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Julio Arrieta
Viernes, 21 de octubre 2016, 12:25
La historia económica de la humanidad «viene determinada por los grandes acontecimientos», escribe el economista Alessandro Giraudo, «pero también está compuesta por pequeños acontecimientos e ínfimos detalles que participan en la modificación de los equilibrios, crean otros y desestabilizan determinadas realidades». Esta es la idea ... base sobre la que trabaja el autor en 'Cuando el hierro era más caro que el oro', una compilación de 60 historias que pueden servir «para entender la economía mundial», varias de las cuales no tienen nada de 'pequeña', como el impacto en la economía del Imperio Romano del oro extraído de las explotaciones mineras de Las Médulas, en León. Se trata de un relato de «la zarabanda del oro, la plata, los metales industriales y las especias» que abarca desde la antigua Mesopotamia hasta el mundo contemporáneo. Así, se abre con un capítulo dedicado al valor del hierro para los asirios (superior al del oro) y se cierra con la hiperinflación que sufrió la moneda húngara al terminar la Segunda Guerra Mundial. Entre ambas historias Giraudo relata otras 58, todas ellas curiosas, diversas y breves. Por mencionar unos ejemplos que dan una idea del tono y contenido: el líbro explica cómo se utilizó el botín del saqueo del Templo de Jerusalén para financiar la construcción del Coliseo de Roma; el intento de la república de Venecia de convencer a los mamelucos para que construyeran el Canal de Suez para hundir el dominio comercial de Portugal en el Índico, en el siglo XVI; y de qué modo la producción de cañones y buques de vela acabó con los bosques del sur de Inglaterra.
Las explicaciones de Giraudo son claras y sencillas, sin tecnicismos, y la estructura del libro, formado por capítulos que rara vez superan las cuatro páginas, hace que su lectura sea muy fácil. Cabe señalar que la gran virtud de este libro, la brevedad de cada historia que recoge, es también su único defecto. Los capítulos son tan cortos que el autor se ve obligado a no entrar en profundidades, de tal forma que el lector que no tenga algún conocimiento básico de las culturas y periodos reseñados (Asiria, la antigua China, el Japón medieval...) puede verse algo perdido. En todo caso, es una lectura recomendable que invita a profundizar en todos los episodios que recoge. Las notas que lo completan, repletas de referencias bibliográficas, son un buen punto de partida para ello.
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