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j. m.
Viernes, 2 de septiembre 2016, 12:27
Los empresarios españoles -y entre ellos, los vascos- apremian a los políticos para que formen cuanto antes un Gobierno que acometa las reformas que consideran necesarias para enfilar definitivamente la salida de la crisis. Consolidar el ajuste fiscal demandado por Europa, avanzar en la industrialización del país, o eliminar las disfunciones del mercado laboral para reducir el paro, son algunas de las acciones que, en opinión de Confebask y el Círculo de Empresarios, no pueden esperar demasiado tiempo.
Roberto Larrañaga (Confebask)
«El primer reto al que deberá enfrentarse el futuro gobierno español es el ajuste fiscal demandado por Europa. Es verdad que Bruselas, al menos, da de plazo dos años, pero la exigencia de terminar 2018 con un déficit del 3% obligará a un ajuste estructural de 10.000 millones de euros, independientemente del ciclo económico, más otro adicional para el año que viene. Eso sólo se consigue, bien aumentando los ingresos (algo francamente complicado) o reduciendo gasto público, con todo lo que eso conlleva.
En Euskadi, la situación de las cuentas públicas es muy diferente. Pero el ajuste que tendrá que realizar el gobierno español podría afectar a inversiones en infraestructuras clave, como la Y vasca - cuya ejecución, por cierto, debería quedar fuera de todo recorte porque no puede esperar más tiempo - , por no hablar de otro tipo de incentivos públicos a la inversión o a proyectos de I+D+I que podrían relegarse hasta conseguir el objetivo marcado por la UE. Cómo cumplir las exigencias de Bruselas será sin duda el reto más urgente del próximo gobierno español.
En segundo lugar, otro de los grandes retos pasa por cambiar el modelo productivo y reindustrializar España. Actualmente, el sector industrial apenas supone el 15% de su PIB. En Euskadi estamos cerca del 24% y con un añadido importante: la apuesta público - privada por el impulso a la industria es fuerte y unánime desde hace décadas, lo mismo que en los últimos tiempos en lo referido a la conocida como Industria 4.0
En el Estado español sin embargo, se echa de menos una política más contundente en ese sentido, teniendo en cuenta además, que hay factores como el coste energético que lastran nuestra competitividad y cuya reducción depende en buena parte de una tarifa fuertemente intervenida por el gobierno. El nuevo gobierno español debería terminar con esa clara desventaja competitiva imitando quizá lo que ya hacen desde tiempo atrás otros gobiernos europeos como el alemán.
Y en tercer lugar, otro reto ineludible pasa por rebajar lo más rápidamente posible la inaceptable tasa de desempleo. Para eso sería necesario que el gobierno español mejorara las condiciones objetivas de creación y fomento empresarial que nada tienen que ver con el adelanto a cuenta de impuestos o el aumento de cargas fiscales a las empresas que son las que generan actividad y contratan; y que en último término pueden verse desincentivadas para hacerlo. Que el fracaso no arruine al emprendedor de por vida es, además, otro reto que el nuevo gobierno español debería marcar en rojo en su agenda económica».
Jorge Sendagorta (Círculo de Empresarios)
«Hace unos meses conocimos los resultados del Barómetro de los Círculos 2016, cuyo objetivo es una vez más analizar con rigor los principales problemas socioeconómicos que afectan a nuestro país y plantear las soluciones más acertadas. En él se pone de manifiesto que en los últimos años España ha logrado afianzar su recuperación y acelerar la creación de empleo, una referencia muy positiva que confirma las pautas que deberán seguirse en el futuro. Pero el análisis del Barómetro también concluye que nuestro crecimiento y estabilidad siguen precisando otros cambios estructurales que ayuden a corregir determinados desequilibrios de la economía española y afrontar con mejor preparación sus importantes retos.
La senda futura del dinamismo económico y de la creación de empleo y riqueza pasa por un plan de actuación del que deben ser elementos destacados: la mejora sustancial de nuestro sistema educativo, la eliminación de las disfunciones de nuestro mercado laboral -cuyas consecuencias más palpables son el elevado desempleo y la alta tasa de temporalidad-, una economía del conocimiento con mayor y más eficiente inversión en investigación y desarrollo tecnológico, un tejido empresarial más ágil en la renovación de sus productos y servicios, una administración pública transparente, eficiente y bien dimensionada; un sistema fiscal que combata el fraude y la economía sumergida y fomente el ahorro y la inversión, y todo ello en un escenario de estabilidad política y cohesión territorial en el que sea posible integrar objetivos de competitividad, equilibrio y sostenibilidad. La determinación con la que apliquemos estos cambios necesarios marcará el devenir del bienestar en nuestro país. Su concreción requiere desde luego un consenso político suficiente, pero también la comprensión y el respaldo decidido de nuestra sociedad».
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