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Trabajadores de la ACB de Sestao, el pasado lunes durante la manifestación en Bruselas para protestar por el posible reconocimiento de China como economía de mercado.
¿Por qué China es una amenaza para la ACB de Sestao?

¿Por qué China es una amenaza para la ACB de Sestao?

El reconocimiento del Gran Dragón como economía de mercado supondría la apertura sin cortapisas de las fronteras europeas a bienes chinos, como el acero, con un precio por debajo del coste de producción

Zigor Aldama

Viernes, 19 de febrero 2016, 17:57

«Como estaba previsto, el primer ministro Wen Jiabao urgió a los líderes europeos a que reconozcan a China como una economía de mercado durante su visita oficial de dos semanas a Europa». Si no fuese porque el primer ministro actual es Li Keqiang, ese arranque de una noticia publicada en el diario China Daily podría ser actual. Pero data de mayo de 2004 (http://www.chinadaily.com.cn/chinagate/2004-05/17/content_332338.htm). Ya hace 12 años, el diario oficial del Partido Comunista se preguntaba cómo es posible que China no sea considerada una economía de mercado por las potencias occidentales cuando forma parte de la Organización Mundial del Comercio (OMC) desde 2001. Sin duda parece una contradicción, pero nada ha cambiado hasta ahora por mucho que Pekín haya presionado para que así sea.

Pero, ¿por qué le interesa tanto al régimen chino colgarse esa etiqueta? La razón está en el acceso que da al mercado europeo. Sobre todo en el caso de bienes chinos cuyo precio se considera por debajo del costo de producción, una práctica conocida como 'dumping'. En el caso de los países no considerados economía de mercado, la Unión Europea no tiene en cuenta el precio que declara el exportador y, en su defecto, utiliza como referencia el de un tercer estado que sí lo es para calcular el precio 'normal'. En consecuencia aplica los aranceles que considere necesarios para que el producto importado de China no dañe la competitividad de otros países. Actualmente, de las 37 medidas de 'defensa del comercio' que impone la UE, 16 tienen como objetivo productos chinos.

Uno de ellos es el acero. Hasta ahora, la UE ha estado utilizando como referencia para China el acero de Estados Unidos, que, como criticó la semana pasada la agencia de noticias Xinhua (http://www.globaltimes.cn/content/963350.shtml), «es un país con costos laborales muy superiores en el que los productores que compiten con los homólogos chinos tienen una tendencia a inflar los precios declarados». La agencia oficial denunció también que este tratamiento 'antidumping' sólo beneficia a los proteccionistas y añadió que, en cualquier caso, de acuerdo con las provisiones acordadas en el protocolo de acceso de China a la OMC, ese tratamiento injusto será ilegal a partir del próximo 11 de diciembre.

«Carta blanca» al 'dumping'

Consciente de ello, la Comisión Europea ha abierto un período de consultas que en 10 semanas propondrá una solución al Parlamento Europeo, que debería garantizar a China el estatus que tanto desea. Eso le permitiría comparar los precios de sus productos no con los de un tercer país sino con los del propio mercado europeo, algo que le otorgaría una mayor ventaja competitiva y añadiría todavía mayor presión sobre productores locales como ACB. «Conceder el estatus de 'economía de mercado' a China sería como darle carta blanca para que haga 'dumping'», afirmó el lunes en Bruselas el portavoz de AEGIS, Milan Nitzschke, que organizó la manifestación en la que también participaron trabajadores vascos.

De hecho, incluso con las barreras arancelarias impuestas, la importación de acero chino se ha duplicado en los dos últimos años, un período en el que el precio del metal europeo ha caído un 40%. Y lo mismo sucede con otros productos polémicos del segundo socio comercial de la UE, desde bicicletas hasta buques. Ceder a las exigencias de China sería justo desde una perspectiva legal, teniendo en cuenta que la OMC dictó un período de adaptación de 15 años que concluye en 2016, pero supondría un duro golpe para las ya débiles manufacturas europeas.

En cualquier caso, independientemente de la etiqueta que se le acabe colgando y de las implicaciones que ello tenga, ¿es el gigante asiático una economía de mercado? La mayoría de los analistas coinciden en señalar que no. Rotundamente, no. Anne Marie Mineur, del diario holandés SP, también pone el acero como ejemplo (https://international.sp.nl/nieuws/2016/02/china-is-no-market-economy). «Esa industria en China está subvencionada y tiene un gigantesco exceso de capacidad. Si se le concede el estatus que exige, podrá descargar toda esa sobreproducción en Europa. No se puede considerar una economía de mercado a un país en el que las empresas estatales juegan un papel protagonista».

Es más, los empresarios occidentales afincados en China afirman que no se puede considerar economía de mercado a un país que añade constantemente trabas a la inversión extranjera, en el que muchos sectores están regidos por monopolios, y en el que el intervencionismo gubernamental es equiparable al de una economía planificada. Aunque ya no tenga el mismo significado que en tiempos de Mao Zedong, la hoz y el martillo sigue presidiendo las reuniones de los principales órganos legislativos y ejecutivos del país.

Masiva pérdida de empleos

De la misma opinión son Jan Gaspers y Mikko Huotari, analistas del Instituto Mercator, que expusieron sus razones en un artículo de EU Observer (https://euobserver.com/opinion/132222). «Cuando China accedió a la OMC en 2001, la previsión era que para 2016 su economía se regiría por los principios del mercado. Pero se ha demostrado que eso era una ilusión». Por ello, los dos analistas urgen a Bruselas a que no otorgue el nuevo estatus de forma proactiva. Y mencionan diferentes estudios que apuntan a las consecuencias que ello podría acarrear: «Las importaciones de productos chinos en sectores protegidos por medidas 'antidumping' crecerían entre un 17% y un 27%. Según cálculos de la propia Comisión Europea, eso podría provocar la pérdida del 79% de los 234.300 empleos que esos sectores crean en países como Italia, Alemania, España, Francia, Portugal, y Polonia».

Por todo ello, los expertos afirman que los líderes europeos «tienen que buscar un acuerdo que sea más favorable para Europa en la mesa de negociaciones». Pero, ¿qué opciones tiene en este momento la UE? Son tres: acceder a las exigencias de Pekín con las consecuencias señaladas, algo que ya han hecho 80 países, incluidos Australia, Rusia o Singapur; dejar a China con la denominación actual, algo que podría provocar una tormenta política y que es considerado ilegal por la OMC pero que también han hecho Estados Unidos y Canadá; o buscar un acuerdo como el que proponen Gaspers y Huotari para evitar un agrio enfrentamiento y mantener cierto grado de protección para sus empresas y trabajadores. Se aceptan apuestas.

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