cuando se alcanza un acuerdo de este tipo, entre la patronal y los sindicatos, poco más hay que añadir desde fuera. Simplemente toca alegrarse porque la pacificación de las relaciones laborales constituye siempre una buena noticia, ya que es el mejor soporte para edificar sobre ellas un entramado productivo saludable y eficiente.
Obviamente, el criterio elegido tiene mucho que ver con las relaciones de poder entre las partes. Ya que estamos en una economía globalizada, se podría fijar como ámbito de referencia al europeo -que queda un poco lejos- o al español -que, aunque más cercano, tampoco es homogéneo-, pero en esos ámbitos la representación sindical es muy diversa. Como los sindicatos mayoritarios en el País Vasco son ELA y LAB, que no están presentes fuera de él , es lógico que se imponga el ámbito vasco, a pesar de que no siempre esté clara la referencia. ¿Con quién se miden Mercedes, Michelin o Gamesa -por citar solo a tres empresas cruciales-, cuáles son sus referencias productivas? Probablemente en estos casos, o en aquellos sectores en los que la exportación es el destino fundamental de sus ventas, el ámbito vasco resulte demasiado estrecho. Pero no hay fórmula perfecta.
El desbloqueo de la negociación colectiva es una cuestión más compleja que requiere más tiempo y nuevas reuniones. Quizás también nos podríamos alegrar solo por el hecho de ver a ELA sentada en la mesa que busca el pacto. Desde luego, si interpretamos esa actitud como la apertura de una grieta en el muro de la confrontación que había levantado, deberíamos hacerlo. ¿Es suponer demasiado? La respuesta, en unas semanas.
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