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alejandro ramírez
Jueves, 4 de octubre 2018, 18:22
A pesar de lo mucho que se ha escrito sobre las fechorías cometidas por Luis Pineda, presidente de la falsa asociación de usuarios bancarios (Ausbanc) quedan preguntas en el aire para las que nadie ha dado respuestas. Nosotros vamos a intentar aclarar los ... puntos negros que existen en esta investigación.
¿Por qué pagaban los bancos?
Es la primera cuestión que todo el mundo se ha planteado cuando se conocieron los métodos mafiosos que utilizaba Luis Pineda para sacar esas exageradas sumas de dinero a las entidades financieras. Los bancos no firmaban convenios publicitarios con Ausbanc porque tuvieran interés en salir en su publicación. De hecho, las revistas de Luis Pineda son desconocidas para el gran público, sus ventas son irrelevantes, por lo que carecen de influencia en el sector financiero. Los bancos pagaban bajo el camuflaje de la publicidad porque de ese modo desactivaban a una supuesta asociación de consumidores cuyo presidente no tenía ningún escrúpulo a la hora de inventarse una acusación contra una determinada entidad financiera. Es decir, aunque un banco hiciera su trabajo de forma impecable, si no pagaba a Pineda no estaba libre de sufrir una injusta campaña en su contra. Y el problema es que Pineda no sólo utilizaba sus medios para tal fin, sino que movilizaba a sus asociados para que denunciaran a la entidad, convocaba protestas a las puertas dela sede principal de ese banco y se multiplicaba a la hora de aparecer en diferentes medios de comunicación para dar mayor proyección a su campaña.
Aunque fuera mentira lo que denunciara, contra esos ataques un banco poco podía hacer. El daño reputacional al que se enfrentaba era muy elevado. Por eso veían que la mejor opción era pasar por caja antes que asumir ese riesgo. Los bancos también pagaban porque si surgía algún problema en la comercialización de sus productos se aseguraban de que Ausbanc no iba a criticarles ni a denunciarles por ello. De hecho, los grandes clientes en toda la historia de Ausbanc han sido las cajas de ahorros. A pesar de su deficiente gestión, se aseguraban el silencio y el apoyo de Pineda.
El falso justiciero bancario sólo criticaba a una entidad cuando se producía una intervención judicial y se detenía a algún directivo. Entonces se ponía a la cabeza de la manifestación. El ejemplo más claro fue el de Afinsa y Forum Filatélico, dos de sus mejores clientes, cuya inversión en sus productos recomendaba insistentemente desde sus revistas, pero cuando fueron intervenidas quiso ejercer la acusación popular contra ellos. Los bancos también pagaban porque veían una oportunidad respecto a quien no lo hacía. Es decir, si la competencia no pagaba tenía encima esa campaña de descrédito de la que se libraban los que pasaban por caja. Muchos directivos bancarios veían con satisfacción las campañas en contra que sufrían otras entidades por parte de Ausbanc.
Los bancos también pagaban para sacar partido de las buenas relaciones de Pineda. Hay que recordar que unas dos horas antes de ser detenido en Madrid, Luis Pineda acababa de subir en su cuenta de Twitter fotografías abrazado a la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, o conversando en la caseta de la Cadena SER de la Feria de Sevilla con el líder del PSOE, Pedro Sánchez. Pineda se relacionaba muy bien. Y si se tira de hemeroteca podemos ver a conocidos directivos bancarios, copa en mano con Luis Pineda y sus invitados a sus foros, sonrientes y encantados de haberse conocidos, o sea, que no parecían ser extorsionados o chantajeados. No hay que olvidar que fue un directivo bancario el que avisó a Pineda de que la Policía le pisaba los talones.
Los bancos chantajeados ¿por qué no denunciaban?
No es cierto que nadie denunciara a Ausbanc en todo este tiempo. BBVA, por ejemplo, uno de los bancos que se resistió a su chantaje, consiguió gracias a una demanda que Ausbanc fuera expulsada del registro estatal de asociaciones de consumidores. Otra sentencia conseguida gracias a una verdadera asociación de usuarios bancarios, ADICAE, calificaba a Ausbanc de «chiringuito». Todas estas iniciativas tenían como fin que la Justicia reconociera que Ausbanc no era lo que decía ser, ya que una asociación de consumidores sólo puede ingresar dinero procedente de las cuotas de sus asociados y de las subvenciones. Y Ausbanc tenía una actividad diferente a las organizaciones de consumidores.
El problema es que los políticos hacían caso omiso de esas sentencias. Cuando Ana Mato fue nombrada ministra de Sanidad, en el Gobierno de Mariano Rajoy, una de las medidas que adoptó fue readmitir a Ausbanc en el registro de asociaciones del que había sido expulsado. Otras comunidades autónomas, como la madrileña y la andaluza, y muchos ayuntamientos ni siquiera llegaron a plantearse la expulsión de Ausbanc de sus registros. El presidente de Credit Services denunció por chantaje a Luis Pineda con grabación incluida y perdió el caso en los tribunales. No era fácil ganar una demanda a Ausbanc por los apoyos que tenía. Y si la ganabas, los políticos de PP y PSOE se encargaban de minimizarlos daños.
¿Por qué asistían los jueces a los foros de Ausbanc?
Aunque la Comisión Permanente del Consejo General del Poder Judicial ha salido en defensa de los profesionales del sector de la justicia que acudían a los foros de Pineda, resulta muy extraño que estos magistrados aceptaran esas invitaciones sin tener en cuenta a qué se dedicaba la falsa asociación de Pineda y la de veces que tenían que dictar sentencias sobre las querellas que presentaba a las entidades financieras. Por eso, aunque los jueces y magistrados pueden participaren foros y cobrar por ello, no parece que hacerlo en los que organizaba Pineda fuera un buen ejemplo de ética profesional.
Y hay más. Un foro jurídico de Ausbanc en el País Vasco estuvo organizado por una sociedad de su entramado empresarial que se llama LA COPA EN CASA S.L, una compañía sin empleados, dedicada a servicios en restaurantes. ¿A ningún juez le llamó la atención que esta peculiar empresa se dedicara a organizar foros jurídicos y les pagara por ello?
¿Han sido los bancos los únicos aliados de Pineda?
Ni mucho menos. Las entidades financieras han sido un magnífico apoyo para Ausbanc, pero no el único. Todas las compañías susceptibles de poder tener en algún momento una reacción en contra de los consumidores eran tocadas po rLuis Pineda y la mayoría también pasaban por caja. Eléctricas, operadoras de telefonía, compañías de distribución, automovilísticas... han estado siempre en su punto de mira. La investigación del juez Pedraz descubrirá una larga lista de empresas al margen de la banca que colaboraban con la falsa asociación de usuarios bancarios. Telefónica fue su gran objetivo durante muchos años, pero se encontró con un hueso duro de roer, un histórico directivo de la casa, Luis Abril, que conocía a la perfección los métodos de Pineda y le cortó de raíz cualquier tipo de acercamiento.
¿Quién ha dado cobertura durante tantos años a Ausbanc?
Una actividad delictiva no se sostiene tantos años si no es con grandes apoyos. Y es muy posible que si no hubiera dado ese salto al vacío con el intento de chantaje a la Infanta Cristina, la estructura de Ausbanc, tal como la conocíamos hasta ese instante, hubiese seguido muchos años más, porque contaba con amplio respaldo. Es muy difícil que la gente pueda comprender que este personaje fuese invitado a intervenir en el Senado para «ofrecer medidas contra la crisis y para generar empleo» o que interviniera en el Parlamento andaluz y agradeciera públicamente el apoyo que le daba esa institución, o que hablara en una comisión de investigación sobre la CAM en las Cortes Valencianas. También fue invitado al Parlamento catalán para presentar medidas en el ámbito hipotecario. Que este personae fuese un invitado habitual en las instituciones que representan los intereses de los ciudadanos refleja el nivel de los políticos que ocupan sus asientos.
Al mismo tiempo, era habitual su presencia en las televisiones públicas, especialmente en Canal Sur y en Telemadrid, en las principales emisoras de radio y en algunos periódicos. En sus primeros años de actividad contó con el respaldo y la cobertura del Banco de España, que siempre ha mantenido un siniestro silencio respecto a Ausbanc. El mismo silencio que guardan hasta hoy la Asociación Española de Banca (AEB) y la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA).
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