fernando segura
Jueves, 8 de diciembre 2016, 10:01
La ingeniería guipuzcoana Onndi acertó cuando hace dos años decidió especializarse en el diseño y construcción de estructuras espaciales complejas, ya sean metálicas o en madera. La primera obra ejecutada fue un ascesor público en Elgoibar, un diseño singular pero de escasas dimensiones.
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Dos años ... más tarde, ha sido contratada por FCC para ejecutar las estructuras que sostendrán las cubiertas de las dieciséis estaciones de la línea 2 del Metro de Panamá. Fomento ganó, junto a la hispanobrasileña Odebrecht, el concurso convocado por el gobierno panameño. Onddi compitió con otra empresa vasca y una turca para firmar el contrato con FCC, resultando elegida.
Jon Urien, director gerente de Onddi, señala que la participación en la línea de metro es un espaldarazo a la estrategia seguida por la ingeniería. «Onddi se dedicaba a la construcción de edificios modulares, pero decidimos centrarnos en las estructuras espaciales, porque vimos que este mercado tiene enormes posibilidades».
Urien explica que el contrato de Panamá (70.000 metros cuadrados de estructura), al que se añade otro ganado previamente en México (20.000 metros cuadrados para unas cocheras y talleres ferroviarios), les permite pujar por proyectos importantes. «Hasta ahora nos encontrábamos en un periodo de 'impasse'. Cuando nos preguntaban qué obras habíamos hecho, solo podíamos presentar montajes pequeños. Esta fase ya la hemos superado».
El Metro de Panamá será sin duda una carta de presentación de primer orden. La firma guipuzcoana diseñará los 'mecanos' que sustentarán las cubiertas de las dieciséis estaciones de la línea de veinte kilómetros que unirá la capital con una localidad cercana al aeropuerto. Se trata de un metro aéreo, es decir, irá sobre pilastras y por debajo discurrirá una carretera.
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El contrato asciende a 9 millones de euros, presupuesto que incluye las labores de ingeniería, construcción y montaje. Onddi diseña la estructura y subcontrata a talleres guipuzcoanos la fabricación de las esferas, tubos, tornillos... «Movemos a media docena de empresas de calderería, mecanizado, pintura, soldadura y otras especialidades. Las piezas -explica Urien- se embarcan en contenedores y, una vez en Panamá, se montarán con personal desplazado desde aquí y también por operarios locales».
El director gerente de la ingeniería explica que el éxito que está logrando la firma radica en el entramado industrial existente en Euskadi. «Las compañías de aquí son solventes, hacen bien su trabajo, cumplen los plazos. Contamos con un socio en Guatemala que tiene que hacerlo todo él, porque sabe que si subcontrata no le van a responder. Aquí las cosas son diferentes».
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Onddi comenzará a trabajar en Panamá en enero. La obra tiene que estar terminada en abril de 2018. El gobierno panameño prevé poner en marcha ocho líneas de metro y la empresa guipuzcoana competirá para firmar más contratos.
Carga de trabajo no le falta. Además de las instalaciones de Panamá y México, Onddi ejecutará otra en Marruecos. En España está construyendo la estructura metálica de las cocheras de autobuses en Santander, la de una hípica para Arcos de la Frontera y la de un colegio en Mallorca, estas dos últimas en madera.
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Onddi espera la resolución de los numerosos concursos a los que se ha presentado, con ofertas realizadas que ascienden a 100 millones de euros. «Nos interesan proyectos que requieran geometrías complejas, no importa que el edificio sea grande o pequeño. Un mercado que se está moviendo mucho es el de los hangares para aviones. Necesitan puertas gigantes, de ochenta o noventa metros de altura y, en consecuencia, para sujetar esas cubiertas se necesitan estructuras de gran tamaño».
Crecimiento
El incremento de la facturación de la compañía ha sido espectacular. El año pasado apenas ascendió a 2 millones de euros, en 2016 ascenderá a 4 millones y en 2017 se situará entre 8 y 10. Onddi aspira a seguir creciendo, aunque con cautela.
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En el radar de la firma se encuentran otros países centroamericanos, como Nicaragua, El Salvador o Guatemala que, «pese a su pobreza, lo tienen todo por hacer». En México, la intención de la ingeniería es lograr más contratos, al igual que en Panamá. Sin embargo, no todo es positivo en latinoamérica. La experiencia en Brasil no resultó como se había previsto. «Se pararon muchas obras y hemos perdido tiempo y dinero».
Jon Urien señala que otros mercados interesantes son Estados Unidos, Emiratos Árabes y África. También Asia, siempre que se vaya de la mano de constructoras potentes. En Europa indica que hay oportunidades y España «parece que empieza a despertar».
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Onddi es una firma pequeña. Ocupa un estudio de dimensiones reducidas en el barrio donostiarra de Gros en el que trabajan doce profesionales, con preeminencia de ingenieros, aunque también forman parte del equipo un arquitecto, dos delineantes, un informático, así como administrativos y comerciales.
La compañía incorporará en breve a otros tres profesionales y se trasladará a un local cercano. No obstante, Urien explica que la evolución positiva de la empresa no les hará «volverse locos». El director gerente indica que «tenemos que asentar lo logrado. Es verdad que la marcha de las cifras de facturación asusta. Llegados a este punto, debemos pensar dónde queremos estar. Hay pocas empresas especializadas en estructuras espaciales. Somos nuevos, pequeños, ágiles y tenemos ilusión. Nos adaptamos a lo que sea y quizá esta sea la razón de nuestra trayectoria, pero crecer por crecer no entra en nuestros planes».
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