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elcorreo.com
Martes, 8 de noviembre 2016, 19:56
La vida de José María Aristrain de la Cruz se resume en dos palabras: dinero y discreción. Mucho dinero y mucha discreción. De hecho, apenas existen fotografías de un hombre que de un día para otro, y con 24 años de edad, tuvo que ponerse ... al frente de un imperio creado por su padre (uno de los empresarios vascos que más impronta han dejado, sobre todo en Gipuzkoa) y que terminó vendiendo para caminar por la sombra, alejado de los focos.
Lo que no ha variado en su vida es el gusto por los coches, los caballos y los barcos. Es dueño de uno de los mayores latifundios de España, una finca llamada 'Valdepuercas', y también posee una envidiada colección de coches antiguos y de lujo. Según medios digitales, la inversión en ese conjunto de máquinas (incluido algún Fórmula 1 retirado) ascendería a 57 millones de euros. De nuevo la cifras se escapan y alcanzan los 26 millones en el caso del 'My Steel', su lujoso yate con bandera de las Íslas Vírgenes Británicas habitual de los amarres de Gibraltar.
La caza, los toros, los caballos (ha tenido una yeguada y una ganadería de lidia) son otras de las pasiones de José María Aristrain hijo que, dicen que obsesionado por la seguridad (su padre nunca cedió a la presión de ETA), dispone de un pequeño imperio inmobiliario en Madrid en una de las zonas más caras y vigiladas de la ciudad, muy cerca de la Audiencia Nacional. Recientemente ha adquirido varios inmuebles en la zona, uno de ellos la antigua Embajada británica en España.
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