La venta de coches a particulares cae cuatro años después

El 'escenario PIVE', -surgido en 2012 cuando el Ministerio de Industria, Energía y Turismo, comandado por José Manuel Soria, decidió atender los requerimientos de la industria del motor para la configuración de un plan que ayudara a sostener la venta de vehículos- supuso un incremento casi ininterrumpido de las ventas globales de turismos y todoterrenos. En todos los segmentos, pero especialmente en el canal de particulares.

Cuatro años después, y sin la gasolina del PIVE, el mercado sigue creciendo, pero a menor ritmo, y a lomos de las empresas y de las compañías de 'rent a car', que al abrigo de la reactivación económica están renovando sus flotas a buen ritmo. En octubre las ventas globales avanzaron un 4% (83.248 unidades) debido al crecimiento del 10% en el canal de empresas, y al del 34% en el de 'renting'. Y en lo que va de año, ambos segmentos han avanzado un 14% y 15% respectivamente. Por su parte, las compras realizadas por particulares se quedan en un 7,7%.

La ralentización de este canal puede poner en peligro el objetivo de ventas anuales que se ha marcado la industria de la automoción: 1.150.000 unidades. «Esto evidencia que sí son necesarias medidas de apoyo para garantizar el pulso del mercado, por lo que ahora que ya vamos a tener nuevo Gobierno, hay que impulsar un plan integral del automóvil que permita a este sector seguir siendo un puntal del crecimiento económico», opina Juan Antonio Sánchez Torres, presidente de la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor, Reparación y Recambios (Ganvam).

«Casi hemos tocado techo»

Jaume Roura, presidente de la patronal de concesionarios, Faconauto, cree que el mercado español «casi ha tocado techo». En su opinión, «todo lo que sea mantenerse por encima del millón de ventas es una buena noticia, aunque el nivel de envejecimiento de nuestro parque debería darnos margen para que hubiera un mercado mucho más dinámico, con más empresas y familias cambiando de vehículo».

En septiembre de 2012 arrancó la primera edición del PIVE, que como el 2000E -creado por el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero- ofrecía una ayuda de 2.000 euros aportados a medias por el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) -3.000 euros en el caso de las familias numerosas- para la compra de un nuevo vehículo a cambio de achatarrar uno de 12 o más años (en el caso de los turismos), o a partir de 10 en el de los vehículos comerciales ligeros. Desde entonces la sucesión de planes PIVE -hasta un total de ocho- ha corrido paralela al aumento de las matriculaciones: en 2013 subieron un 3% (722.000 unidades), un año más tarde crecieron el 18% (890.000) y el 2015 terminó, siete años después, por encima del millón de turismos y todoterrenos vendidos (1.034.000).

La patronal de fabricantes, Anfac, insiste en «no olvidar el papel fundamental» que los PIVE han jugado en la renovación del parque automovilístico, «con la sustitución de 1,2 millones de vehículos con una media de 16 años de antigüedad».