Planta de Tubos Reunidos en Amurrio.

Vientos de incertidumbre en la gran industria vasca

El cierre de ACB, el plan de adelgazamiento de Aernnova, el ERE que plantea Tubos Reunidos, las dificultades financieras de Condesa, el futuro de Gamesa… la inquietud y la zozobra se adueña de algunas de las empresas señeras del territorio

Jorge Murcia

Viernes, 26 de febrero 2016, 16:27

Las estadísticas dicen que la industria vasca ha cogido velocidad de crucero una vez superados los peores años de la crisis económica. La producción industrial del territorio avanzó en 2015 un 3,5%, más del doble que el año anterior (cuando creció un 1,4), ... y después de dos ejercicios consecutivos de retroceso (-5,9% en 2012 y -3,2% en 2013). La cartera de pedidos de las empresas va engordando poco a apoco, el acceso al crédito se ha flexibilizado, y el petróleo está más barato que nunca. Como consecuencia de todos estos factores, la confianza empresarial ha subido a niveles precrisis. «Despacio pero con pasos firmes, la industria está tirando de la economía», aseguraba el pasado mes de diciembre la consejera de Desarrollo Económico y Competitividad del Gobierno vasco, Arantxa Tapia, en un análisis de lo que fue 2015 y lo que nos deparará 2016 realizado para DINERO.

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Pero en aquella misma disertación, Tapia advertía de que, por muy diferentes motivos, «ahora nos tenemos que acostumbrar a vivir con la incertidumbre». Esos vientos de inseguridad, cuando no directamente de zozobra, son los que soplan alrededor de algunas de las más significativas industrias vascas como son la ACB de Sestao, Tubos Reunidos, Condesa, Aernnova o Gamesa. «No vamos a negar que los indicadores macroeconómicos referidos a la industria apuntan en otra dirección distinta que en los pasados años. Pero en general estamos preocupados por el devenir de muchas empresas vascas, y por esa situación de ver qué es lo que va viniendo. Y por supuesto, por la calidad del empleo que se está generando en la actualidad», valora Joseba Villarreal, responsable de negociación colectiva del sindicato ELA.

El hundimiento de determinadas materias primas que luego repercute en la cartera de pedidos, la competencia desleal que llega de otras zonas del planeta, o simplemente los rumores sobre posibles fusiones o absorciones están detrás de la inquietud que ahora mismo reina en estas compañías.

El cierre ¿temporal? de la ACB

El 4 de febrero, ArcelorMittal iniciaba la parada de la ACB de Sestao. La acería permanecerá cerrada de forma provisional -o al menos esa es la intención de la multinacional con sede en Luxemburgo, propietaria de lo que un día perteneció a los históricos Altos Hornos de Vizcaya- hasta que el panorama del sector sea un poco más claro. La sobreproducción de acero y el descenso en el consumo por parte de China, actor principal de toda esta película, ha desembocado en un hundimiento de precios y de márgenes.

Hace dos semanas miles de trabajadores europeos del sector -entre ellos, una nutrida representación de la planta de Sestao- clamaron en Bruselas por una política europea que protegiera a las empresas del continente frente al 'dumping' chino. Es decir, la práctica consistente en producir por debajo del precio de coste. Los trabajadores de la ACB -que protagonizan un encierro en las instalaciones de la acería- proyectan su inquietud y sus reivindicaciones hacia diferentes puntos: a la empresa le piden que aclare hasta qué punto el ERE de suspensión es temporal. El sindicalista y eurodiputado socialista francés Eduard Martín ya ha advertido que ArcelorMittal siempre acaba cerrando aquellas factorías que previamente han entrado en parada provisional.

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Por otro lado, el comité de empresa le pide al Gobierno español una actitud más proactiva en favor de la acería sestaoarra en particular, y del sector del acero en general: quiere que el Ejecutivo que de forma provisional dirige Mariano Rajoy se involucre en la política 'antidumping' que ha de articular Europa, y que por otro lado facilite a las grandes industrias españolas el acceso a una energía eléctrica más barata. Reivindicaciones que también ha hecho suyas el Gobierno vasco, descontento por la escasa implicación que a su juicio el español está demostrando en este caso.

En opinión de ELA, el problema de la ACB «hay que mirarlo desde la óptica de ArcelorMittal, que está echando la pelota en el tejado de Europa y los aranceles». A juicio de Joseba Villarreal, la multinacional «tiene margen de sobra» para mantener la actividad de la acería de Sestao porque «saca rentabilidad a otras muchas» que tiene repartida por el mundo.

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El ERE de Tubos Reunidos

La problemática de la ACB guarda cierta relación con la que está aquejando a otra de las más importantes industrias del territorio como es Tubos Reunidos. El hundimiento del barril de petróleo, beneficiosa en términos generales para economías importadoras de recursos energéticos como la vasca, repercute sin embargo en empresas cuya actividad está relacionada con esta materia prima. La empresa de Amurrio -líder español en el mercado de tubos sin soldadura- ha visto caer su actividad y sus ingresos por la disminución de nuevas inversiones en el sector del petróleo.

Tubos Reunidos -que cuenta con casi 1.800 trabajadores en plantilla y exporta alrededor del 85% de su producción- presentó en los nueve primeros meses de 2015 un Ebitda (resultado antes de impuestos, intereses y amortizaciones) positivo de 19 millones, aunque el resultado neto ofreció pérdidas de 8 millones. Por ello, la dirección de la empresa ha planteado un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) por falta de carga de trabajo, aunque sólo dos días antes había pedido a sus empleados que trabajaran 16 días más en este año.

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El día 24 presentó a los trabajadores de su filial Productos Tubulares -radicada en Trapagaran (Bizkaia)- un ajuste temporal que afectará a 398 de sus 430 operarios. La gran mayoría de ellos (323) trabajarían en semanas alternas, mientras que los 75 restantes lo harían diariamente, aunque con una jornada más reducida. El ERE implicaría un máximo del 50% de reducción de jornada y duraría un año.

Aernnova y el futuro de Berantevilla

La aeronáutica protagonizó una de las mayores polémicas empresariales el pasado otoño, cuando anunció su intención de llevar a cabo un despido colectivo en su planta de Berantevilla (Álava) que afectaría a entre 130 y 150 trabajadores. El preaviso originó una cascada de reacciones en contra encabezadas por el comité de empresa y el Gobierno vasco, furiosos porque, al tiempo que anunciaba el ERE en la factoría alavesa, Aernnova planeaba abrir otra en la localidad toledana de Illescas, donde se fabricaría la puerta de pasajeros del nuevo Airbus A-350. El Ejecutivo de Vitoria acusó incluso a la empresa de escenificar un «chantaje» encaminado a la obtención de más ayudas públicas.

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La presión ejercida desde el ámbito sindical y político ha hecho recular a la dirección de Aernnova, que se ha comprometido a no presentar ERES de extinción hasta 2020. A cambio, ha presentado un plan de bajas incentivadas y un plan de inversiones para la factoría de Berantevilla que supondría ligar el salario de los trabajadores con su productividad.

El comité de empresa de la planta alavesa de Aernnova considera que la propuesta de la dirección supone «destruir puestos de trabajo», y creen que las bajas incentivadas se llevarán a cabo a costa de la pérdida de condiciones laborales para los que se queden.

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Gamesa y la inquietud de sus proveedores

Gamesa no ha planteado ningún cierre temporal, ni mucho menos definitivo. Sus resultados mejoran año a año, y es una de las compañías del Ibex-35 que más se ha revalorizado en los últimos tiempos. Pero hay mucha expectación alrededor del proceso de fusión que la multinacional con sede en Zamudio prevé llevar a cabo con la división eólica de Siemens. Unas negociaciones que se hicieron públicas hace un mes, pero que en los últimos días parecen haber entrado en un periodo de hibernación.

Hay muchas cuestiones pendientes en este proceso, como el valor del negocio eólico de Siemens, cómo se canjearán las nuevas acciones que Gamesa tiene previsto emitir a través de una ampliación de capital, etc... Existe la certeza de que, de llevarse a cabo la operación, dará lugar al primer fabricante mundial del sector. Y también incertidumbres. En primer lugar, la del empleo. Ya se sabe que este tipo de grandes sinergias conllevan en muchos casos la «optimización de recursos». O dicho de otro modo, la reducción de plantilla.

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Por otro lado existe el temor entre los proveedores vascos de Gamesa que la fusión merme su cartera de pedidos por parte de la compañía que preside Ignacio Martín. Y es que Siemens, un gigante con una gran integración vertical de todo el negocio eólico, produce muchos de esos componentes que en la actualidad Gamesa contrata a terceros. El Gobierno vasco permanece, como tampoco podría ser de otra forma, a la expectativa de los acontecimientos, pero ve más ventajas que inconvenientes en la operación. Cree que, lejos de convertirse en un obstáculo, podría ser «una magnífica oportunidad» para nuevos proveedores que podrían engancharse al potente carro que conformaría la suma de Gamesa y la división eólica de Siemens.

Un nuevo escenario para Condesa

Una de las principales empresas de Álava, Condesa, lleva año y medio sumergida en una inquietante situación económica. Asfixiada por una deuda de casi 250 millones de euros, la suerte del que es el primer fabricante europeo de aceros soldados puede dar un sustancial después de que un pool de bancos -bautizado como Phoenix- se haya hecho cargo del 67% de su capital. El 33% restante quedará controlado por ArcelorMittal, que ejercerá de socio industrial.

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Una vez formalizada esta operación, que cuenta con el visto bueno de las autoridades europeas, los bancos y ArcelorMittal pasan a tomar control de la compañía para la «inmediata» puesta en marcha del plan estratégico de largo plazo, definido por ambos socios y que apuesta por el relanzamiento del Grupo.

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