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José V. Merino
Viernes, 4 de marzo 2016, 00:56
Los empresarios vascos, representados por la patronal Confebask, mostraron ayer de forma oficial su hartazgo con la situación de inestabilidad y falta de Gobierno en España. Un día después de que el socialista Pedro Sánchez fracasara en su primer intento de llegar a La Moncloa ... y 24 horas antes de que lo intente hoy de nuevo, Roberto Larrañaga, el presidente de la patronal, colgó en su blog un comentario en el que evidenciaba su preocupación y exigía a los líderes altura de miras y que primen el interés general.
Larrañaga, en el primer pronunciamiento formal de la patronal vasca en estos dos meses largos de incertidumbre, subraya que Confebask «no tiene preferencia por unas siglas u otras», pero hace hincapié en que los empresarios quieren saber «en qué campo, bajo qué reglamento y con qué balón vamos a jugar el partido». Esto es, «un marco estable y unas reglas ciertas para saber a qué atenernos y con qué efectos ciertos y previsibles sobre nuestros proyectos empresariales».
Como prueba de que desde el 20 de diciembre todo esto «sigue en el aire» y que tiene sus «efectos», Larrañaga ofrece un ejemplo: el retraso «en la necesaria reforma eléctrica», con lo que ello supone para el acero y la industria vasca en general. Los altos precios de la luz, sumados a los efectos de la sobreproducción china, han puesto contra las cuerdas a la siderurgia vasca. Y esa es una cuestión «que no depende de las instituciones» de Euskadi.
Tras dibujar el panorama, el presidente de Confebask se lamenta de que «a día de hoy no sabemos si se constituirá Gobierno o habrá que celebrar nuevas elecciones; o de si conformar Gobierno, se pretenderá subir o bajar los impuestos; o de si la reforma laboral se derogará o no». En este punto, una materia muy controvertida y de la que los sindicatos han hecho caballo de batalla, Larrañaga no duda en subrayar que la legislación que los partidos de izquierda quieren eliminar «ha evitado numerosos despidos». Hasta 400.000, apunta, citando los últimos datos de la Comisión Europea.
La confianza del consumidor cayó 3,9 puntos el pasado mes de febrero en relación al mes anterior, debido a la peor valoración de la situación actual pero también por el retroceso de las expectativas, según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). El Indice de Confianza del Consumidor se sitúa en 95,2 puntos, por debajo de lo que se considera percepción positiva y por debajo también de los valores observados durante el año pasado, habiendo perdido en los dos primeros meses de 2016 más de un 11%, con un descenso del 14% en las expectativas y del 8% en el índice de situación actual.
Por su parte, el Serviciode Estudios del BBVA advierte de que es «posible» que las incertidumbres internas y externas registradas en España hayan llevado a posponer la compra de vivienda.
A modo de resumen, Confebask dice que «son muchas las empresas que no saben con certeza cuál será el panorama legal y regulatorio de aquí a finales de año». Y eso «retrae inversiones, provoca salida de capitales y también un encarecimiento de la financiación tanto pública como privada, al revisarse la calidad de la deuda española».
El oasis vasco
Larrañaga reconoce que en Euskadi, «afortundamente», los empresarios «gozamos de un entorno institucional estable y con unas políticas públicas claramente definidas». De hecho, añade, la inversión extranjera ha crecido y las perspectivas de crecimiento y generación de empleo se mantienen «sólidas».
Y en este punto, muestra sin ambages la preocupación patronal. «Si la incertidumbre sobre la formación del Gobierno del Estado español se alarga demasiado -y el riesgo existe-, la economía española amenaza con resentirse de forma importante. Y si a la economía española le va mal, a nosotros también nos irá mal».
Larrañaga concluye su reflexión pidiendo a los líderes políticos «altura de miras y la capacidad necesaria para poner los intereses generales por encima de los suyos propios». En un momento «en el que los empresarios vascos estamos abogando por un cambio en las relaciones laborales, en donde la confianza, la mutua colaboración empresario-trabajador y la transparencia sustituyan a la tradicional confrontación, pedimos lo mismo a los políticos». Y más «en un momento en el que están llegando, un día sí y otro también, señales muy contradictorias sobre la marcha de la economía. Pero «estamos a tiempo todavía», insta en su última frase.
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