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Empresas y jóvenes estudiantes o licenciados intercambian impresiones en el Foro del Empleo de la Universidad de Deusto.
Las empresas llaman a la puerta de los 'Millennials' vascos

Las empresas llaman a la puerta de los 'Millennials' vascos

El dinamismo económico y la evolución demográfica facilitarán a la juventud vasca el acceso a un empleo, pero la formación académica, el conocimiento de idiomas y la predisposición a la movilidad decidirán en buena parte su calidad. ¿Qué tipo de empleados buscan las compañías?¿Y qué esperan de ellas los futuros trabajadores?

Jorge Murcia

Viernes, 22 de abril 2016, 12:37

El paro es la principal preocupación de los ciudadanos vascos. En Euskadi la tasa de desempleo alcanza el 14,5%, aunque entre los jóvenes es más del doble (30%). La actual situación económica y las muchas incertidumbres que aún planean sobre ella no permiten, a priori, aventurar un futuro excesivamente optimista respecto al mercado laboral. Sin embargo, el progresivo (aunque posiblemente más lento de lo deseado) dinamismo económico, unido a la evolución demográfica y al elevado grado de formación de la sociedad vasca facilitarán el acceso de la juventud al mundo del empleo.

Pero, ¿cómo será ese trabajo?¿en qué sectores se creará más empleo?¿qué perfil de trabajador buscan las empresas?¿y qué esperan de ellas los aspirantes a entrar en el mercado laboral? Preguntas a las que se intentó encontrar respuesta en el XII Foro de Empleo de la Universidad de Deusto -celebrado los días 20 y 21 de abril en Bilbao-, y que reunió a expertos en el mercado laboral, a empresas que buscaban a sus futuros empleados, y a jóvenes estudiantes de último año o recién licenciados con ganas de encontrar su primer trabajo.

Estos ya casi nueve años de crisis han dibujado en Euskadi un panorama laboral marcado por la caída del peso industrial tanto en el Producto Interior Bruto (PIB) -del 28% al 24%- como en el empleo -del 24% al 20%-. El tradicionalmente denominado sector secundario -que además ha cargado con casi el 80% de los puestos de trabajo afectados por los ERE- ha cedido terreno al terciario (servicios), si bien la línea que delimita estos dos ámbitos de actividad económica se ha vuelto tremendamente difusa. Muchos de los servicios que ofrecen las industrias vascas hoy en día están orientados a la producción: I+D, asesoría legal, servicio externalizados. Es lo que se ha dado en denominar la 'servindustria'.

«Dentro del sector servicios, el catalogado como de 'no mercado' (sanidad, educación, etc) ha salido reforzado en términos de Valor Añadido Bruto (VAB) -del 17% al 20%- y también de empleo ahora es del 30&. Por su parte, los servicios 'de mercado' (hostelería, comercio, etc) también han visto incrementado su porcentaje en la contribución a la riqueza de la economía vasca durante la crisis (del 44% al 48%), pero no así en términos de empleo», reflexiona Joseba Madariaga, director de estudios de Laboral Kutxa y profesor de la Universidad de Deusto.

El «elevado nivel» de formación

Este es el escenario ante el que se coloca la fuerza productiva de la sociedad vasca, que cuenta con la gran ventaja de su «elevada formación». Un 65% de los ocupados vascos tienen estudios profesionales o universitarios. Y según la Encuesta de Población Activa (EPA), la mitad de los trabajadores de Euskadi cuentan con estudios superiores. «Desde 2008 la población vasca ha seguido formándose», elogia Madariaga, aunque advierte de que «hay mucha gente con alta cualificación, pero poca con formación media»: el 68% de los estudiantes se decantan por seguir con el Bachillerato, frente al 32% que se inclina por la Formación Profesional (FP).

El director de estudios de Laboral Kutxa ofrece sin embargo unos datos que invitan a ser optimistas respecto a las posibilidades que la juventud vasca tiene de encontrar un empleo. Plantea en primer lugar el envejecimiento de la población. En 2018 habrá 300.000 personas que entrarán en su última década de trabajo, mientras que apenas llegarán a las 100.000 las que en ese momento tocarán a las puertas del mercado laboral. Y el único grupo de población que crecerá será el de los mayores de 65 años (+20%). Lo que se conoce como demanda de sustitución originará 266.000 puestos de trabajo en la próxima década, mientras que el propio dinamismo económico generará unos 35.000. «Eso quiere decir que de aquí a diez años se crearán una media de 30.000 empleos anuales», calcula.

¿Y cuáles son los sectores que cuentan con más futuro? La Unión Europea tiene marcados cinco nichos de empleo. Por un lado, la manufactura avanzada. Es decir, aquella en la que se aplican técnicas de fabricación avanzada para conseguir mejoras en los productos, muchas veces apoyadas en tecnologías nuevas como al robótica. La automoción es otra de las áreas con más proyección de futuro (ya lo está siendo), en la medida que se trata de una industria en plena evolución hacia modelos más eficientes desde el punto de vista económico y medioambiental, y por su importancia como generador de I+D.

Pese a su parón en España, el sector de las energías renovables está llamado a jugar un papel fundamental en la transición hacia un modelo energético sostenible que ponga freno al deterioro medioambiental del planeta. Además, posee un importantísimo papel tractor sobre otras industrias. Los servicios profesionales y de empresas, y el sector de la salud y servicios sociales (no sólo por el envejecimiento de la sociedad, sino por la creciente preocupación de los ciudadanos por su salud) completan el círculo virtuoso de la economía proyectado por las autoridades europeas.

«La conclusión es que va a haber oportunidades de empleo, aunque todos los puestos de futuro requerirá una cualificación importante. Y todos tendremos que tratar de encajar las necesidades del sistema productivo con los planes de estudios», resume Joseba Madariaga.

Nuevo trabajo, nuevo empleado

Además de a un entorno enormemente exigente e hipercompetitivo, las empresas deben enfrentarse a un modelo de trabajo y a un perfil de empleado que se aleja mucho de lo que aún hoy es moneda común. Una nueva era definida por «el Internet de las cosas, el cambio de los modelos de producción, o de relaciones de laborales: el número de 'freelance' o de trabajadores por cuenta propia aumenta en tasas exponenciales en Estados Unidos», resume Juan Luis Díaz Calleja, socio director de Recursos Humanos de Deloitte España, y que también expuso su conocimiento de la materia en el foro de Deusto.

Una encuesta realizada a escala mundial por la consultora entre miles de responsables de recursos humanos coloca al diseño de organización de la empresa como uno de los aspectos que más preocupa a sus gestores. «En este sentido, las estructuras tradicionalmente jerárquicas tienden a desaparecer en favor de otras más horizontales. Y se valora más trabajar en red, y siempre 'hiperconectados', asegura Díaz Calleja. El liderazgo ocupa el segundo puesto en el escalafón de prioridades: ser capaces de conseguir que los profesionales den lo mejor de sí mismos. Y al mismo tiempo, asegurarse su compromiso. Es decir, institucionalizar un proceso «siempre activo de escucha al empleado. Que no sea un asunto a tratar sólo una vez al año», añade.

Necesidades que han de complementarse con las de la nueva generación de trabajadores que toca a las puertas del mercado laboral: los 'Millenials', hombres y mujeres nacidos entre 1980 y 1995, y la llamada generación Z(a partir de 1995). «Trabajadores con una gran seguridad en sí mismos, elevada preparación, y que por filosofía no son proclives a firmar contratos de adhesión a una empresa», explica el socio director de Recursos Humanos de Deloitte España.

Según otra encuesta realizada por la firma, este tipo de trabajadores se sienten desaprovechados y creen que cuentan con más capacidades de liderazgo de la que se les concede habitualmente. Su fidelidad se vincula con oportunidades de desarrollo en materia de liderazgo, y a la hora de elegir una empresa en la que trabajar dan una gran prioridad (aparte de al sueldo, claro está) a las oportunidades que ésta les brinda para conciliar la vida laboral y familiar, o a la flexibilidad en el trabajo.

Idiomas, viajes...

«Ahora se valora por parte de los trabajadores de mi generación la posibilidad de viajar, moverse, conocer gente, compartir proyectos distintos, ampliar las miras». Quien así habla es Julen Escalero, irundarra de 21 años que invierte esta mañana de miércoles visitando los stands de las empresas presentes en el foro organizado por Deusto. Escalro estudia Administración y Dirección de Empresas (ADE), en la especialidad de dirección estratégica. Además, cursa el título propio de Innovación y Emprendimiento en el campus donostiarra de la universidad. Tiene un alto nivel de inglés, domina el euskera y hace sus «pinitos» con el francés y alemán. Le gustaría «tocar las puertas» de la consultoría estratégica, «siempre que se adecúe un poco a mis valores y principios».

Uno de los stands que ha visitado es del de Idom. La empresa de ingeniería, arquitectura y consultoría busca jóvenes profesionales «que tengan una vocación internacional, de movilidad, de no querer trabajar sólo en Bilbao, Madrid, Barcelona, de viajar e importantísimo, los idiomas. Tenemos un porcentaje de actividad importantísimo fuera, y es importante esa vocación de querer moverse por el mundo», explica Ana Zudaire, encargada de atender a los jóvenes presentes en el foro.

Entre ellos están Alazne Carro e Itsaso Guerrero, bilbaínas que estudian Lenguas Modernas y Gestión en Deusto. Un grado relativamente novedoso en la Universidad de Deusto -aunque con una larga trayectoria internacional bajo el nombre de 'Office Management'- adecuado para estudiantes con aptitudes para los idiomas y atraídos por el mundo de la gestión empresarial. Acaban de visitar el puesto de EDP, una empresa del sector energético que histórica y lógicamente ha recurrido a trabajadores con titulaciones técnicas (ingenieros sobre todo).

«Pero cada vez más otros perfiles y titulaciones tienen cabida en los servicios corporativos y otros departamentos de la compañía: físicos, matemáticos, economistas. Y sin olvidarnos del área comercial, donde se han creado muchas plazas en los últimos años a raíz de la liberalización del sector», dicen Ane Zubillaga y Nagore Unzalu, responsables de organización y desarrollo de Rercursos Humanos en la empresa energética. Eso sí, advierten que los títulos no son un pasaporte inmediato al mundo laboral. «Nos tenemos que olvidar todos un poco de eso, y centrarnos más en las competencias y habilidades de las personas. Buscamos gente dinámica, que se anticipe al cambio, que sea capaz de adaptarse a trabajar en equipo». En definitiva, a los nuevos tiempos.

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