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Luis López
Domingo, 3 de abril 2016, 18:48
Que un jeque saudí haya decidido seguir bombeando petróleo como loco está trayendo de cabeza a los pequeños comerciantes de Amurrio. Y los hosteleros de Zumarraga padecen muy seriamente el hecho de que los camaradas del Partido Comunista Chino estén vendiendo acero a precio de ... saldo en medio mundo. O sea, que la crisis del sector siderúrgico ha llegado a la calle. Y con un agravante: las principales fábricas vascas afectadas por cierres y por EREs se ubican en municipios que ya sufren el paro con gran dureza.
Por hacer un repaso: Sestao, que padece una descomunal tasa de desempleo del 24,7% (según datos de Lanbide correspondientes a febrero), se encuentra ahora con la parada indefinida de la ACB y un ERE para sus 335 trabajadores (y a ellos hay que sumar otros 280 de contratas). ArcelorMittal ha justificado esa decisión por la competencia del acero chino y los altos costes energéticos. Lo mismo que alegan para haber decretado el cese parcial de su fábrica de Zumarraga, de 325 trabajadores. El municipio guipuzcoano padece una tasa de paro del 13,7%, casi dos punto más alta que la media del territorio. Eso sí, con el agravante de que si cerrase la planta de Arcelor el desempleo podría dispararse un 50%, ya que ahora están inscritos allí 657 parados.
Otra de las patas fundamentales de la siderurgia vasca, Tubos Reunidos, también está en un momento difícil, en su caso, por el desplome del precio del petróleo y la paralización de inversiones en el sector. Ya no se necesitan tantos tubos. Así que ha hecho falta un ERE temporal en su planta de Trápaga, con 400 trabajadores afectados, y en la de Amurrio, con casi 800. Dos municipios bastante castigados por el paro ya que la tasa de desempleo del primero escala al 16,8%, mientras que el alavés está en el 15,9%. En ambos casos, por encima de la media vasca y de la de sus territorios.
La incertidumbre también se extiende a otra firma histórica, Sidenor, que ahora forma parte del grupo brasileño Gerdau. Como los sudamericanos suman su propia crisis política a todas las dificultades que atraviesa el sector, han decidido poner en venta sus activos en Europa. Entre ellos, la fábrica de Basauri, con 900 trabajadores; la de Azkoitia, con unos 250; y la de Vitoria, con otros 200. Tres municipios que se enfrentan a la incertidumbre que generan estos procesos con unas tasas de desempleo notables: el vizcaíno tiene el 18,4%, la capital alavesa el 16,5%, y Azkoitia un moderado 12,3% que, aún así, supera la media guipuzcoana del 12,1%.
Todo a una carta
En fin, que la crisis del acero ha ido a impactar justamente en lugares donde la crisis económica ya había dejado un panorama social muy dañado. ¿Cómo se vive esta situación? «Hay un clima de pesimismo», admite la alcaldesa de Amurrio, Josune Irabien. Ese pesimismo contrae el gasto, la actividad económica, y se nota. «Los comerciantes nos han dicho que febrero ha sido francamente malo. Mucho peor de lo normal». La dirigente jeltzale recuerda que hay motivos para la preocupación no sólo por el ERE de Tubos Reunidos, sino porque en torno a la firma orbitan multitud de «empresas pequeñas que caen incluso cuando se reduce la producción».
Pero es que aún hay más. A Irabien le preocupa que Amurrio sea un municipio tan dependiente del sector del acero ya que, además de Tubos Reunidos, acoge a otro gigante, Tubacex. «Es bueno diversificarse», y en eso están con el dinamismo que insuflan empresas de «componentes, ferrocarriles... Creo que tenemos posibilidad de resurgir».
Así que la alcaldesa, pese a todo, quiere mostrar una actitud positiva. Primero, porque «en 2009 ya hubo un ERE como el de ahora y se consiguió remontar». Y, segundo, porque la tasa de paro de Amurrio, aún siendo alta, está por debajo del 18% que llegó a tener en los momentos más duros de la crisis. «Estamos en plena recuperación... Quiero pensar que lo que está ocurriendo ahora es algo puntual».
En Sestao las sensaciones son bastante parecidas. Eso sí, con el agravante de que el municipio de la Margen Izquierda es, con diferencia, el que soporta la tasa de paro más alta de Euskadi: la anteriormente mencionada del 24,7%. Ahora, a eso se une el cierre de la ACB. «La acería lleva un mes parada y aún es prematuro hablar de datos objetivos para medir su impacto. Pero sí se ha notado es en el estado de ánimo; noticias de este tipo no son buenas para generar confianza en las economías familiares», admite el alcalde sestaoarra, Josu Bergara (PNV).
Igual que en Amurrio, en Sestao preocupa el empleo indirecto que sufre el cerrojazo de la ACB. Al fin y al cabo, los trabajadores de la acería están en un ERE que «les da una cobertura del 90%» del sueldo. Es cierto que los afectados están agotando la prestación de paro, pero también que mantienen un nivel de ingresos aceptable. Así que, por ahora, el principal problema sigue siendo la industria auxiliar y «la gente que ha sido despedida» tras el cese de la actividad de la planta de Arcelor.
Pero Josu Bergara no se quiere dejar llevar por el pesimismo y recuerda que «venimos capeando con paradas temporales desde hace cinco años». Ahora también confían en que se trate de una circunstancia coyuntural, un bache más.
¿Qué ocurriría si esta situación se prolonga?
Las consecuencias serían complicadas. Muchas familias se verían afectadas de una manera muy rotunda, habría un empobrecimiento de la población... Pero es un escenario con el que no trabajamos.
Igual que en Zumarraga. «No es momento de pensar en qué pasaría si cerrase la planta, sino en seguir en la pelea para que se mantenga la actividad», dice el alcalde, el socialista Mikel Serrano. Aunque, claro, admite que el panorama es complicado porque a los más de 300 trabajadores de la fábrica de Arcelor se suman «más de 200 empleos indirectos». Entre ellos se cuentan no sólo contratas de mantenimiento y transporte, por ejemplo, sino también comercios y hostelería. De hecho, desde el primer momento ha habido bares próximos a la instalación que vienen temiendo seriamente por su viabilidad. En realidad, la preocupación es generalizada porque «un porcentaje muy alto del pueblo y la comarca» vive del acero.
¿Qué hacer? Todos coinciden en las mismas recetas: más protección para los productos europeos, más innovación para generar valor añadido, más facilidades para hacer Euskadi atractivo a las empresas... Aunque al final, hay que rendirse a la evidencia de que, en buena medida, nuestra suerte dependerá de las decisiones de un jerarca chino o un jeque saudí.
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