Es oro lo que reluce

Aupado por la incertidumbre económica, la cotización de la materia prima protagonizó en el trimestre su mayor subida en 30 años y hace buena su tradicional catalogación de activo refugio

Jorge Murcia

Viernes, 15 de abril 2016, 13:58

El oro ha recobrado su fulgor en este arranque de año. La cotización de esta materia prima protagonizó en el primer trimestre su mayor subida desde 1986. Repuntó un 16,4% para alcanzar a finales del pasado mes de marzo la cota de los 1. ... 238 dólares la onza. Cuando diciembre echaba el telón, se pagaban 1.061 dólares por unidad. Como cualquier otro activo sujeto a cotización, la del oro ha sufrido muchos vaivenes en los últimos tiempos, aunque ahora parece vivir una nueva época dorada. Y es así porque cuando la incertidumbre planea sobre la economía los inversores encuentran abrigo en este metal precioso, que hace buena su tradicional catalogación de activo refugio.

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¿Qué factores influyen en la cotización del oro?

Como cualquier otro activo, la cotización del oro está sujeta a la ley de la oferta y la demanda. Esta será mayor en la medida que los activos financieros den muestras de volatilidad, como es el caso, y en épocas de alta inflación. Hay otro factor destacado: la caída del dólar. «Al igual que el resto de materias primas, el oro se negocia en dólares, por lo que la devaluación de esta divisa influye positivamente en su demanda», explica Victoria Torre, responsable de Desarrollo de Contenidos, Productos y Servicios de Self Bank.

¿Y qué razones respaldan el fuerte repunte del primer trimestre?

Se puede hablar de la incertidumbre económica a modo general, pero esa inquietud se focaliza en aspectos concretos como por ejemplo la errática marcha de la Bolsa china, las advertencias que acaba de lanzar el Fondo Monetario Internacional (FMI) respecto a una nueva recesión mundial, o el descenso en la cotización del dólar a medida que la Reserva Federal (FED) ha retrasado en varias ocasiones subidas adicionales a los tipos de interés. Y por supuesto, el hundimiento del precio del petróleo -si bien en las últimas semanas parece haber iniciado una remontada- y los bajos tipos de interés.

¿Y por qué es considerado un activo 'refugio'? ¿Cuál ha sido la evolución histórica del oro?

La situación actual recuerda un poco a la vivida a mediados de los 80 cuando, también con el petróleo en mínimos históricos (10 dólares el barril de Brent), el oro se disparó un 23% entre julio y septiembre de 1986. Fue entre los años 2007 y 2011 cuando el oro vivió su mayor ciclo alcista, de forma que casi alcanza los 2.000 dólares por onza. «A partir de entonces entró en un rango lateral, manteniéndose en niveles altos. Pero luego perdió la mitad de su valor, rondando el precio de la onza los 1.000 dólares a finales del pasado año», recuerda Victoria Torre.

¿Hasta cuándo se prevé que siga subiendo?

En gran medida, la cotización del oro dependerá de la envergadura de la incertidumbre económica (pocos dudan de que, hoy en día, las certidumbres en torno a la economía se han acabado), o si la situación de China no mejora, o si la recuperación de Estados Unidos se pone en cuarentena. «Hay que recordar que el mercado del oro suele ser sensible a los datos de este país, por lo que estaremos pendientes a cualquier noticia inesperada que llegará desde el otro lado del Atlántico».

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En opinión de Alberto Morillo, analista de Consulnor, «la mayoría de los inversores en oro deciden su inversión en base a que el miedo a la quiebra del sistema financiero seguirá (o no) creciendo. En la última década esta tesis se ha probado como correcta y la subida del precio del oro ha generado por sí misma un renovado entusiasmo, atrayendo a compradores que han visto validada esta tesis de inversión. Mientras se han ido uniendo inversores a la fiesta, se han ido creando su propia verdad durante un tiempo».

¿Qué opciones de inversión ofrece?

A la hora de apostar por el oro, el inversor minorista puede jugar a varias cartas. Una de ellas, los EFT. Se trata de fondos cotizados en Bolsa, un producto a medio camino entre los fondos de inversión tradicionales y las acciones. Dos de los más populares son SPDR Gold Trust, y el iShares Gold Trust. Ambos cotizan en el Nyse Arca de Estados unidos. Aunque, al hacerlo en dólares, la inversión en estos valores no está exento del riesgo divisa. También existe la posibilidad de apostar por fondos de inversión como el Deutsche Invest Gold and Precious Metals, o BGF Wolrd Gold E2. «No se trata en estos casos de una inversión directa en la evolución del precio del oro, sino que se hace de forma indirecta a través de la participación que se tenga en las empresas relacionadas con la materia prima», precisa Victoria Torre.

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Otra alternativa es el Certificado Quanto sobre la onza de oro Troy, emitido por Société Générale. Cada título de este certificado representa 0,10 onzas Troy, y replica directamente el precio del oro eliminando el riesgo del tipo de cambio. Se puede comprar y vender en la Bolsa de Madrid en cualquier momento de la sesión bursátil.

¿Es más recomendable la inversión 'virtual', o en lingotes?

En este punto hay versiones para todos los gustos. Hay quien cree que la inversión a través de productos financieros es más sencilla y asequible para un inversor medio. «La compra del oro físico conlleva desembolsos más altos, y tiene el inconveniente de su custodia, aunque algunas entidades ofrecen almacenamiento en cajas de seguridad», desvela la analista de Self Bank. «Además, el oro físico cuenta con una liquidez menor, mientras que si invertimos a través de un ETF, por ejemplo, la desinversión es inmediata», añade.

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Visión total (y lógicamente) contrapuesta es la de Dinoro, empresa que vende lingotes de oro. «El oro físico cuenta con algunas características particulares que lo hacen un activo con especial atractivo: es real, es un bien escaso, las reservas mundiales son limitadas, es un metal precioso. Por todo ello, siempre ha sido un activo muy valorado en todo el mundo a lo largo de la historia», aseguran los responsables de la empresa. Reconocen que no goza de la liquidez de los principales activos financieros, «pero se puede decir que es uno de los activos reales más líquidos». Además, añaden, a diferencia del papel moneda, el oro no pierde valor por la inflación y el aumento de la moneda en circulación. «Y desde enero del año 2000 su cotización ha subido más del 400%, mientras las principales Bolsas han perdido valor», recuerdan.

Hay quien cree los inversores pueden proteger mucho mejor sus intereses adquiriendo activos productivos. Es este uno de los principios que guían la filosofía inversora de uno de los hombres más ricos del mundo, Warrent Buffet. Hace algunos años, cuando el precio del oro estaba cerca de sus máximos históricos, decía lo siguiente: «la gente debería imaginarse un cubo de 21 metros en cada lado en donde estaría todo el oro actual fundido. Cada cara del cubo tendría un valor aproximado de 9,6 billones de dólares. Por el mismo importe del valor del cubo un inversor podría comprar toda la tierra cultivable en los EEUU y aún le sobrarían 1 billón de dólares. Cien años después, las tierras de cultivo estarán produciendo comida, sea cual sea la divisa que impere en ese momento. Sin embargo las 170.000 toneladas métricas de oro no habrán cambiado de tamaño ni habrán producido nada. Puedes acariciar el cubo, pero no va a responder».

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