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cristina vallejo
Viernes, 5 de febrero 2016, 16:58
Comienzo de año ha sido malo a nivel global y en la banca, especialmente. Tal es así que en el Eurostoxx 50, siete de los diez peores valores del año son bancos. Y dentro del Ibex-35, cinco de las diez compañías que más pierden ... son financieras. Además, el índice sectorial europeo retrocede un 20 por ciento en este 2016, mientras que el Stoxx Europe 600 pierde un 8,5 por ciento. Para Joaquín Maudos, investigador del IVIE, hay causas generales para el mal comportamiento de la banca europea: «El actual entorno de reducidos tipos de interés supone un lastre para los márgenes bancarios y por tanto para su rentabilidad. Y el problema es que con el anuncio del BCE de que seguirá instrumentando una política monetaria expansiva el tiempo necesario para situar su inflación en el entorno del 2 por ciento, las expectativas son que los tipos se mantengan muy bajos durante mucho tiempo, por lo que la rentabilidad seguirá siendo muy reducida. Esto hace que la ROE (rentabilidad sobre el capital) sea inferior al coste de captar capital, y esta situación no es viable a medio y largo plazo». Además, como continúa este experto, «el inversor pide una rentabilidad que la banca ahora mismo no es capaz de conseguir, por lo que es penalizada en bolsa».
Y ello coincide, además, con una presión regulatoria que cada vez es mayor. Y con dudas respecto a la recuperación económica global. Por si fuera poco con las dudas respecto al sector en su conjunto, nos hemos topado en las últimas semanas con varias malas noticias concretas respecto al sector financiero europeo. Como explica Santiago Carbó-Valverde, catedrático de Economía de la Banco University e investigador de Funcas, si bien algunos sectores como el español iniciaron su reestructuración antes y lo hicieron de forma muy intensa, otros no han reestructurado apenas, como el alemán, y ahora están comenzando ajustes muy significativos, que se están haciendo patentes en pérdidas tan abultadas como las de Deutsche Bank, mientras que el italiano no se ha saneado aún y acaba de crear un banco malo.
¿Rebote fugaz?
En este contexto general tan malo, con las cotizaciones sumamente deprimidas, las entidades españolas, prácticamente con la única excepción del Santander, despuntaron con fuerza tras presentar sus cuentas del conjunto del ejercicio 2015. ¿Es que batieron expectativas con sus números?¿Es que las previsiones estaban muy negativas?¿Es que el panorama no es tan negro como lo pintan? Para Nagore Díez, de Norbolsa, los resultados han demostrado que el castigo acumulado ha sido excesivo y que los ratios a los que cotizan están demasiado estresados. Pero reconoce que en las fuertes subidas registradas por Bankinter, Popular, CaixaBank y Sabadell el día que presentaron resultados también intervino un potente cierre de cortos.
Pero una cosa es que las cuentas hayan puesto de manifiesto que las acciones bancarias se habían quedado baratas y otra muy distinta que ahora sólo haya que esperar de ellas subidas y subidas. Según Díez, «los resultados no han sido nada espectaculares, sólo han cumplido. Quizás lo que ha sentado mejor es que las entidades hayan transmitido el mensaje de que están controlando la cuestión de la competencia, que se está racionalizando, lo que se traduce en unos márgenes menos presionados. Las previsiones de costes y rentabilidad son razonables». Así, en Norbolsa no tienen ningún banco con consejo de compra, aunque reconoce que tras las caídas alguno podría ofrecer un punto de entrada interesante.
Nuria Álvarez, de Renta 4, cree que en el rebote tras los resultados influyó que las cotizaciones vinieran muy castigadas. También, que los resultados estuvieran en línea con lo previsto y que de fondo, la evolución subyacente del margen de intereses haya ido mejor de lo esperado. «Veníamos de un deterioro continuo del margen de intereses y ahora se ha estabilizado», relata Álvarez. Además, en su opinión, el mercado se ha tomado bien las dotaciones extraordinarias que han realizado las entidades, lo que deja despejado el ejercicio 2016 en este asunto: la banca se habría preparado ya para un deterioro. Y, como Nagore Díez, Nuria Álvarez también invita a la prudencia: «La valoración de las cuentas ha sido positiva, pero también puntual, porque las cotizaciones vuelven a caer. No es una subida bursátil que esté aguantando».
Si bien parece que, en términos generales, la tendencia de los márgenes debería ser hacia la estabilización, también es cierto que ello exigirá mucho trabajo por parte de las entidades en cuanto a la gestión del coste del pasivo y los ingresos que proporcione el activo. A Álvarez los resultados que más le gustaron fueron los de Bankinter, porque saca partido a la diferenciación de su modelo de negocio, y los del Sabadell, por su evolución del margen de intereses con crecimientos trimestrales y sin tener en cuenta la aportación de TSB. Además, según Álvarez, esta entidad puede tener más potencial de mejora, debido a que tiene un coste del pasivo más elevado, a diferencia de Bankia, por ejemplo, que ya tiene un recorrido menor, puesto que lo tiene más ajustado.
Aunque esta entidad es la favorita de los expertos de Barclays debido a una combinación de retornos superiores a los de sus competidores, a su resistencia, a una situación más sólida de capital y a una mejora de las perspectivas de la calidad crediticia, lo que le permitirá incrementar el dividendo. ¿Qué ocurre con los grandes? ¿Por qué el Santander no tuvo al menos un día de tregua bursátil? Dice Álvarez que la provisión que realizó en Reino Unido fue acogida excesivamente mal. Además, el mercado sigue mostrándose muy escéptico con la situación de Brasil. A juicio de esta experta, Santander cotiza excesivamente barato. «Su situación no justifica que cotice a un ratio de 1 sobre valor en libros, pero tampoco a 0,60, como ahora», señala esta analista.
Para Díez, también pueden presionarle unos ratios justos de capital y las especulaciones respecto a la necesidad de nuevas ampliaciones, aunque añade que no debería preocupar. Prudencia, por tanto, aún, con la banca española. Como resume Joaquín Maudos: «Márgenes muy reducidos junto a un escaso negocio implica pocos beneficios». Porque, como apunta este experto, la banca española sufre un problema adicional al de la europea y es el mayor endeudamiento de la economía, lo que obliga a que continúe el desapalancamiento, lo que supone un menor negocio bancario.
¿Qué pasa en Italia?
Pero los problemas de la banca europea persisten. Aún colea la cuestión de la banca italiana. La creación del banco malo no ha ayudado a calmar a los inversores. Para Joaquín Maudos, «la experiencia demuestra que cuando hay sospechas de que un banco o sector bancario tienen problemas y se analiza a fondo, al final los problemas son mayores de los esperados. Eso pasó en España y me temo que está pasando en Italia. Con un volumen brutal de activos problemáticos en la banca italiana, es necesario un mayor saneamiento y capitalización, y eso es lo que descuenta el mercado». A ello, Carbó-Valverde añade: «Hay una falta de transparencia considerable. Se ha negociado un banco malo, pero lo más importante sería hacer un ejercicio de transparencia au- mentada, como hizo España para ver la verdadera magnitud del deterioro de activo.
Los activos irrecuperables en Italia pueden ser de una cuantía abrumadora». Además, como señala este experto en Italia también hay problemas institucionales y contractuales muy importantes que dificultan la recuperación de activos: los litigios por impagos hipotecarios se prolongan una media de quince años, según Carbó-Valverde. Al margen de que sea necesario realizar un ejercicio mayor de transparencia, ¿en qué consiste el banco malo quese ha puesto en marcha en Italia? Lo explica Tanguy Le Saout, de Pioneer: cada entidad financiera italiana construirá un vehículo al que transferirá los créditos morosos. Estos créditos se dividirán en dos tramos: senior y junior, se titulizarán y se venderán en el mercado. El Estado proveerá garantías al tramo senior si obtienen nota investment grade.
Le Saout espera que la transferencia de los créditos se realice a una valoración lo más cercana posible a precios de mercado, lo que implica que las provisiones deberán mantenerse elevadas en el futuro. «El esquema diseñado debería ayudar a mejorar la liquidez de los créditos morosos en el mercado italiano, pero el elevado volumen de activos problemáticos no parece que vaya a resolverse a corto plazo», afirma Le Saout.
La actuación temprana y rápida de países como Irlanda o España fue más útil para acelerar el reconocimiento de pérdidas en la banca y la eliminación de los créditos morosos de los balances. Pero, dado que las normas sobre las ayudas estatales son más exigentes, las opciones del Gobierno italiano eran menos. Con este proceso, los problemas que afrontan las entidades italianas se han hecho visibles para todo el mercado y es un tema que continuará presente en los próximos meses.
Para los expertos de Citi, Mediobancae Intesa San Paolo son los que sufrirán menos impacto, mientras que Banco Popolare y Banca Popolare de la Emilia Romagna son los más afectados. Además, estima que Banca Popolare y Unicredito parecen los más vulnerables en términos de capital. Este último es el valor más castigado del Eurostoxx 50.
¿Y Deutsche Bank?
La banca alemana, dice Carbó-Valverde, tiene problemas desde hace años. Pero a su favor ha contado con una economía más favorable, así como de un apoyo implícito del Estado. Pero añade que su estructura no va bien, ni la eficiencia y que ese mal funcionamiento se ha prolongado mucho tiempo. Esta situación ha terminado por estallar en Deutsche Bank, que perdió la friolera de 6.794 millones de euros en 2015, frente al beneficio de 1.663 millones de 2014. Se trataba de sus primeros números rojos desde 2008. Los ajustes en el valor de los activos, provisiones para hacer frente a litigios, así como los costes ligados a indemnizaciones y su propia reestructuración están detrás de esas abultadas pérdidas.
Según los analistas de Citi, es posible que tenga que realizar más dotaciones para cubrir riesgos judiciales (otros 3.600 millones en 2016), lo que le llevaría a necesitar una ampliación de capital. Con todo y con esto, los analistas de Citi le ven con potencial hasta los 20 euros desde los actuales 16. Los de Nomura elevan este precio objetivo hasta los 32 euros. A su juicio, su cotización actual, de 0,41 veces valor en libros, es más baja que la que tenía en 2009, en plena crisis financiera, y que exagera el riesgo dilutivo. Aunque creen que, como catalizador, será necesario ver cómo el banco mejora sus ratios de capital de manera orgánica.
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