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Jorge Murcia
Viernes, 6 de mayo 2016, 11:52
Esta semana saltaba a las portadas de los informativos la imagen de Craig Steven Wright, un empresario australiano de 44 años que se ha arrogado la paternidad del Bitcoin, la más popular de las criptomonedas. El Bitcoin nació hace siete años, pero aún ... tiene que enfrentarse a un alto grado de desconocimiento y no pocos asuntos polémicos.
¿Qué es una criptomoneda?
Básicamente se trata de dinero virtual, digital, que se intercambia de manera electrónica. Su proceso de creación, almacenamiento y transferencia se basa en un sistema criptográfico. Es decir, de codificación-encriptación matemática. La más popular es el Bitcoin, pero desde su nacimiento han aparecido muchas otras como Primecoin, Litecoin o Feathercoin.
¿Cómo surgió el Bitcoin?
El concepto de moneda criptográfica o criptomoneda fue acuñado en 1998 por Wei Dai, quien propuso crear un tipo de dinero controlado por un sistema criptográfico, en lugar de una autoridad como pudieran ser los bancos centrales de los países. El protocolo de funcionamiento Bitcoin lo desarrolló en 2009 un tal Satoshi Nakamoto, que finalmente ha resultado ser el pseudónimo tras el que presuntamente se esconde Craig Steven Wright.
¿Cuál es su sistema de funcinamiento?
Bitcoin es al mismo tiempo una red de pago y una moneda digital. No hay billetes que imprimir ni monedas metálicas. Tampoco banco central ni intermediarios que supervisen su funcionamiento. Para el usuario no es más que una aplicación móvil o de escritorio que provee un monedero personal con el que enviar y recibir bitcoins. Tal y como se explica en la página web oficial, Bitcoin no tiene propietarios. Su control pertenece a todos los usuarios. Y aunque los programadores son los que tienen capacidad para mejorar su software de funcionamiento, «no pueden forzar un cambio en el protocolo de Bitcoin porque todos los demás usuarios son libres de elegir el software y la versión que quieran». Es decir, que su regulación no depende de nadie en concreto, sino de un 'todo' que conformado por los programadores y los usuarios de la moneda. La autenticidad de cada transacción está protegida por firmas digitales correspondientes a las direcciones de envío, «permitiendo a todos los usuarios tener control total al enviar bitcoins desde sus direcciones».
¿Cómo se fija ese precio?
Se determina por la oferta y la demanda, como ocurre en cualquier otra divisa. Hay un número limitado de bitcoins en circulación. En la actualidad son unos 15 millones, y nunca podrán sobrepasar los 21 millones, cifra a la que se calcula llegar en 2041. Se crean a un ritmo regular, «predecible y decreciente», lo que significa que la demanda ha de seguir este nivel de inflación para mantener un precio estable. En la actualidad se cambia por unos 450 dólares, aunque se trata de una divisa muy volátil. Al tratarse de un mercado aún muy pequeño, no se necesita una significativa cantidad de dinero para que su valor varíe. El hecho de que en la actualidad no sea capaz de asegurarse una estabilidad financiera es uno de los argumentos que esgrimen los críticos con el Bitcoin.
¿Qué otras desventajas presenta?
Pese a que cada vez más negocios aceptan Bitcoin como moneda de transacción, la lista aún es demasiado pequeña, y necesita crecer para que puedan beneficiarse de su efecto de red, tal y como reconocen sus partidarios. Además, el software aún está en fase de desarrollo. Se trabaja en nuevas herramientas, características y servicios para convertir a esta criptomoneda en una alternativa más segura y accesible. El Bitcoin aún mantiene una pelea por mantener su reputación a salvo de intereses más bien oscuros. En sus primeros años, cuando su uso era casi testimonial, los bitcoins fueron utilizados como moneda para comprar drogas en la llamada Silk Road (Ruta de la Seda). «El sistema Bitcoin fue vital para esta ruta, porque permitía enviar dinero por todo el mundo sin injerencia ni supervisión por parte de las autoridades estatales», comenta Nathaniel Popper, autor de 'Oro digital: Bitcoin y la historia no contada de inadaptados y millonarios que tratan de reinventar el dinero'.
¿Es seguro pagar en bitcoins?
Sus defensores aseguran que Bitcoin está diseñado «para dar un gran paso adelante en la seguridad monetaria», al tiempo que «también podría jugar un gran papel contra muchas formas de crimen financiero». Por ejemplo, exponen, los bitcoins «son imposibles de falsificar». Además, añaden que «los usuarios tienen control total sobre sus pagos y no pueden recibir cobros no aprobados como los que pueden verse con tarjetas de crédito. Las transacciones Bitcoin son irreversibles e inmunes a devoluciones fraudulentas».
¿Cuáles son sus ventajas?
Las transacciones en Bitcoin se realizan de forma directa sin la necesidad de un intermediario y, al contrario que la mayoría de las monedas, no están respaldada por ningún gobierno ni depende de ningún emisor central. Se pueden recibir y enviar bitcoins desde y hacia cualquier pare del mundo sin horarios ni fronteras. Los pagos con esta moneda son actualmente procesados con tasas muy bajas o inexistentes. Además, según sus defensores, las transacciones con Bitcoin «son seguras, irreversibles, y no contienen datos personales y privados de los clientes. Esto protege a comerciantes contra pérdidas ocasionadas por el fraude o devolución fraudulenta, y no es necesario el cumplimiento de las normas PCI».
¿Cómo se consiguen?
Existen multitud de webs -casas de cambio en Internet- a través de las que comprar, vender, almacenar o enviar bitcoins. También hay cajeros en los que intercambiar el dinero físico por monedas virtuales. Son todavía muy pocos, apenas una docena en España Dos de ellos están en Euskadi: en Legorreta (Gipuzkoa) y Vitoria.
¿Dónde puedo pagar con ellos?
En el mundo on line cada vez son más las webs que aceptan el pago en bitcoins. Por ejemplo, Destinia, o Dell en Estados Unidos. También Microsoft permite pagar con la criptomoneda sus contenidos digitales. Fuera de Internet también es posible. Hay locales que se han adherido a iniciativas como Calle Bitcoin, compuesta por más de una veintena de comercios de la exclusiva calle Serrano de Madrid, en los que se puede abonar las compras con la moneda virtual. Los pagos no se realizan mediante una tarjeta de débito asociada a una cuenta Bitcoin.
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