Tras el susto al conocerse el resultado del referéndum, esta semana los mercados han rebotado.

Las minas que deja el 'Brexit'

Los mercados se recuperan al descartar otro Lehman, pero el riesgo político se convierte en la gran amenaza

ANA BARANDIARAN

Sábado, 2 de julio 2016, 23:18

Los mercados han recuperado la calma en los últimos días tras el susto que se llevaron con la inesperada victoria del Brexit el 23 de junio. A ello han ayudado considerablemente los bancos centrales, no por haber adoptado nuevas medidas sino gracias a los ... cortafuegos que ya tenían instalados. Y sobre todo por su mensaje, que ha terminado calando, de que esto no es en absoluto otro Lehman Brothers. Los riesgos que deja el referéndum vienen por el lado político, por el miedo a la desintegración de la UE si cunde el ejemplo británico. Pero también porque el voto a favor del leave refleja cómo el descontento de la clase media-baja, golpeada por los efectos de la crisis, la globalización y la digitalización, se transforme en apoyo a los partidos populistas anti-inmigración y anti-libre comercio. Eso afecta a todas las economías desarrolladas. Por eso hay temor a un giro mundial hacia el proteccionismo, que sería letal para el actual contexto de crecimiento anémico y alto endeudamiento.

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Para Morgan Stanley, esta amenaza es suficientemente grave como para elevar la probabilidad de una recesión global en los próximos doce meses desde el 30% al 40%. «El rechazo de los votantes a los partidos del establishment y a las instituciones internacionales solo acaba de empezar. El descontento podría afectar a todas las próximas elecciones; EE UU, Holanda, Francia, Alemania... Aunque los partidos protesta no ganen, marcarán la agenda», señala el banco de inversión. «La victoria del Brexit supone el mayor revés hasta la fecha para el consenso que se alcanzó tras la Segunda Guerra Mundial de avanzar hacia la integración y el libre mercado», añade Credit Suisse en un informe titulado El final de la globalización. A su juicio, esto tendrá implicaciones en el crecimiento, los beneficios empresariales y el precio de los activos.

El shock inicial

La incertidumbre política va a pesar mucho en el futuro, aunque el corto plazo se vea con más serenidad una vez digerido el shock inicial. Ahora, a toro pasado, los analistas creen que la virulenta reacción del viernes post-referéndum se debió a que nadie esperaba ese resultado. «Yo llevo más de 36 años en esto y nunca en mi vida había visto a los mercados equivocarse tanto», apunta Juan Mari Ochoa, de Fineco. Contra todo pronóstico, los británicos desoyeron las advertencias sobre el brutal impacto económico y financiero que tendría el Brexit y votaron a favor de marcharse de la UE para reforzar la soberanía nacional. Hicieron más caso a los mensajes populistas lanzados por tabloides poco rigurosos que a los análisis sesudos. «Para mí es algo a tener muy en cuenta. Los ciudadanos cuestionan la opinión de los expertos. Vale más la narrativa que los números», dice Alberto Morillo de Consulnor Banca March.

Por el momento, lo único claro es que el Brexit no ha desencadenado otro Lehman. «No se han colapsado los mercados. Alan Greenspan dijo que podía ser otro Lehman pero se equivocó», afirmó el miércoles el vicepresidente del BCE, Vítor Constâncio. «Es que esto no tiene nada que ver. Cuando quebró Lehman nos dimos cuenta de que la banca americana estaba quebrada. Los efectos del Brexit se notarán con el tiempo y dependerán, en gran medida, de las decisiones políticas que se tomen», añade el analista Juan Ignacio Crespo. Eso sí, de cara a los próximos meses se impone la cautela con las bolsas, sobre todo respecto a las europeas, porque ya antes del referéndum había miedo. «Sonará raro pero a mí todavía hoy es China lo que más me preocupa», apunta Ochoa.

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Hay coincidencia en atribuir el mérito de esta rápida recuperación a los bancos centrales. «Estaban preparados para actuar desde el primer momento. Tras la crisis se dotaron de cortafuegos muy efectivos», señala Víctor Echevarría, de Analistas Financieros Internacionales (AFI), en referencia al programa de compra de bonos del BCE. Con su labor, el mercado de bonos ha quedado inmunizado. El Banco de Inglaterra , por su parte, anunció el jueves su disposición a tomar medidas.

España gana atractivo frente a Italia

  • En un escenario económico en el que el riesgo político pesa tanto, España ha ganado un gran impulso tras las elecciones del pasado domingo. Todavía se debarte intensamente si la causa fue la hecatombre bursátil generada por Brexit, pero el caso es que el PP salió victorioso y reforzado mientras que se alejó la posibilidad de un gobierno liderado o compartido con Unidos Podemos, la opción que más inquietaba a los mercados.

  • «Hemos estado fuera de la bolsa española desde septiembre pero ahora nos vuelve a gustar. El escenario de un gobierno con Podemos ha desaparecido. Por contra, otros países afrontan elecciones en los próximos meses y la inmigración, junto con los efectos de la crisis, están alimentando a las fuerzas radicales», opina Ignacio Dolz, de N+1 SYZ. El Ibex-35 terminó el viernes, tras cuatro jornadas de rebote, en los 8.268 puntos, solo un 7% por debajo del nivel que tenía antes del referéndum británico.

  • Pero la evolución del bono español es todavía más espectacular. El tipo de interés que se exige al título a diez años acabó el viernes en el 1,13%, tras haber llegado a caer al 1% en el día, algo jamás visto en la historia. La prima de riesgo ha descendido hasta los 122 puntos. España se ha colocado en una posición mejor que la de Italia, su principal referencia para las comparaciones, ya que es también un país periférico y, por tanto, considerado vulnerable por los inversores en tiempos de estrés.

  • El tipo de interés del bono italiano está en el 1,2% y su prima de riesgo en los 130 puntos, valores nada malos pero que se deben a la protección del BCE. Su pérdida de atractivo respecto a España responde a varias cuestiones. En primer lugar, Italia no afronta elecciones pero sí un referéndum en octubre. Lo que se vota, unas reformas constitucionales, es lo de menos. La clave es que Matteo Renzi ha dicho que se irá si lo pierde y esta especie de moción de confianza se produce en un momento de grn empuje del Movimiento 5 Estrellas, que ha ganado las alcaldías de Roma y Turín.

  • Italia tiene pendiente, además, el rescate de su banca. El Gobierno calcula que necesita 40.000 millones, pero quiere hacer la inyección pública sin acatar las normas establecidas por Bruselas, que obligan a cargar la factura en accionistas y bonistas. La Comisión le ha echado un cable al permitirle dar a la banca garantías públicas, pero el problema no está resuelto.

Por este lado, la victoria del Brexit ha tenido hasta consecuencias positivas. Ahora no se vislumbran subidas del tipos de interés por parte de la Reserva Federal para este año, lo que despeja una de las grandes preocupaciones del mercado. Pero toda cara tiene su cruz. Se espera que los bancos centrales se vean obligados a mantener durante más tiempo los tipos de interés en mínimos. Eso es un quebradero de cabza para la banca, ya bajo presión.

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Preocupación por la banca

Por esta razón las entidades financieras fueron las más castigadas al conocerse el resultado del referéndum. Las británicas sufrieron especialmente porque no se sabe qué va a pasar con la City si los bancos con base en Londres pierden el pasaporte europeo, que les permite operar en toda Europa. A ello se suma el impacto que podría tener en sus cuentas el frenazo en el consumo y la inversión.

Pero también acusaron el golpe otras entidades, especialmente las italianas. Tienen 360.000 millones en créditos morosos, mal provisionados. «Italia tiene una bomba de relojería y Portugal también está en situación delicada, pero no es un problema generalizado», sostiene Joaquín Maudos, catedrático de la Universidad de Valencia e investigador del Ivie. Con todo, la banca es una preocupación, sobre todo después de que la Reserva Federal suspendiera al Deutsche Bank y al Santander en los test de estrés.

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Es demasiado pronto para calibrar el impacto económico que tendrá el Brexit. En general se espera que el Reino Unido se lleve la peor parte, mientras que la rebaja de previsiones para la zona euro es moderada una merma en el PIB del 0,3% al 0,5% en tres años, según Draghi y el impacto en el resto del mundo casi imperceptibe. Pero son pronósticos muy condicionados por las decisiones políticas que se tomen.

Así, el impacto en el Reino Unido no tendrá nada que ver en función de que nuevo marco de relaciones comerciales se establezca. La UE le ha dejado claro que si quiere preservar el acceso al mercado único deberá respetar principios europeos como la libre circulación de personas. Ahora bien, la incertidumbre hasta que se llegue a un acuerdo traerá consecuencias, como se ha visto en la depreciación de la libra. Aunque esto último puede impulsar las exportaciones, existe un claro riesgo de fuga de capitales, parón en las inversiones y recesión.

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En el caso de Europa, también la política será clave. El resultado de las elecciones de España, con victoria reforzada del PP y retroceso de Unidos Podemos, supuso un gran alivio. Alentó la tesis de que la tormenta desatada por el voto al Brexit alejaba la amenaza del populismo y de nuevos referéndum para salir de la UE en otros países. Pero muchos analistas creen que es pronto para cantar victoria. «Quien piense que se ha enfriado el ardor de los euroescépticos se equivoca. Europa debe actuar ya y responder al alto grado de descontento. Debe avanzar en la unión bancaria y fiscal y, si no puede, al menos relajar la austeridad», defiende Alex Fusté, de Andbank. En esta línea, el vicecanciller alemán, Sigmar Gabriel, pidió ayer el fin de la austeridad y atacó a su principal defensor, el ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble.

Por ahora, lo que está haciendo Europa es adoptar una postura dura en las negociaciones con Reino Unido con la idea de que, cuanto más sufra el país, menor será el incentivo de otros países para imitarle. En este sentido, la recuperación tan rápida de los mercados sería contraproducente y casi habría un deseo de mayores turbulencias. Una auténtica paradoja. Visto lo visto, las firmas de bolsa deberían tirar a la basura sus modelos económico financieros y contratar politólogos.

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