Toña respalda a su viceconsejero y elogia la labor de Lanbide

Primero, Toña ha reiterado su censura a las palabras de Blasco, que ha calificado de «desacertadas», aunque también ha recordado que el viceconsejero ya se había disculpado en público y también por carta ante la plantilla de Lanbide, un gesto que, ha asegurado Toña, fue recibido con agradecimiento por los funcionarios. «Todos cometemos errores», dijo.

A renglón seguido, ha criticado que la oposición política utilice esa metedura de pata de Blasco para denostar al servicio de empleo. Ha admitido que hay mucho por mejorar, como la tasa de intermediación que se encuentra en el 3,13% (aunque también recordó que no es peor que la del resto de administraciones). Pero también ha querido ensalzar la labor de los mil funcionarios del servicio donde están inscritos 250.000 demandantes de empleo. Según ha asegurado Toña, desde 2013 los diagnósticos personalizados se han incrementado un 180%, los itinerarios personalizados un 70%, se han llevado a cabo 2.000 acciones formativas en las que han participado 25.000 personas, y más del 40% de los inscritos han logrado un contrato en menos de seis meses. También ha recordado que Lanbide gestiona ayudas sociales que llegan a 65.000 unidades convivenciales y 120.000 personas.

«Malgastar el dinero»

El Partido Popular ha cargado contra el lehendakari, responsabilizándole de la deficiente gestión de Lanbide, que tiene «un ingente presupuesto, acumula 128 millones de pagos indebidos, de los que solo ha recuperado el 13%; tiene una puerta de entrada pero no de salida, y registra una tasa de intermediación no llega al objetivo del 5%». La parlamentaria popular Laura Garrido ha censurado a Urkullu por su «pasividad» y por ser «incapaz de dar la cara», después de «malgastar el dinero» del organismo autonómico de inserción laboral.

El representante de UPyD, Gorka Maneiro, ha preguntado al jefe del Gobierno vasco por qué no ha dimitido el viceconsejero de Empleo. También se ha preguntado si, cuando Blasco presentó sus disculpas a los cerca de mil de empleados del servicio de empleo por sus manifestaciones, lo hizo porque lo mejor era «haberse callado» o «por no haber hecho su trabajo».